Hace tan solo unos meses era uno de esos colectivos a los que miles de personas salían a aplaudir desde sus balcones porque, en los momentos más duros de la pandemia, durante el confinamiento, los farmacéuticos, al igual que otros colectivos profesionales, continuaron al pie del cañón con sus establecimientos abiertos. Tenían que estarlo porque su función, desde una perspectiva privada, fue más social que nunca. Y esto en el caso de las boticas, porque también podrían mencionarse a los que desarrollan sus tareas en centros hospitalarios o en la industria farmacéutica.

España ha dado -y lo sigue haciendo- importantes nombres en este campo, reconocidos a nivel internacional a lo largo de los últimos años. La mayoría de los profesionales del sector que trabajan en Galicia salen de una Facultad: la de Farmacia de la Universidad de Santiago de Compostela.

Lo que muchos no saben es que, desde hace más de seis años, en realidad, los futuros graduados y quienes les forman no tienen facultad, puesto que sus instalaciones permanecen cerradas sin que se hayan aportado soluciones reales, al margen de buenas palabras y compromisos incumplidos.

Desde 2007 se conocen los problemas derivados de un vertido de hidrocarburos que ha contaminado la zona, a lo que se han unido problemas estructurales de la edificación. Al cabo del tiempo -hace seis años- la dirección de la propia USC decidió su cierre. Desde entonces, estudiantes y docentes vagan por los edificios de otros grados hasta el punto de que muchos de los que finalizan la carrera en los últimos años pueden decir que estudiaron Farmacia en Santiago de Compostela, pero sin pasar un solo día de su formación en 'su' Facultad. Eso sí, se conocen al dedillo las de Económicas o Derecho y otras carreras por donde han sido repartidos los alumnos.

Ya en febrero de 2019 salieron a la calle para reclamar soluciones. A raíz de estas protestas, completadas con recogidas de firmas, un mes después desde el rectorado se anunciaron soluciones.

Han transcurrido más de dos años y medio y hoy han vuelto a protestar por el centro de la capital compostelana.

Por el casco histórico de la capital

La imagen que ofrecieron ha sido más que curiosa. Ataviados con sus batas blancas pedían trabajar -los profesores- y estudiar -los universitarios- de forma digna, en unas instalaciones propias de este siglo y de una institución académica de la solera, historia y prestigio como la Universidad de Santiago.

La marcha, a la que sumaron varias decenas de docentes y alumnos, transcurrió con normalidad bajo lemas como “Farmacia quere una Facultade” o con referencias al presidente de la Xunta de Galicia gritando “Feijóo, escoita Farmacia está de loita”. Tampoco faltaron las alusiones a la primera universidad privada que habrá en la región para cuyo visto bueno el Partido Popular se apoyó en su mayoría absoluta, con el voto en contra de toda la oposición y de la comunidad educativa.

Momento en el que el recto de la USC ofrecía explicaciones a los manifestantes (Foto: T.L.).

Cabe recordar que este centro será gestionado por la fundación de Abanca, la otrora entidad pública rescatada con miles de millones de dinero público y que tras su saneamiento fue vendida por poco más de una décima parte del rescate al grupo venezolano que ahora tiene el control sobre la misma. En este sentido, durante la protesta se pudo ver alguna pancarta indicando que “hai cartos para Abanco pero non para Farmacia? (¿hay dinero para Abanca pero no para Farmacia?)”.

Uno de los momentos más llamativos de la marcha se produjo cuando el rector de la Universidad de Santiago de Compostela, Antonio López, megáfono en ristre, explicó que hay voluntad por su parte para cambiar las cosas. Eso sí, también dejó claro que "esto no se soluciona de un mes para otro, ni de un año para otro, pero queremos que las cosas se empiecen a ver inmediatamente”.

Asimismo, informó de que su intención pasa por “buscar una solución a la necesidad real y en eso estamos”, mostrándose al lado de los afectados a quienes agradeció que "vengáis aquí porque entendemos que esto (la protesta) no va contra nosotros”, y que se “visibilice el problema” es importante.

Según añadió, el compromiso es una acción “prioritaria número uno” en el marco del proyecto de infraestructuras de la USC.

Al final, la marcha concluyó con la misma tranquilidad con la que comenzó, del mismo modo que finalizó con similar incertidumbre y pocas soluciones reales en el bolsillo por parte de los convocantes.

Desde la dirección de la Universidad compostelana no se atreven a dar fechas y echan el balón en el tejado de la Xunta de Galicia. Mientras, estudiantes y profesores seguirán formando y formándose en Farmacia en aulas de otras Facultades que no son la suya.