En la primera sesión del juicio al que se somete el que fue mando máximo de los Mossos d’Esquadra, el ahora ex-mayor Josep Lluís Trapero, fue contundente en el momento de calificar la declaración unilateral de independencia. Dijo ante la Audiencia Nacional que la DUI fue “una barbaridad”. Era de esperar que Trapero dijera ante la instancia judicial que ahora le juzga lo mismo que dijo ante el Tribunal Supremo, entonces como testigo y por tanto con el deber de decir la verdad, en el juicio contra algunos de los principales dirigentes políticos y sociales secesionistas. Lo hizo y fue incluso más lejos en las dos primeras sesiones, en un muy extenso y todavía más duro, denso e intenso interrogatorio a cargo del teniente fiscal Miguel Ángel Carballo.

Trapero se mostró firme, sereno y muy convincente en sus respuestas. Dejó claro que en todo momento tanto él como los agentes a sus órdenes actuaron, en la medida de lo posible y con todos los medios disponibles, como agentes de la policía judicial y en coordinación con la Policía Judicial y la Guardia Civil. No tuvo reparo alguno en criticar y condenar las injerencias políticas a las que tuvo que hacer frente, en concreto de los entonces presidente, vicepresidente y consejero de Interior de la Generalitat, Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Joaquim Forn, y también de quien entonces presidía la autoproclamada Assemblea Nacional Catalana, Jordi Sánchez. Tampoco silenció o amainó sus críticas al teniente general de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, que actuó como coordinador de todos los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado con motivo de la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, convocado por el Gobierno de la Generalitat.

El fiscal Carballo fue persistente, insistente y en no pocas ocasiones insidioso en un interrogatorio implacable, de hasta cerca de diez horas en sus sesiones. No obstante, lanzó todos sus disparos con pólvora mojada. Porque la fiscalía de la Audiencia Nacional sigue acusando al ex-mayor Josep Lluís Trapero nada más y nada menos que de un delito de rebelión, mientras tanto la fiscalía como los magistrados que le juzgan -como cualquier otro ciudadano mínimamente informado- saben que ninguno de los dirigentes políticos y sociales independentistas juzgados por el Tribunal Supremo fue condenado por este delito sino, a lo sumo, por el de sedición.

El mismo fiscal Carballo ya advirtió sobre este detalle, es de suponer que banal o apenas importante desde su modo de entender, aunque se vio obligado incluso a reconocer que “en el momento procesal oportuno se calibrará”. El fiscal Carballo obvió un detalle sustancial: si el ex-mayor Trapero es juzgado estos días por la Audiencia Nacional es única y exclusivamente porque está acusado de rebelión. Porque si Trapero estuviese acusado de sedición debería ser juzgado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Barbaridad” fue el calificativo contundente con el que Josep-Lluís Trapero calificó y definió a la tan traída y llevada DUI, la tan tristemente célebre declaración unilateral de independencia. ¿No es también otra barbaridad, esta no política sino jurídica, que Trapero sea acusado ahora por un delito como el de rebelión, que el Tribunal Supremo rebajó al de sedición en la causa instruida contra los principales responsables políticos y sociales del “procés”? Claro está que entonces la fiscalía, al igual que la acusación popular ejercida por Vox, se empecinó en mantener incluso en sus conclusiones finales su acusación de rebelión, una acusación que fue desoída por el tribunal, que en cambio hizo suya la tesis de la Abogacía del Estado, que defendió la condena por sedición.  La Fiscalía debería recordar que entre sus obligaciones y deberes, establecidos en el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal, está actuar siempre bajo los principios de “imparcialidad” y “proporcionalidad”.

Finalizado ya el poco menos que interminable interrogatorio del teniente fiscal Miguel Ángel Carballo al principal acusado en este juicio, el ex-mayor Josep Lluís Trapero, será muy interesante conocer las respuestas que éste dé a las preguntas que le formule su defensora, Olga Tubau. También será muy interesante e instructivo seguir las declaraciones de los otros tres acusados: Teresa Laplana,  intendente de los Mossos d’Esquadra, y Pere Soler y César Puig, que fueron dos destacados cargos políticos de la policía autonómica, el primero como director general de la Policía y el segundo como secretario general del Departamento de Interior de la Generalitat. Asimismo será interesante e instructivo conocer los testimonios aportados por todos los testigos solicitados por las partes. Esperemos que al final no haya ninguna nueva barbaridad.