El nuevo convenio de hostelería de las Islas Baleares, además de contemplar una subida salarial de un 8,5% en dos años, la mayor de toda España incorpora medidas clave para las camareras de piso, llamadas popularmente kellys como el establecimiento de un mecanismo para la medición de carga de trabajo o la obligación de instalar en todos los hoteles camas elevables en un plazo máximo de seis años. Para Sara del Mar, presidenta de la Asociación Kellys Unión Baleares este convenio supone paso adelante muy importante. "Establecer las cargas de trabajo es una reivindicación histórica nuestra", asegura en declaraciones a ElPlural. El convenio afecta a 160.000 trabajadores de hoteles, restaurantes, bares y discotecas e incorpora medidas para la conciliación familiar, entre otras cosas.

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"El convenio de Baleares está sirviendo de ejemplo en otras comunidades autónomas", nos explica Sara del Mar.  Su asociación está integrada en la Plataforma Estatal de Camareras de Piso, que ya está movilizada para conseguir acuerdos similares en otras zonas turísticas, especialmente en todo lo relativo a las cargas de trabajo. En Baleares hay alrededor de 20.000 camareras de piso y el 35% de los accidentes laborales que sufren están relacionados con los sobreesfuerzos.

"Lo importante del sistema que recoge el convenio es que la medición se hará de forma objetiva, hotel por hotel y ya no será el empresario quien diga el número de habitaciones que hay que hacer cada día porque sí", explica. Aunque es consciente de que no va a suponer un cambio de la noche a la mañana, sí cree que va a mejorar considerablemente la situación de las camareras de piso, una profesión feminizada que lleva años reivindicando mejoras laborales.

Cargas de trabajo, una reivindicación histórica

Las camareras de piso son una pieza vital de la maquinaria turística. Protagonizaron en 2019 una huelga histórica para visibilizar sus problemas. Bajo el lema "No somos de hierro", alzaron su voz para denunciar las graves lesiones directamente relacionadas con el trabajo en los hoteles. No era tanto una reivindicación salarial, que también, sino para mejorar sus condiciones laborales. Sus demandas básicamente eran tres: limitar las cargas de trabajo, reconocimiento de enfermedades laborales y la no externalización del servicio. Cuatro años después, por primera vez un convenio sectorial reconoce parte de sus demandas.

"Hasta ahora, al llegar a un hotel lo primero que te dicen es esto es lo que hay y si no quieres ese trabajo, hay gente esperando fuera para ocupar ese puesto de trabajo", subraya Sara del Mar, que es trabajadora fija discontinua de un hotel de Baleares que cierra los meses de invierno. El nuevo convenio, al que se suma la ley turística de Baleares aprobada hace un año, imponen un marco bien diferente y esperanzador para las trabajadoras y trabajadores del sector. "Nos hemos reunido varias veces con el conseller de Turismo y Trabajo, Iago Negueruela, con la presidenta Francina Armengol y siempre nos han escuchado", nos comenta ensalzando la labor mediadora del Gobierno de las Islas Baleares, que ha impulsado el acuerdo entre sindicatos y patronal.

Camas elevables

Otra de las claves del convenio de hostelería es la imposición de instalar camas elevables en los hoteles. "Ya no se considera mobiliario sino herramienta de trabajo con lo cual vamos a evitar esas posturas forzadas al hacer las camas", subraya Sara del Mar. "Estoy deseando probarlas porque creo que va a ser importante para nuestra salud", añade. Esta decisión implica la renovación de 300.000 camas a lo largo de los próximos seis años.

Resueltas algunas de sus demandas más llamativas, ahora su próximo reto será conseguir la jubilación a los 65 y la anticipada a los 63.El nuevo convenio va en sintonía con la Ley Turística de Baleares, pionera en el establecimiento de una gestión basada en la economía circular y la sostenibilidad. El Gobierno de Francina Armengol ha destinado un total de 60 millones de euros para acompañar a las empresas del sector en este proceso de transformación que implica el cambio de paradigma.

El turismo, motor del crecimiento de la economía Balear, cerró 2022 con récord de ingresos y las expectativas para este año van al alza. El impacto económico en 2022 fue de 17.316 millones de euros, un 5% por encima del de 2019, que lideraba, hasta ahora, la estadística. Los visitantes se dejaron de media por persona un total de 1.051 euros, según los datos de la última Encuesta de Gasto Turístico (Egatur).