La sombra incansable de Pedro Sánchez sigue persiguiendo a la presidenta andaluza. A veces, esa larga sombra llega incluso a colarse de rondón en las reuniones de más alto nivel programadas desde hace meses por Susana Díaz. Es lo que ha ocurrido este viernes en el palacio de San Telmo, donde la presidenta andaluza ha mantenido un encuentro de trabajo de más de dos horas con el poderoso comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, el socialista francés Pierre Moscovici.

El controvertido viraje impuesto por Sánchez a la posición del PSOE, favorable inicialmente al acuerdo de libre comercio negociado entre la Unión Europea y Canadá (CETA), obligó a Díaz y Moscovici a dedicarle a ese asunto más tiempo del que hubieran deseado, tanto durante la reunión como luego durante el encuentro con los periodistas, muy interesados en ver cómo se habían tomado ambos la abstención inesperada del nuevo PSOE ante el CETA.

Diplomacia total

Obligados, aunque por distintas razones, a mostrarse exquisitamente diplomáticos, Díaz y Moscovici sortearon con éxito los intentos de la prensa de que entraran al trapo de las novedades pedristas: a ninguno pudo oírsele una palabra más alta que otra criticando a Sánchez. Diplomacia total. Grado cero de la controversia.

La presidenta andaluza admitió que no le “quedaba más remedio que aceptar y respetar” un cambio de posición de su partido sobre el CETA que conoció “por los medios de comunicación". Lo de que "no le quedaba más remedio" lo dijo dos veces: seguramente un diplomático de carrera lo hubiera dicho solo una.

No obstante, más allá de ese modoso reproche, no hubo manera de arrancarle ninguna otra cosa a Díaz: “Mi opinión la daré no en los medios, sino en los órganos de mi partido”, zanjó.

Nada contra Pedro

Tampoco Moscovici quiso meterse en jardines de lo que tanto cuesta luego salir. Defendió que el CETA, negociado durante más de una década, es "buen acuerdo" con un buen socio como es Canadá y aseguró no tener “nada en contra” de Pedro Sánchez.

Para el Comisario europeo, la posición de quienes rechazan el CETA –“que no es la posición del PSOE”– es “poco razonada”, ya que está convencido de que el pacto comercial preserva los valores y las regulaciones de la Unión Europea en materias tan sensibles como la utilización de transgénicos en la agricultura u hormonas en la ganadería.

Un plan de 220 millones

Además de comprometerse a estudiar el apoyo financiero a proyectos estratégicos como el Plan de Áreas Logísticas, clave para Andalucía con una inversión de 220 millones de euros, Moscovici se ha mostrado muy receptivo, tanto en la reunión como en la rueda de prensa, a la queja de la presidenta andaluza de que el Gobierno central está “sustituyendo con fondos europeos lo que deberían ser inversiones del propio Estado”.

Dinero de Bruselas, no de Madrid

Díaz ilustró su queja con este dato: de los 2.900 millones de inversión del Estado en Andalucía en los ejercicios 2016 y 2017, solo 400 eran del Estado, el resto eran fondos europeos. La presidenta reclamó que se cumpla, y Moscovici estuvo de acuerdo, el denominado principio de adicionalidad, pues de no ser así “no podremos converger”.

Y también dio este otro dato: de los 16.000 millones de euros invertidos hasta ahora en el Corredor Ferroviario Europeo, solo una ínfima parte se ha destinado a Andalucía. “Ya toca”, exigió Díaz.

Muy buen uso de los fondos

Por su parte, el mandatario europeo ha afirmado que “Andalucía hace un muy buen uso de los fondos europeos”, una opinión que confirmaba el dato ofrecido por Díaz de que el grado de ejecución en el marco 2007-2013 ha sido “del 116 por ciento”.

Las inversiones que reclama Andalucía se acogerían al paraguas del Plan Juncker, del que España será un de los primeros países beneficiados ya que llegarán 29.000 millones de los más de 200.000 millones que se contemplan. "La Europa que yo amo es la de la solidaridad, que intenta reducir las divergencias entre sus regiones, a través de las inversiones", ha confesado Moscovici.