La ola de calor que azota a la totalidad de España está causando estragos en la capital, donde muchos madrileños buscan el refugio de un árbol para evitar el castigo del sol y se acercan a los parques en busca del aminoramiento de la sensación térmica que propicia la vegetación. Sin embargo, en algunas ocasiones se encuentran estos espacios públicos clausurados y se ven obligados a dar media vuelta, situación que todos los veranos genera debate en Madrid por lo incomprensible que resulta para la ciudadanía.

No obstante, esta medida drástica no se toma a la ligera, sino que está contemplada en un protocolo con pocos años de vida, pero que mucho ya consideran obsoletos. "Se cierra el 1% del parque y durante ese 1% se caen el 80% de las ramas y árboles. Por lo tanto, creo que este dato lo que acredita es que el protocolo es eficaz y que permite garantizar la seguridad de los visitantes", justifica el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante.

Los propios expertos no se ponen de acuerdo y el Consistorio de José Luis Martínez Almeida se resiste a cambiar el protocolo, aunque se abre a modificarlo. Los parques afectados son los nueve históricos (El Retiro, El Capricho, Jardines de Sabatini, la Rosaleda del Parque del Oeste, Juan Carlos I, Juan Pablo II, Quinta de Fuente del Berro, Quinta de los Molinos y Quinta Torre Arias) y desde la oposición apuntan que no tiene sentido aplicar los mismos parámetros para todos ellos, dado que cuentan con características muy diversas.

Carabante ha reconocido que la individualización de las mediciones y los análisis de riesgos podría ser un bueno abordaje para evitar los cierres totales y generalizados, pero esto no se producirá de cara a este verano, durante el que se cumplirá el protocolo de parques porque permite "hacer compatible la utilización" de estos espacios "con las máximas garantías de seguridad", ha apuntado. Asimismo, ha defendido los cierres producidos este domingo, apuntando a las “altas temperaturas y velocidad del viento”, contempladas en el protocolo.

Además, aunque las críticas son públicas y reiteradas, Carabante ha asegurado que los grupos políticos de la oposición no han planteado ninguna modificación al protocolo de parques en "varias reuniones" que han mantenido. "Yo creo que todos estamos centrados en garantizar la seguridad", ha expresado. Ahora, en plena polémica coincidente con los toldos instalados en Sol, el Ayuntamiento busca aclarar el protocolo a la población molesta con la clausura de los parques y se abre a estudiar modificaciones de cara a invierno.

¿Cómo funciona el protocolo?

El plan cuenta con una serie de colores que, como sucede con otros mapas meteorológicos, evalúa los diferentes riesgos y establece la respuesta. En los casos de calor extremo, el efecto manguera por el que los árboles no pueden transportar agua hacia las partes más elevadas (ramas) es el principal responsable del riesgo. Existen cuatro niveles (verde, amarillo, naranja y rojo) y se basan en las previsiones facilitadas por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

“Estas predicciones las elabora diariamente el personal experto en meteorología de la AEMET que analiza específicamente la situación en El Retiro y envía un boletín al Ayuntamiento de Madrid la jornada anterior a las 17:00 horas. Dicho informe está dividido en tramos de tres horas y contempla las rachas máximas de viento, la temperatura, el agua disponible en el suelo y la presencia de tormentas”, explica el Ayuntamiento en su propia web. “El parque tiene una superficie de 120 hectáreas y muchos de sus árboles son de grandes dimensiones y de avanzada edad, por lo que pueden sufrir daños o fracturas en ramas y troncos”, añaden.

Para que se produzca el cierre de la totalidad del parque y se proceda a prohibir su entrada se debe alcanzar el nivel más alto, el rojo. Este se determina por rachas de viento iguales o superiores a 65 km/h con temperaturas máximas inferiores a 35 grados y un porcentaje de agua disponible en el suelo por debajo del 75%; o bien por rachas de viento iguales o superiores a 55 km/h a las que se suman temperaturas máximas superiores a 35 grados o agua disponible en el suelo por encima del 75%. En invierno puede establecerse también cuando en 24 horas la acumulación de nieve es igual o superior a 20 centímetros.

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