Monos ignífugos destinados a la lucha contra el fuego que se utilizan para realizar trabajos selvícolas, hasta ocho horas sin comer nada, pequeños bocadillos de pan duro y falta de agua son algunas de las condiciones de seguridad y salud laboral "propias del siglo XIX" que sufren a diario los efectivos del operativo contra incendios subcontratado por la Junta de Castilla y León, que CCOO ha denunciado ante la Inspección de Trabajo, según dio este martes a conocer el sindicato.

Juan Manuel Ramos, secretario de Organización y Desarrollo Federativo de la Federación de Industria de CCOO en Castilla y León y Óscar Ferrero, secretario de Acción Sindical de la Federación del Hábitat explicaron, incluso más allá, que los monos ignífugos en los que los forestales se ven obligados a meterse para cortar pinos o desbrozar a temperaturas superiores a 30 grados en pleno verano, con el objeto de estar preparados por si fueran reclamados para incorporarse a un incendio, tienen que limpiarlos en las lavadoras de sus domicilios, en lugar de que empresas especializadas en limpieza y desinfección se ocupen de su lavado.

Riesgo de estrés térmico

Según el sindicato, esos equipos de protección personal impiden la sudoración del cuerpo y la refrigeración, de modo que, utilizados para realizar tareas de desbroce y poda en verano que requieren gran esfuerzo físico, acarreando motosierras que pesan entre 15 y 20 kilos, y sometidos a la exigencia de un rendimiento por hectárea, suponen un gran riesgo de estrés térmico.

En palabras de los sindicalistas, el modelo de la Junta de Castilla y León es un "dos por uno", puesto que, en lugar de que el operativo realice estos trabajos selvícolas durante el invierno, los programa en verano, y utiliza a esos mismos profesionales que están limpiando el monte para la extinción de los incendios cuando se necesitan refuerzos.

"Llevamos muchos años reclamando la profesionalización de los trabajos que realizan esos hombres y mujeres, pero la Junta de Castilla y León sigue apostando por un modelo propio del siglo XIX", indica CCOO, que considera que es el peor del país, e instó a la Junta de Castilla y León a "una reflexión que merece la pena, que es la de prevenir los incendios en invierno", y evitar el coste de 50.000 euros a la hora que calculan cuesta la extinción de un Gran Incendio Forestal.

Agentes químicos contaminantes y cancerígenos

El sindicato va más allá, asegurando que ha puesto en conocimiento de la Inspección de Trabajo que estos trabajadores del sector forestal están expuestos a agentes químicos contaminantes, e incluso cancerígenos, puesto que el humo, el hollín o el benzeno se filtran al cuerpo a través de las vías respiratorias y la piel, y posteriormente son introducidas en los domicilios de los trabajadores para lavarlos junto a la ropa de las familias, a las que se extiende el riesgo, algo que entienden que "hay que erradicar".

En este sentido, señalaron que recientemente, la Agencia Internacional de Investigación sobre el cáncer, que depende de la OMS (Organización Mundial de la Salud), ha emitido un comunicado exigiendo la clasificación de la exposición ocupacional a la extinción de incendios como cancerígeno para los seres humanos.

La denuncia, explican, por tanto, es doble: reclama que los forestales en ningún caso trabajen realizando tareas selvícolas en época estival, y, por ende, ataviados para la extinción de incendios, y, por otro lado, que las subcontratas de la Junta de Castilla y León se hagan cargo del lavado e higienización de esa vestimenta.

En esta situación están, según dijeron, en Castilla y León, 1.250 trabajadores de las cuadrillas de tratamiento selvícola y otros 516 de las cuadrillas helitransportadas del operativo de la Consejería de Medio Ambiente.

CCOO aprovechó la ocasión para "indicarle a la Junta de Castilla y León que tenga la amabilidad de procurar los avituallamientos correctos a las personas del sector forestal durante la época alta de incendios".