Quienes habían empezado a matarla deberán esperar un momento más propicio. La presidenta en funciones de la Junta y secretaria general de los socialistas andaluces, Susana Díaz, se queda.

Su determinación significa que, a cinco meses de una nueva cita electoral, una operación orgánica pilotada por Ferraz para desalojarla de la Secretaría General del PSOE-A sería un movimiento bélico de altísimo riesgo para los alcaldes que se juegan el cargo el 26 de mayo.

Quienes, desconociendo su temple, contaban con que Díaz diera un paso atrás –por ejemplo aceptando ser designada senadora por la comunidad autónoma– se habrán sentido decepcionados tras escucharla hoy. Quienes la conocen bien, no.

Su resumen del escenario salido del 2-D es que “si hubiese perdido las elecciones” se habría ido, pero el PSOE logró ganar después de 36 años y solo la conjunción de “dos partidos de derechas y uno de extrema derecha” ha impedido a los socialistas conservar la Junta. Su objetivo: recuperarla cuanto antes liderando la oposición y el partido.

Ni un paso atrás

Lo ha dejado bien claro en una multitudinaria comparecencia de prensa esta mañana en la sede de su partido: “El PSOE ha ganado, aunque de manera insuficiente. Yo lideré y encabecé esa candidatura apoyada por más de un millón de andaluces que quiero que se sientan orgullosos de su voto. En esta etapa de incertidumbre donde se han tenido que unir tres fuerzas que entre ellas no se hablan y que ya han amenazado ellas mismas con nuevas elecciones, voy a estar al frente a la oposición para poder volver al Gobierno cuanto antes”.

Susana Díaz no se permitió ningún desliz o reproche a sus compañeros de la dirección federal. Tampoco al secretario general Pedro Sánchez, pese a haber hablado éste de la conveniencia de iniciar una nueva etapa en el socialismo andaluz.

Lo político y lo orgánico

Sí admitió, no obstante, que no se debe "confundir lo orgánico con lo político": en lo primero dijo no tener discrepancias con sus compañeros y en cuanto a lo segundo recordó que siempre pondrá por delante los intereses de Andalucía y así lo hará constar cuando se tomen decisiones con las que no esté acuerdo.

Díaz también se mostró convencida de que el PSOE tiene muchas opciones de revalidar en mayo sus resultados en las municipales y autonómicas de hace cuatro años porque "la gente ya le ha visto el plumero a la derecha" y se movilizará para que no se repita lo sucedido en Andalucía.

El pato cojo

Buena parte de sus reflexiones fueron dirigidas contra la nueva mayoría formada por “dos partidos de derecha y uno de extrema derecha”, aunque la presidenta en funciones se preocupó de resaltar que “los socialistas nunca pondremos en duda la legitimidad del Gobierno que salga del Parlamento”.

Por eso dijo que había dado “instrucciones para que el traspaso al nuevo Gobierno sea ejemplar”. Ahora bien, “este Gobierno nace como un pato cojo, donde uno dice que lo que el otro ha firmado no le vale y viceversa”

Para Díaz es significativo y preocupante que el Gobierno de Andalucía se “decidiera en Madrid; esperemos ahora que no se gobierne desde Madrid”. Sin decirlo expresamente, se mostró confiada en que la “inestabilidad que ya estamos viendo sin que hayan pasado ni 48 horas del pacto” aboque a una legislatura corta. “Ellos mismos lo ha dicho”, dijo varias veces.