El magistrado del Supremo Pablo Llarena se prepara para asumir toda la causa judicial, lo cual podría representar un cambio en la situación de los ex consejeros. Pero este movimiento no es el único. Por otro lado, se ha empezado a poner freno en la declaración unilateral de independencia, lo cual también representaría un cambio de estrategia por parte de los ex consejeros detenidos.

De momento, el magistrado Llarena ha hecho ya el primer paso porque pase a su jurisdicción la querella presentada por la Fiscalía General por rebelión, sedición y malversación y que se encuentra instruyéndose en la Audiencia Nacional. De momento, la jueza Carmen Lamela ya ha pedido, como paso previo, a las partes si  están de acuerdo. Además, el Supremo ya tiene en sus manos todo el que afecta a Mesa del Parlamento, tanto la querella por los mismos delitos y todas las otras que hasta ahora se investigaban en los juzgados de Barcelona, referidos a Carme Forcadell y al resto de miembros de Mesa de la Cámara.

Mientras el aspecto judicial va camino de unificarse en una sola causa, lo cual podría traer a la salida de la prisión de los ex consejeros, en el ámbito político se suceden movimientos que no gustan a los más radicales.

Cambio de estrategia

Los últimos días estamos asistiendo como se pincha el globo independentista. Carles Puigdemont, desde Bélgica, dice que pueden haber otras vías diferentes a la independencia. A pesar de que los sectores hiperventilados del independentismo rápidamente ponen sordina, horas después salen como un coro Toni Comín, Clara Ponsatí, Joan Tardà o Carles Campuzano diciendo que quizás Cataluña no estaba preparada para asumir la independencia.

Desde Esquerra, incluso su portavoz oficial, Sergi Sabrià, dice que no midieron bastante bien la fuerza del Estado. Vaya, que creían que se podría declarar la independencia y nadie de los poderes del Estado harían nada. A estas alturas ya son más de 2.500 empresas las que han decidido poner la sede social fuera de Cataluña, y un millar de estas ya  tienen la sede fiscal también.

Tardà y Campuzano han coincidido en que en Cataluña "no hay bastante mayoría social que quiera la independencia". Precisamente, esta era una de las críticas que se les hacía desde fuera del mundo independentista. Y también cuando en los debates parlamentarios se les recordaba que a pesar de tener la mayoría absoluta de diputados representaban menos de la mitad de los votantes de las elecciones de 2015, ellos defendían que tenían la mayoría. Quizá es que aplicaban mal el enseñanza de Antonio Gramsci: para ganar la mayoría política se tiene que haber ganado primero la mayoría social. Pero no por un voto, sino por una amplia mayoría, sostenía Gramsci.

Iceta es el orden y el progeso

Ahora, todo el mundo acepta ir a las elecciones del 21D, que han sido convocadas por Rajoy porque Puigdemont no se atrevió a hacerlo al ser tildado de "traidor" y no soportar la presión de la calle. Como que ya estamos en campaña electoral, aunque oficialmente todavía no ha empezado y por lo cual no se puede pedir el voto explícitamente, todos los partidos se van posicionando. Miquel Iceta ha aprovechado la presentación del libro Iceta. El estratega de Partido Socialista, (Ediciones B) del periodista Raúl Montilla para asegurar que los votos del PSC no servirán para hacer presidente ni a Puigdemont ni a Junqueras. Así mismo, Iceta ha explicado a unos empresarios que la candidatura socialista representa "el orden y el progreso".

Precisamente, Puigdemont será la cabeza de lista de Junts per Catalunya, el nombre que adoptará su partido, el PDCat, en estas elecciones. Todo parece indicar que ninguno de los dirigentes orgánicos de la formación estarán a la candidatura, aunque sí que  podrían formar parte alcaldes como Neus Lloveras o Miquel Buch. El que ya es seguro es que diputados de Junts pel Sí que encabezaron las listas de septiembre de 2015 no  estarán presentes. Por ejemplo, tanto Lluís Llach cómo Germà Bel ya han expresado en público que no estarán.

Ante la negativa de Esquerra de volver a hacer coalición con la formación de Puigdemont, el expresidente aprovecha su estancia en Bruselas, donde está muy protegido, para ir recibiendo políticos catalanes y concediendo entrevistas. Mientras que el fin de semana estuvo acompañado de la llanura mayor de su partido para perfilar la estrategia electoral, estos primeros días se ha reunido con representantes de la CUP y con la secretaria general de ERC, Marta Rovira. Puigdemont quiere asegurarse que Esquerra no será beligerante con él y no habrá ataques entre las candidaturas en la investigación del voto independentista, por lo cual buscarán la coordinación de los mensajes electorales.

Por otro lado, el candidato de Colau y Pablo Iglesias, Xavier Domènech, centra sus ataques a la línea de flotación del PSC, la formación con la cual comparte una parte importante del electorado y que en las últimas convocatorias electorales ha preferido la opción podemita que la socialista. No obstante, mientras Domènech apunta a la deriva españolista de Iceta, desde los partidos más claramente unionistas, como Ciutadans y el PP, acusan a Iceta de preparar un nuevo tripartito de izquierdas con Domènech y Junqueras.