Carles Puigdemont zarandeó los cimientos de la derecha catalana el pasado 2 de julio, cuando amenazó con la creación de un nuevo partido de cara a las elecciones catalanas para las que el president, Quim Torra, ya está buscando fecha. Este órdago del exdirigente catalán ha incidido directamente en la demoscopia, aunque no de la manera que él esperaba.

Según una encuesta elaborada por el Gabinet d’Estudis Socials i Opinió Publica (GESOP) para El Periódico, Esquerra Republicana ganaría las elecciones catalanas, anunciadas desde enero pero aún sin convocatoria. La formación de izquierdas ha sufrido en los últimos tiempos un impulso que le ha llevado a arrebatarle la hegemonía catalana a sus socios de gobierno que estaban en caída libre.

Los republicanos se frotaban las manos con la aparición estelar de Carles Puigdemont, el Mesías por excelencia de la derecha catalana. Oteaban el horizonte y vislumbraban un descalabro de sus principales rivales. Sin embargo, el efecto Puigdemont ha sido el contrario, para desgracia de ERC y del propio expresident.

JxCat, según la encuesta publicada por El Periódico, recortaría distancias con los republicanos, quienes, pese a este repunte, respiran con relativa calma. ERC obtendría el 22,5% de los votos, lo que supone 1,2 puntos más que en las autonómicas de 2017 marcadas por el 155. Asimismo, ocuparían 35 asientos en el Parlament por los 32 que tienen en la actualidad.

Los herederos de la antigua Convergéncia, espoleados por el órdago de Carles Puigdemont, recuperarían la segunda plaza, que había estado en manos del PSC, y rozarían el 20% de los votos. Estos números se traducen a 30 escaños en su horquilla más alta, quedándose a cinco de sus actuales socios en el Govern.

Lo llamativo es que hace dos meses, la distancia entre republicanos y convergentes superaba los 8,4 puntos, mientras que ahora se ha visto reducida a poco más de tres. Esquerra ha cedido seis parlamentarios desde el barómetro del mes de mayo y sus socios han ganado cuatro.

Por su parte, el PSC vuelve a la tercera posición y ve cómo se aleja el sueño de convertirse en segunda fuerza parlamentaria en Cataluña. Los socialistas de Miquel Iceta obtendrían el 17,9% de los sufragios y tienen a seis puntos a sus rivales más cercanos, Ciudadanos. Los liberales ostentan la mayor debacle en comparación con los comicios del 2017, cuando se alzaron con la victoria electoral. El partido naranja pasaría de 36 asientos a tan sólo 16.

Por su parte, Catalunya en Comú-Podem ascendería hasta los 10 asientos, recuperando parte del poder cedido en los comicios de 2017. El Partido Popular también notaría una mejora, ocupando hasta ocho sillones por los cuatro que ostenta en la actualidad y sobrepasando a CUP y Vox en número de escaños y sufragios. La novedad es la formación de ultraderecha, que ingresaría en la Cámara catalana con seis sillones en su horquilla más alta.