Esta semana, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, respondía a ElPlural.com después de que este periódico calificara de fake el hospital enfermera Isabel Zendal con motivo de la enésima vida que la región ha intentado darle al centro sanitario que iba a “sorprender al mundo”: un enclave de día para atender a pacientes enfermos de ELA.

“Leí en un medio de comunicación acerca del hospital Zendal cuando lo llamó hospital fake porque, ¿cómo puede ser fake algo que lleva 151 pacientes de ELA atendidos?”, preguntaba la política del PP, que se refirió a “centenares de familias que están viviendo la situación más dura que uno puede imaginar a manos de una de las enfermedades más crueles que existen” y “centenares de enfermos que acuden cada día a buscar algo más, además de esa lucha tan digna por la vida, hacerlo con alivio y con cariño”.

La máxima responsable de la administración Sol se refirió también al personal que atiende a estas personas: “La mayoría de ellos son enfermeros que tampoco son fake, sino que están ahí, son verdad, realidad (…) Y por eso pienso que no se puede hablar con esa ligereza sobre algo como esto”. Y concluía con datos que después reposteaba el partido: 151 pacientes de ELA atendidos, 10.000 enfermos de Covid, 1.000 de ictus, centro de vacunación en pandemia, atención a ucranianos que huían de la guerra o referencia mundial -textualmente- en tratamiento de daño cerebral y medular en niños y adultos.

Más datos para desmentir el éxito del Zendal que vidas ha tenido

Vaya por delante que este medio de comunicación nunca ha querido faltar el respeto a las personas que sufren de ELA, ni tampoco a sus familiares ni a los profesionales que trabajan con ellos; simplemente ha tratado de tumbar la utilización política llevada a cabo por la derecha para intentar justificar un proyecto faraónico que ha sido mil y una cosas, pero -spoiler- nunca un hospital.

Desde que en 2020 la presidenta de Madrid inaugurara el Zendal, éste ha sido hospital de pandemia, centro de vacunación, almacén logístico para la ayuda a los refugiados ucranianos o unidad del SUMA 112. La presidenta podrá vender que fue un éxito, pero, en la práctica, ni siquiera cumplió con el objetivo para el que se levantó durante el Covid. “Los pacientes que allí se atendían eran todos leves. Ese trabajo para aliviar un poco a los hospitales ya se hacía en IFEMA. El Zendal no aportó nada, ni salvó ninguna vida porque cuando una persona se ponía crítica se derivaba a un hospital de verdad”, evidencia Carlos Moreno, portavoz del PSOE de Madrid (PSOE-M) en materia de Sanidad.

El modus operandi actual, con las personas enfermas de ELA, no dista mucho de aquel. Ayuso asegura que el centro ha tratado a 151 personas, pero permite el beneficio de la duda, y es que prohíbe a la oposición acceder a él para comprobar la verosimilitud de sus palabras. “Comprobar esto es uno de los motivos por los que queremos ir, pero no nos dejan”, recuerda Moreno, quien ha pedido en pleno y comisión de investigación de manera formal al Ejecutivo hacer una visita al Zendal en general, pero especialmente al centro diurno que atiende una enfermedad que afecta a unas 600 personas en Madrid.

El portavoz socialista, cardiólogo de profesión, asevera que se trata de un centro “exclusivamente de día” en el que “nadie pernocta”, por lo que basta que en él actualmente se encuentren operando 20 o 30 personas, de las cuales su amplia mayoría son personal de enfermería a excepción de un par de médicos a lo sumo que hacen las labores de supervisión.

“Es interesante para pacientes muy delicados”, reconoce, pero deja claro que “se podría haber instalado en cualquier unidad de ELA”. De hecho, incide en que hay al menos cinco hospitales en los que estos pacientes estarían mejor atendidos y más cerca de sus hogares. “Se hace aquí para intentar dotar a la infraestructura de un uso sanitario”, tiene claro.

Con todo, lo más grave del hospital Enfermera Isabel Zendal es lo relativo al coste de oportunidad o, lo que es lo mismo, el esfuerzo -también económico- que se ha dejado de prestar a la sanidad pública madrileña a todos los niveles -de personal, infraestructuras o para reducir las listas de espera- por quedarse en los aledaños de Valdebebas.

En este sentido, hay que recordar que este lugar costó 150 millones de euros, una cifra que asciende hasta los 300 millones si se tiene en cuenta los sobrecostes. La pregunta del millón es cuánto sigue costando a la ciudadanía madrileña que mantenga abiertas sus puertas. Nadie lo sabe porque -sorpresa-, el equipo de la presidenta tampoco lo facilita.

Sea como fuere, el Zendal atendió a 429 pacientes en 2023 (hubo una época en la que atendía una media de uno al día). Hablamos además del único hospital de la Comunidad de Madrid que no dispone de presupuesto propio, sino que se incluye dentro del de La Paz. Todo a la vez que se han mantenido contratos por la vía de urgencia aun cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio por superada la pandemia. Uno de los ejemplos más escandalosos de esta práctica tiene como protagonista a Ariete Seguridad -que experimentó hasta seis prórrogas para prestar servicios de seguridad aquí-, una empresa cuya administradora única es Silvia Cruz, exconcejal del PP en Alcorcón.

El dinero, sin duda, se podría haber destinado a una sanidad pública que agoniza. Contratar a un médico cuesta unos 60.000 euros al año; el Zendal 150 millones como mínimo. Un centro de salud puede costar cinco millones de euros; el Zendal 150 millones como mínimo. En Madrid un centro de salud tarda hasta 20 años en levantarse; el Zendal fue cuestión de meses. Y así, suma y sigue. “Hay que cambiar de prioridades”, considera nuestra fuente.

Pero los puntos por los que el centro de pandemia no puede considerarse un hospital son muchos y muy variados: no tiene quirófanos, UCI, camas vacías, ha sufrido el cierre de pabellones o, en contra de lo que en su día defendió Ayuso, más de una decena de hospitales madrileños disfrutaban de mayor capacidad.

Por concluir, el enclave no tiene ni luz natural. En este sentido, se extienden las sospechas de que la Autonomía ha tratado de reformar la ley que rigen los estándares arquitectónicos para poder definirse como hospital. "Alfonso Serrano -secretario general del PP de Madrid- siempre habla desde fuera porque dentro no hay nada", solventa el diputado socialista que habla para las presentes líneas. Con todos estos datos encima de la mesa, quizá hablar de hospital fake resulte hasta benévolo.

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