Madrid tiene un Centro de Investigación Gastronómica. Muy poca gente lo sabe. Es un organismo público cuyo objetivo, según se explica en su página web, es “poner la investigación y la innovación al servicio del sector agroalimentario madrileño para promoverlo y para canalizar su impacto sobre otros, como el turismo y el empleo”. Fue inaugurado en noviembre de 2018 y depende del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) de la Comunidad de Madrid, aunque para la oposición tiene visos de convertirse en todo un chiringuito sin apenas funciones y demasiados gastos.

Alejandro Sánchez, diputado de Equo en el grupo parlamentario Más Madrid, argumenta esta crítica en los costes que tiene. Solo el alquiler de sus instalaciones (780 metros cuadrados) supone para las arcas públicas 525.478 euros al año, o lo que es lo mismo, 43.700 euros mensuales. El Imidra decidió que este centro tuviera su sede en una de las zonas privilegiadas de la capital, en la calle Goya muy cerca de la plaza de Colón. El Imidra alquiló un espacio para albergar este centro dentro de Platea Madrid, un antiguo cine convertido en mercado que se define como el “espacio de ocio gastronómico más grande de Europa”.

Analizando fríamente las cifras, solo el coste del alquiler de estas instalaciones es más alto que el presupuesto total del Centro de Investigación Gastronómica. En 2021 la Comunidad de Madrid invirtió en él 436.882 euros, partida que subió levemente en 2022 hasta los 441.000 euros. Es decir, se destina más dinero al alquiler de la sede que a pagar sueldos y financiar proyectos.

Actualmente, el centro está llevando a cabo solo tres proyectos de investigación. El primero se llama ‘Innovación’ y versa sobre la “investigación en gastronomía circular como base de innovación para la sostenibilidad alimentaria y promoción”. El segundo se denomina ‘pansaludable’ y analiza la influencia de la fermentación en la calidad del pan. Y el tercero ha sido bautizado como ‘vermusalud’ y consiste en la “elaboración de vermuts innovadores con productos 100% de Madrid”. La plantilla está formada por once personas: un responsable, ocho investigadores y dos auxiliares de control.

Para la Comunidad de Madrid que preside Isabel Díaz Ayuso el balance de las actividades de este centro, después de más de cuatro años en funcionamiento, “es razonablemente positivo”. Según el Gobierno regional solo en 2022 se realizaron dieciocho actos promocionales con empresas agroalimentarias, siete eventos calificados como concursos o eventos gastronómicos, diecisiete jornadas científico-gastronómicas, trece reuniones de tipo técnico, tres firmas de convenios para la promoción agroalimentaria, veintiuna actividades divulgativas y nueve acciones formativas.

Más Madrid lamenta que no se pueda conocer en profundidad qué es lo que realmente hace este organismo porque no hay “ni una miserable memoria sobre las actividades del CIG”. Desde la viceconsejería de Medio Ambiente y Agricultura señalan que en estos cuatro años la actividad investigadora del centro ha permitido desarrollar seis proyectos, de los que tres (los antes mencionados) están actualmente en vigor. Las instalaciones alquiladas se dividen en un laboratorio de química culinaria, una parte de exposición, una zona donde se hacen catas y una cocina para “hacer muestras, ‘cooking’ o prácticas incluso formativas”.

Para el diputado Alejandro Sánchez lo más sangrante es el “alquiler carísimo que se paga por tener el centro en Platea Madrid teniendo en cuenta la cantidad de inmuebles de los que dispone el Imidra”. Desde Más Madrid también señalan que al actividad del centro no es realmente muy alta. De los 61 proyectos de investigación que en estos momentos tiene en marcha el Imidra, solo tres están siendo llevados a cabo por el Centro de Investigación Gastronómica. Un bagaje muy escaso teniendo en cuenta que desde que se puso en marcha la Comunidad de Madrid ha destinado 2,5 millones a este centro.

“Los objetivos genéricos de este centro ya lo son del Imidra y se pueden desarrollar sin la necesidad de hacer un dispendio de millones de euros en un alquiler en la plaza de Colón, en el local más caro posible de toda la ciudad de Madrid”, señala Sánchez, que sospecha que el centro está “sirviendo como sitio de colocación de personas de la confianza del señor Sergio López, gerente del Imidra, para colocar como investigadores a gente que no tiene la cualificación necesaria para ello”.

Sergio López, que según su currículo oficial es “estudiante de derecho” y trabajó en Mapfre, fue nombrado director-gerente del Imidra en septiembre de 2019 por Ayuso. López había sido portavoz del PP en el Ayuntamiento de Fuenlabrada durante seis años en un municipio gobernado por la izquierda. El Centro de Investigación Gastronómica ya fue noticia en abril de 2022 cuando Vozpopuli publicó que Sergio López había contratado a la que fuera su jefa de prensa en Fuenlabrada como investigadora del centro gastronómico. Según una petición de información contestada por la Comunidad la función de esta periodista es “ejecutar las labores de comunicación de proyectos”, “realizar junto al área científica las tareas de divulgación de dichos proyectos” y “participar directamente en la gestión de sinergias y eventos”.