El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, gobierna en la ciudad castellanoleonesa desde junio de 2015. Tras dos prolíferos mandatos en los que ha impulsado diversas medidas para promover el desarrollo económico y social de la ciudad, se presenta de nuevo a la reelección como candidato del Partido Socialista en los próximos comicios.

Puente ha trabajado en la mejora de la infraestructura y el transporte público en Valladolid, apostando por la movilidad sostenible y la creación de espacios peatonales. También ha impulsado proyectos culturales y deportivos para fomentar la vida cultural y el turismo en la ciudad.

Además, se ha centrado en mejorar los servicios públicos, como la educación y la atención social, y ha promovido políticas de igualdad de género y diversidad. También ha destacado por su compromiso en la lucha contra el cambio climático y la promoción de la energía renovable.

En el ámbito político, Puente ha sido una figura destacada dentro del PSOE, quienes le han ofrecido en diferentes ocasiones, dar el paso a la política nacional. En el ámbito personal, el socialista es conocido por ser un apasionado de la música de la talentosa artista estadounidense Taylor Swift.

En este contexto, ElPlural.com ha entrevistado al candidato socialista antes de las elecciones municipales y autonómicas que se celebran el próximo domingo 28 de mayo:

Pregunta: ¿Cómo afronta presentarse de nuevo a alcalde tras ocho años de intensa actividad?

Respuesta: Con mucha ilusión, todavía la conservo, afortunadamente, y con mucho compromiso. Me comprometí con la ciudad de Valladolid a estar tres mandatos -luego ya veríamos- y voy a por el tercero.

Con muchas ganas también de rematar algunos proyectos y de seguir lanzando a Valladolid, que es muy importante. Se ha visto un salto cualitativo muy grande que ha dado la ciudad en estos años.

P: Es un político raro, en el sentido de que es sabido por todos que ha recibido ofertas para dar el salto a la política nacional, pero en cambio ha preferido quedarse en su ciudad y no dar ese paso. ¿A qué se ha debido?

R: Desde mi punto de vista, ese es un salto hacia atrás, porque ser alcalde de Valladolid es lo máximo que puede querer uno en política cuando es nacido en Valladolid y es hijo de una vallisoletana. Para mí lo máximo es ser alcalde de mi pueblo, no lo otro, que es un lío… todo el día en el coche oficial de un lado para otro.

Además, en España, si formas parte de la política nacional tardas mucho en ver tus propuestas hechas realidad. Por ejemplo, si eres ministro de Fomento y piensas una carretera, probablemente la inauguren tres ministros después de ti. Sin embargo, yo pienso en una cosa y en seis meses casi la tengo en marcha. Y eso para mí es la política con mayúsculas. Yo estoy donde quiero estar. No, creo que haya nunca renunciado a una mejora, sino que estoy donde mejor me siento.

P: Se presenta para otro mandato, si obtiene la confianza de sus vecinos para ser alcalde de nuevo, ¿habrá cumplido su objetivo de culminar con el tercer mandato?

R: Sí, yo tengo ese compromiso, lo que no garantizo es seguir más allá de 2027. Siempre lo he dicho, soy una persona muy previsible y, aunque tampoco es momento de hablar de 2027 porque estamos en 2023, soy capaz de comprometerme hasta dentro de cuatro años, luego ya veré. Ya que es un puesto muy exigente y también la vida te pide otras cosas.

P: Hablaba de la transformación que ha sufrido en estos ocho años Valladolid, que recientemente ha sido elegida para acoger la próxima edición de los Premios Goya. ¿Esta transformación quizás ha situado a la ciudad en uno de los punto de mira de la derecha mediática y política que ha ido a degüello contra usted?

R: Valladolid es, evidentemente, una plaza muy golosa para la derecha. No en vano veníamos de cinco mayorías absolutas consecutivas del Partido Popular en Valladolid, y eso les ha escocido. Pero también mi perfil es bastante provocativo en algunos casos y eso hace que la derecha me elija como un blanco de las iras y de los odios.

Al final en las ciudades a los alcaldes no se les ve solo como un político vinculado a un partido, sino como una figura más transversal, por eso pienso que en Valladolid eso no ha calado, aunque puede que a nivel nacional no se perciba así, pero en Valladolid no.

P: ¿Cree que va a tener un buen resultado el Partido Socialista en las próximas elecciones municipales? ¿Se atreve a pronosticar algún resultado?

R: En general, yo creo que sí. El Partido Socialista siempre se comporta bien en unas elecciones municipales porque es un partido con una organización muy extensa, con muchos alcaldes, alcaldesas, concejales y con mucha estructura en el territorio. Eso es lo que se vota en las elecciones municipales: los proyectos locales. Por eso creo que al partido le va a ir bien y espero que en Valladolid le vaya particularmente bien.

P: Esas buenas expectativas, fuera de Castilla y León y de Valladolid confunden un poco teniendo en cuenta el Gobierno de Partido Popular y Vox en Castilla y León.

R: Es una cosa un poco paradójica. Porque ahora mismo de los 20 municipios de más de 20.000 habitantes en Castilla y León, 12 los gobierna el PSOE. También Castilla y León es un territorio muy extenso, con un ámbito rural muy importante, donde más claramente está concentrado el voto de la derecha. Además, muchas veces el proyecto local y el proyecto autonómico no son exactamente coincidentes, por lo que al final la gente a veces opta por el proyecto local y no lo hace por el autonómico, o viceversa.

Pero estamos ya viviendo lo que es, para mí, el último mandato de la derecha en Castilla y León en algún tiempo. Lo que están haciendo es tan negativo que probablemente en las próximas elecciones se verá un cambio en Castilla y León, ya toca.

P: ¿No teme que la política del Gobierno de Castilla y León tan regresiva, tan derechas, aunque cuente con ciudades modernas como es la propia Valladolid, acabe creando una crisis reputacional a toda la comunidad y afectando a la buena imagen de las ciudades?

R: Creo que a nadie en Castilla y León le gusta estar en los programas de humor todos los días. En este momento uno pone El Intermedio y sale día sí, día también, nuestro vicepresidente. Eso no creo que le guste ni a los que han votado a Vox de buena fe. Esto a la imagen de Castilla y León le está perjudicando enormemente.

En el caso concreto de Valladolid, nosotros hemos creado nuestra propia marca y cuando la ciudadanía española piensa en Castilla y León, la ve de una manera, pero eso no necesariamente contagia a otras sociedades como Valladolid. Que se ha labrado una reputación de ciudad abierta, moderna y vanguardista, y que está trabajando por demostrar que es una ciudad con tradiciones, con una historia muy importante dentro de España, pero que a su vez ha sabido también modernizarse, adaptarse al siglo XXI y que está en el camino de ser una referencia de vanguardia.

Pues somos una de las siete ciudades españolas objetivo 2030 que ha elegido la Unión Europea, estamos desarrollando políticas de movilidad muy vanguardista, de sostenibilidad y de economía circular, por lo que somos un referente de modernidad. Evidentemente me gustaría que Castilla y León siguiera esa misma línea.