La actitud firme y esclarecedora liderada por el propio Papa y secundada por la justicia, no es comparable con el tibio impulso del Arzobispado de Granada a la investigación. Foto Univ. CEU



La Iglesia Católica española vive momentos de convulsión. Las informaciones aparecidas ayer sobre las denuncias por supuestos abusos sexuales a jóvenes provenientes de sacerdotes de la Diócesis granadina, han puesto en marcha un proceso sin retorno hasta su esclarecimiento por la justicia. El juez de Granada podría ordenar en las próximas horas la detención de sacerdotes implicados en la trama de abusos y a otras personas por encubrimiento. Entre los acusados se encuentran tres sacerdotes, siete religiosos y dos seglares, aunque la cifra de imputados puede crecer según avance la investigación.

Denuncia e impulso a investigación del Papa
Fue el propio Papa Francisco quien destapó los hechos tras la denuncia de un joven afectado por estas repugnantes acciones cuando era solo un adolescente y ahora, es el propio Sumo Pontífice, quien ha dictado que no se detenga la investigación y las acciones hasta llevar a los protagonistas ante el juez y de paso, que se esclarezcan y se asuman responsabilidades hasta el final.

Detenciones en pocas horas
El diario electrónico "Religión Digital" ha sido la avanzadilla de toda esta información. Según este medio las investigaciones, que lleva a cabo el Juzgado de Instrucción número 4 de Granada, están siendo seguidas de cerca por el Fiscal General de Estado, Eduardo Torres-Dulce, y no se descarta que en las próximas horas se proceda a las primeras detenciones.

Incoan diligencias
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía confirmó ayer que que dicho Juzgado granadino ha incoado diligencias de investigación penal contra diez sacerdotes diocesanos y dos seglares, por supuestos abusos sexuales cometidos contra menores en la última década.

Tibieza pusilámine del Arzobispo de Granada
Esta actitud firme liderada por el propio Papa -llamó personalmente al denunciante para pedirle perdón en nombre de la Iglesia después de que esta persona le escribiera una carta a Francisco- y secundada por la justicia, no es comparable con el tibio impulso del Arzobispado de Granada a la investigación. Oficialmente el Arzobispo, Javier Martínez no se ha dirigido a ningún órgano de la jerarquía católica española para dar explicaciones o siquiera informar de lo sucedido. Según Religión Digital "se ha limitado a enviarnos una nota, que además de mal redactada, deja el campo abierto a la especulación", afirman fuentes episcopales, que esperan a que este martes el arzobispo se una a los debates en la Conferencia Episcopal para solicitarle las aclaraciones pertinentes.

Tapar lo sucedido
"El arzobispo ha tratado de tapar los hechos", han explicado en distintos correos y llamadas telefónicas algunos sacerdotes de Granada, que temían que un caso como éste pudiera suceder. Más allá de las resoluciones judiciales, la actuación canónica en Granada está siendo, cuando menos, mínima. "No se puede aludir a las normas vaticanas para después únicamente suspender a divinis a los presuntos autores físicos de los abusos. Esas mismas normas hablan claramente de la obligación de llevar ante la Justicia también a los encubridores", señalan los curas, que apuntan que, desde ayer, toda la diócesis es un hervidero de rumores.

Decidida actitud del Papa
Valiente actitud la del Papa que consolida más su liderazgo moral más allá del ámbito de los creyentes. Su apuesta decidida, en contradicción con la no tan firme del Arzobispo de Granada, se expresa en la frase "el Papa nos ha indicado claramente que ya no puede haber marcha atrás", que atribuyen a un obispo. De hecho, aunque Martínez apartó a los sacerdotes posiblemente implicados de su labor, no es menos cierto que les encomendó otra en distintos destinos.