El PSC recupera quince años después su posición de primer partido indiscutible de Cataluña gracias a sus 19 diputados, reafirmando su reciente victoria en las elecciones municipales. El retorno de los socialistas a la hegemonía política supone una derrota seria para los partidos independentistas, que juntos suman tan solo 14 diputados. ERC pierde 6 diputados y suma su segundo fracaso consecutivo, que fácilmente podrá atribuir a la abstención (6,5% superior a hace cuatro años) y al voto útil que han capitalizado los socialistas, pero que hace tambalear su estrategia dialogante defendida a capa y espada desde su gobierno minoritario de la Generalitat. El PP sube, pero poco en comparación a otras circunscripciones.

El avance nítido de los socialistas catalanes contrasta con la resistencia numantina del PSOE en el conjunto de España y afianza al partido de Salvador Illa en la perspectiva de ganar las elecciones autonómicas. Unas elecciones que Pere Aragonés no tiene previsto avanzar pese a sus pésimos resultados. De hecho, el candidato republicano, Gabriel Rufián, se felicitó por haber conseguido ser el primer partido independentista de Cataluña, empatado a diputados con Junts, lo que es todo un aviso del estado de ánimo del partido de Oriol Junqueras: seguimos siendo imprescindibles para la gobernación de España. Aunque esto también lo puede decir Junts, que ya se ven como los árbitros de la partida política, anunciando que no les importa lo más mínimo la gobernación de España.

A medida que pasen las horas y los días, los análisis de los ganadores y perdedores se irán afinando, aunque el independentismo tendrá muy difícil negar la evidencia de que las dos últimas convocatorias electorales han permitido a todo el mundo apreciar que la atapa de la adhesión inquebrantable de los soberanistas a sus partidos por el hecho de ser independentistas ha quedado atrás. Lo que no implica que el independentismo pueda darse por derrotado, únicamente que sus dirigentes deberán enmendar su discurso si quieren mantener vivas sus esperanzas de seguir gobernando la Generalitat ante un PSC pujante.

El retroceso de ERC y Junts no es una buena noticia para Pedro Sánchez. La negociación será compleja porque los dos partidos independentistas no tendrán ningún problema para explicar a sus desconectados votantes que un bloqueo institucional en el Congreso es la mejor decisión para hacerse fuertes en la exigencia autodeterminista. Esta podría ser la posición de partida de ambos partidos, al menos para mantener viva su particular pugna por ver quien dirige el movimiento y quién retrocede antes. Una posición conjunta de ERC y Junts en Madrid sería una novedad, dadas sus cuitas en Cataluña. De no rehacer su relación en el Parlament, el frente común en el Congreso es difícil de imaginar, o de mantener por muchos días.

El gobierno en minoría de Pere Aragonés es el talón de Aquiles de ERC en sus negociaciones con los socialistas. De no recuperar la unidad con Junts, el PSC tiene la llave para la continuidad de la legislatura catalana y la Generalitat es la mejor posición política que tiene ERC; en realidad, es casi la única y se supone que todo sacrificio será poco para defenderla. Pedro Sánchez han sabido manejar las contradicciones de ERC hasta ahora y a la inversa, los republicanos han administrado las urgencias del PSOE para atenuar la posición del PSC.