La flamante presidenta –en segundo mandato– Virginia Pérez al frente del PP de Sevilla fue proclamada ayer, en la última fase del XV Congreso Extraordinario del partido, nada menos que con un 93 por ciento de los votos válidos emitidos de los compromisarios.

Pérez estuvo muy arropada por sus compañeros, pero entre los presentes en el cónclave faltaba quien, según los protocolos de la cortesía orgánica, nunca debió faltar: el presidente del PP de Andalucía, cuyo plantón a Virginia Pérez sugiere que Juan Manuel Moreno tiene mal perder. Al menos mal perder interno.

Moreno y los suyos patrocinaban al candidato perdedor Juan Ávila, que tampoco estuvo en el plenario de ayer, que días atrás llamó sinvergüenzas a sus adversarios y que ha denunciado ante los tribunales el proceso electoral, todo lo cual no fue obstáculo para que Virginia Pérez se refiriera a él como “mi amigo Juan Ávila” y proclamara a lo largo de su discurso una convicción que las ausencias desmentían: “En el PP no tengo rivales sino amigos”.

'Meadoro' García Egea

Quien sí estuvo en la clausura del congreso fue el secretario general del PP, Teodoro García Egea, principal valedor en nombre de Pablo Casado de la candidatura de Virginia Pérez. García Egea no estuvo, en cambio, el pasado 7 de marzo en Málaga en la proclamación de Elías Bendodo, mano derecha de Moreno, como presidente una vez más del PP malagueño. Moreno sí estuvo presente.

Los compromisarios populares pudieron contemplar a un García Egea eufórico y más satisfecho de sí mismo que nunca. A Meadoro García Egea, las reiteradas acusaciones de intrigante y maniobrero más que hacer mella en él, lo animan a venirse arriba.

El García Egea que ayer estuvo en Sevilla no solo acababa de doblar el pulso al presidente de la Junta, cuyo liderazgo en la organización andaluza nadie salvo Génova parece discutir, sino que había conseguido salir bien parado en su tierra natal de Murcia al truncar la moción de censura del PSOE y Cs, convenciendo –o sobornando con prebendas políticas– a tres diputados naranjas para que traicionaran a su partido.

El declive de Arenas

En su intervención, el secretario general del PP citó al presidente nacional Pablo Casado como referente del partido, pero ninguna crónica recoge que mencionara a Juan Manuel Moreno. Ni, por supuesto, a Javier Arenas, el otro gran ausente en un cónclave al que nunca había faltado, pues no en vano siempre fue el verdadero hombre fuerte del PP sevillano, además de serlo del andaluz.

La ausencia de Arenas era, en todo caso, previsible. Señalado por el extesorero Luis Bárcenas como uno de los dirigentes del PP que cobró importantes cantidades de dinero en sobresueldos opacos procedentes de la caja b del partido, Arenas se ha convertido en un dolor de cabeza para Moreno, a quien toda la oposición exige que le reclame el acta de senador por la comunidad autónoma. Desde el PP andaluz se defiende a Arenas, sí, pero con una tibieza rayana en frialdad.

Sea como fuere y más allá de la cordialidad de los discursos escuchados ayer, el desarrollo a cara de perro del congreso de Sevilla y los obstáculos de Génova a Bendodo para que designe a Patricia Navarro como su número dos en Málaga evidencian la tensión entre Génova y San Fernando, la sede regional del PP-A.

El desenvolvimiento de los congresos provinciales que quedan por celebrar dirá hasta dónde llegan los enfrentamientos y quién dobla el pulso a quién. El inquilino de San Telmo habrá tomado buena nota de la amarga lección de Sevilla, donde, a la vista de la abrumadora victoria de Virginia Pérez, es obvio que no midió bien las fuerzas propias ni calculó debidamente las ajenas.