La implantación por la Junta de Andalucía del Teléfono de Atención a la Violencia Intrafamiliar, que entró en funcionamiento ayer, es una victoria política y conceptual de Vox y una derrota en los mismos términos del feminismo, encarnado institucionalmente por la consejera de Igualdad, que paradójicamente decidió presentar ella misma la herramienta impuesta por los ultras en junio de 2019 como condición para aprobar los Presupuestos de 2020.

El teléfono fue presentado ayer en sociedad por Ruiz en el marco de unas jornadas celebradas en Sevilla cuyo título mismo –‘Violencia intrafamiliar: análisis de situación’– era de por sí una muesca más en el revólver negacionista de Vox.

"Contentar a la ultraderecha"

De hecho y como tantas veces recordó en su día la oposición, en Andalucía ya existe un Teléfono de Atención a Menores y un Teléfono de Atención a Mayores ante casos de violencia, por lo que PSOE y Adelante se preguntaban entonces y se preguntan ahora "para qué este nuevo Teléfono de Violencia Intrafamiliar".

La líder socialista Susana Díaz hacía mención a ello esta mañana en su cuenta oficial de Twitter: "En mitad de una pandemia y con los servicios públicos hechos trizas, la única preocupación de Moreno Bonilla y su Gobierno es contentar a la ultraderecha. El teléfono que tenéis que poner es el de Salud Responde, que hace demasiado tiempo que no responde".

Los "momentos difíciles", de ocho a tres

La consejera Ruiz definió la entrada en funcionamiento del 900 300 303 como "una iniciativa destinada a servir a padres, madres, hijos e hijas como vía para encontrar apoyo, comprensión y acompañamiento en momentos difíciles”, si bien los “momentos difíciles” en que las víctimas podrán contar con “apoyo, comprensión y acompañamiento” serán únicamente de ocho y media de la mañana a tres de la tarde y de lunes a viernes, que es el horario de funcionamiento del servicio.

Consciente del rechazo frontal que el concepto de violencia intrafamiliar suscita en el movimiento feminista y en los partidos de izquierda, por cuanto la intención de sus promotores ultras siempre fue negar la singularidad de la violencia contra las mujeres, la consejera de Igualdad se quiso curar en salud durante su intervención:

"Quiero pedir –dijo– a todas las fuerzas políticas representadas en el Parlamento, a los medios de comunicación, asociaciones y entidades que no hagan un uso particular y perverso del comienzo del funcionamiento de este teléfono. El Gobierno andaluz está en contra de todas las violencias que son ejercidas en nuestra sociedad y prueba de ello es la existencia de los numerosos recursos especializados de los que la ciudadanía andaluza dispone, como el teléfono de atención a las personas mayores, información sobre discapacidad, atención a la infancia, a las mujeres o asistencia a víctimas en Andalucía”.

¿Una violencia más?

Es probable que Ruiz hubiera prescindido en su discurso de la frase “el Gobierno andaluz está en contra de todas las violencias”, si alguien de su equipo le hubiera recordado la que a su vez pronunció la portavoz socialista de Igualdad, Soledad Pérez, en septiembre de 2019, cuando el Consejo de Gobierno aprobó el nuevo servicio exigido por Vox: “Con este nuevo teléfono quieren ocultar, invisibilizar la violencia de género y decir que es una más de las muchas violencias”.

En la misma línea argumentaba el profesor de derecho constitucional y jurista especializado en temas de igualdad Octavio Salazar. Tras recordar que la denominada violencia intrafamiliar, “como no podía ser de otra manera, está prevista en el Código Penal y tiene sus cauces procesales oportunos”, el profesor Salazar escribía:

“Es incuestionable que el marco jurídico de un Estado de Derecho debe proteger a sus ciudadanos y a sus ciudadanas, frente a todo tipo de violencias e inseguridades. De hecho, podríamos pensar en los alarmantes datos que nos muestran la cada vez mayor violencia que sufren las personas mayores. Lo que ocurre es que justamente las violencias que padecen las mujeres tienen una singularidad que nos permite individualizarla, dotarla de un marco específico y convertirla en prioridad política”.

Hechos y palabras

Esa es la singularidad que niega Vox y que obviamente intenta combatir con el teléfono inaugurado ayer por la misma consejera que presume de que en sus políticas de violencia de género “Vox no ha influido nada”. Más bien todo lo contrario, según explicitó en una entrevista a J. M. Marqués Perales en Diario de Sevilla: “Yo he sido un muro de contención”, declaró refiriéndose a Vox.

En sus declaraciones, Ruiz proclamaba: “Para empezar, la política negacionista de la violencia de género es un disparate. La violencia contra la mujer existe y el que lo niegue no vive en el mundo real, es un asunto de derechos humanos, es el derecho a la vida”.

Como se sabe, Vox no niega que exista violencia contra las mujeres: lo que niega es que se trate de una violencia de género, sufrida por las mujeres por el hecho de serlo y tener asignado un papel de subordinación en una sociedad cuya estirpe patriarcal también es negada por la ultraderecha.

En el acto de ayer en Sevilla, la consejera intentó con sus palabras desmarcarse de la formación ultra –"No tienen que ver conmigo; lo que piensa Vox, depende de Vox"–, pero al menos dos hechos la desmentían: por una parte, la instauración de un teléfono de ascendencia inequívocamente ultra y, por otra, la presentación del mismo por la propia consejera.