El alcalde de Toledo, Carlos Velázquez (PP), ha reclamado públicamente la aplicación "inmediata" de los caudales ecológicos del Tajo. Lo ha hecho para evitar las imágenes de río seco que se han vivido en las últimas semanas a su paso por la ciudad. Sin embargo, esa misma medida que ahora exige fue rechazada por su partido hace apenas unos meses en el Congreso, cuando el PP, con el voto de los diputados del PP de Castilla-La Mancha, votaron a favor de eliminarlos. Una contradicción flagrante que evidencia el doble discurso del Partido Popular en materia hídrica.

No se trata de una anécdota. Los caudales ecológicos fueron introducidos por el Gobierno de Pedro Sánchez en el Plan Hidrológico del Tajo para proteger el ecosistema fluvial, garantizar un mínimo de agua en cada tramo del río y poner fin a años de saqueo del trasvase Tajo-Segura. Pero desde el primer momento, el PP, con apoyo explícito del Partido Popular de Castilla-La Mancha y Paco Núñez, se opuso frontalmente a esa regulación. 

Y sin embargo, ahora el alcalde de Toledo, que sigue defendiendo sin fisuras a su partido, se descuelga con una petición que desmonta por completo el argumentario del PP sobre el Tajo. Velázquez no solo ha reclamado que se apliquen esos caudales "para evitar que el Tajo se convierta en un hilo de agua", sino que ha compartido esta demanda con el alcalde de Aranjuez, también del PP. 

Paco Núñez dice que los caudales ecológicos son para enviar agua a Lisboa

La contradicción se agrava con el discurso de Paco Núñez, presidente del PP de Castilla-La Mancha, quien hace solo unos días afirmaba que los caudales ecológicos "son para mandar más agua a Lisboa". Según su lógica, el verdadero problema del Tajo es que desemboca en Portugal y que antes que permitir que esa agua llegue al Atlántico, "mejor que la aprovechen los murcianos", aunque eso implique que cientos de hectómetros cúbicos ni siquiera pasen por Castilla-La Mancha.

Este discurso no solo niega la realidad geográfica del Tajo, sino que traiciona los intereses hídricos de la región. Y mientras Núñez desprecia el caudal ecológico, Carlos Velázquez lo exige como medida urgente. Una incongruencia política que desnuda la falta de coherencia y estrategia del PP castellanomanchego, atrapado entre el trasvasismo de Génova y la presión ambiental y social en Castilla-La Mancha.

Velázquez no menciona al PP

Velázquez intenta salvar la imagen de su ciudad reclamando un caudal digno para el Tajo, pero lo hace sin romper públicamente con su partido, el mismo que ha intentado por todos los medios anular los avances ambientales logrados en la legislatura pasada. El PP ha convertido el Tajo en un campo de batalla política, donde dice una cosa en Toledo y la contraria en el Congreso.

Y mientras tanto, el río se seca. Ni fluye hacia Lisboa ni beneficia a Castilla-La Mancha, pero sigue engordando los intereses políticos del sureste español. Y lo hace con la complicidad de quienes, como Carlos Velázquez, quieren parecer defensores del Tajo en su municipio mientras aplauden a quienes lo esquilman desde su partido.