El termómetro de la política registra máximas en la Comunidad Valenciana. Más de 365 días después de la DANA que azotó la provincia de Valencia, el horizonte del jefe del Consell, Carlos Mazón, y de la periodista que lo acompañaba en la comida en El Ventorro el día de la tragedia, Maribel Vilaplana, es más incierto que nunca. Mientras que para Mazón comienzan a sonar las cornetas de la dimisión desde el funeral de Estado del miércoles, en el que fue abucheado e insultado por los presentes y se le vio profundamente descompuesto, Vilaplana declara este lunes 3 de noviembre en el juicio abierto en los Juzgados de Catarroja para esclarecer algunas aristas de aquella tarde que aún siguen siendo incógnitas. En cuanto al dirigente 'popular', fuentes del PPCV han informado, de hecho, que ha mantenido conversaciones con el líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, durante este fin de semana, y que informará en comparecencia pública este lunes.
El cerco se va estrechando sobre los dos, político y periodista, después de que el propio Mazón reconociese que se había tomado unos días para reflexionar sobre todo lo que tiene encima y de que Levante-EMV publicara que Vilaplana le enseñó al presidente de la Generalitat un vídeo de las inundaciones de Utiel a las 17:40 de la tarde. Según adelantaba este sábado el diario El Mundo y confirmó ElPlural.com, el presidente de la Generalitat baraja entre sus posibilidades presentar la dimisión en el corto plazo. La duda se posa ahora sobre si dicha renuncia, de terminar materializándose, vendrá acompañada de un adelanto electoral, algo poco probable a vista de la buena salud de la que goza Vox en detrimento del PP, o si en su lugar se producirá la investidura de su mano derecha, Juanfran Pérez Llorca, que generaría consenso entre los socios de la ultraderecha y abriría una etapa de transición hasta las próximas elecciones.
Pisando el acelerador
El funeral del miércoles fue un momento clave. No solo para Mazón en clave personal y valenciana, sino para el Partido Popular en su conjunto. Tanto el president como Génova compartían una hoja de ruta clara, especialmente después de que el primero atase su futuro político a la reconstrucción de la provincia tras la DANA. No obstante, pasado un año desde lo ocurrido y con el desgaste en niveles casi incontenibles, Mazón parece estar más que amortizado para la dirección nacional, pero sigue en el aire lo que ocurrirá cuando el PP despeje la ecuación: el después.
Desde la atalaya de Génova no se veía con malos ojos la continuidad del jefe del Consell, habida cuenta de que su dimisión forzosa podría desviar el foco mediático de donde lo quiere el PP, esto es, sobre el presidente del Gobierno y la situación de su entorno. Sin embargo, el homenaje a las víctimas de la DANA lo cambió todo. El sentir de la cúpula conservadora tras escuchar los gritos e insultos a su barón valenciano (los mismos, por otra parte, que se han producido en más de una decena de manifestaciones) cambió completamente y aunque no han forzado las cosas, sí han acelerado la maquinaria para que Mazón abandone su cargo.
Mazón, tras el escarnio público en la Capital del Turia, necesitó tomarse un tiempo para sopesar qué hacer en los días venideros. No obstante, cualquiera que fuese su hoja de ruta cayó en saco roto cuando este sábado los líderes provinciales del PP valenciano se conjuraron para bendecir al presidente de la Diputación de Valencia como sucesor del presidente de la Generalitat. Un perfil, el de Vicente Mompó, que es el que tenía el propio Mazón rodeado en su cuaderno, pero que se aleja de las opciones que barruntan en Génova. En los planes de la Dirección Nacional entendían que el relevo natural del todavía jefe del Ejecutivo regional era la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, pero la primera edila de la capital valenciana se ha desdicho de tal responsabilidad en todas las intervenciones públicas. Ahora solo falta despejar la X.
La declaración de Vilaplana
Una de las fechas más importantes en la judicialización de la gestión de la DANA será la de este lunes 3 de noviembre, ya que se producirá la declaración de Maribel Vilaplana en el juicio abierto en Catarroja. La comparecencia de la comunicadora, que estuvo tres horas con Carlos Mazón en el restaurante El Ventorro mientras las calles se anegaban, será clave para la causa en la que se investiga la gestión de la catástrofe que acabó con la vida de 237 personas (229 en Valencia) y por la que están implicados Salomé Pradas, exconsellera de Justicia e Interior, y Emilio Argüeso, todavía secretario autonómico de Seguridad y Emergencias.
ElPlural.com pudo charlar con el entorno más cercano de la periodista, que asegura que cerca de su visita al juzgado está recibiendo presiones, especialmente de Pradas, cuyo entorno ha reclamado a la periodista que cuente la verdad. "Que Salomé esté tranquila", trasladan desde el entorno de Vilpalana, visiblemente molestos con los ataques recibidos en los últimos días. "¿Quién es ella (Pradas) para decirle (a Vilaplana) que cuente la verdad?", añaden indignados. "Esto forma parte de una guerra", lamentan a este periódico, ahondando en el mal momento que está atravesando la que este lunes será testigo de la causa de la DANA. En una carta abierta que Vilaplana escribió en Valencia Plaza, lamentó haberse convertido en "el centro de una diana política" y aseguró ser "la principal interesada de que todo se esclarezca".
Este fin de semana, además, se conoció la citada exclusiva de Levante-EMV, que firmaba que Vilaplana le había enseñado a Mazón un vídeo de Utiel inundándose a las 17:40 de la tarde, una información que entra en discordancia con la misiva de Vilaplana en el medio local, donde aseguraba "no ser consciente de la magnitud de lo que estaba a punto de ocurrir" alegando que "en la ciudad no llovía". Aunque ni tenía ni tiene ninguna responsabilidad pública, Vilaplana es la única persona sabedora de cómo se desarrollaron las cosas en el restaurante. Tras el 'momento vídeo', a las 18:45, se pierde la pista del líder del Partido Popular (PP), que no apareció por al Consell hasta las 20:00 y cambiado de ropa.
Por su parte, el entorno de Vilaplana niega la mayor y traslada a este medio que lo que quedó plasmado en la carta emitida hace más de un mes es todo lo que ocurrió. "Se espera que cuente otra cosa distinta (a lo que ya ha relatado), pero no puede porque no sería verdad", aseveran. Pero desde el sector de Pradas, que cambiaba este viernes su versión, no se lo creen y presionan a la periodista, deslizando que existe una verdad oculta que exculpa a la exconsellera e incrimina al presiden del Consell. "Esperamos que Vilaplana diga toda la verdad, que cuente todo lo que sabe, como cualquier otro testigo. Tampoco sabemos hoy qué pasó en esa comida, no comida... Y eso que no creemos en las teorías de la conspiración”, deslizaban hace escasos día a El País. “Queremos que se sepa toda la verdad", añadían, asegurando que la exconsellera no ha mentido "en ningún momento". "Hemos elegido el camino de decir la verdad, pese a que muchos digan que se miente. No es así", sentenciaban.
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