Publicamos íntegramente la denuncia que ha difundido en las redes y remitido a este medio la usuaria de la compañía de aviación Ryanair Marian Riquelme, por el trato recibido cuando intentaba viajar desde Londres a Sevilla para despedirse de su madre, cuyo estado de salud era crítico:

"El día 16 de marzo la doctora de mi madre me dijo que ella no iba poder vencer el cáncer con el que llevaba 3 años luchando y me pidió que viniera a España urgentemente para despedirme. Acababa de ser ingresada, ella iba a su revisión semanal, pero ese día le vio demasiado mal y predijo días para su fallecimiento.

Yo vivo en Londres, así que me pillé el primer vuelo del día siguiente para ir a Sevilla, 17 de marzo, rezando para que no me lo cancelaran, ya que con muchos había pasado.

Iba al hospital, a estar con mi madre y otros enfermos, por lo que quise cuidarme. Además, desde el primer brote me obsesioné con este tema y he tenido mucho cuidado tocando cosas con guantes y lavándome las manos cada 15 min. Fui al aeropuerto con doble mascarilla y compré toallitas desinfectantes porque no había gel antiséptico por ningún lado, además, llevaba guantes.

No dormí en toda la noche, estaba cansada. No paraba de llorar pensando en que quizás no llegaría a tiempo para verle. Me habían dicho que la situación en España era mucho más estricta que en Reino Unido (aún lo es). A eso se le sumaba la presión de que mi padre falleció meses antes y con él no llegué a tiempo.

Pasé el control de pasaportes y de la aerolínea, estaba en la sala de espera. De repente, viene un miembro de Ryanair y me dice directamente que no estoy autorizada a embarcar porque parezco “enferma”, “contagiada de coronavirus”. Mi estado era aún más si cabe de shock, no podía creer que no iba a ver a mi madre. “¿Cuál es el motivo, señor? ¿Que estoy llorando?”. Le dije que estaba llorando porque iba a despedirme de mi madre que iba a fallecer. No me escucharon, él se fue, una compañera en silencio, la otra que quedaba, poniéndome las cosas más difíciles: “¡Pareces enferma! Estás sudando y temblando”, me dijo. Le expliqué que estaba triste, no enferma. No sudaba, eran claramente lágrimas, y el temblor, de los nervios de saber que no iba a llegar a tiempo. No me dejaban ni explicar por qué estaba así, directamente me negaron el paso. ¿Cómo se supone que debo estar en una situación así? El dolor no me dejaba esconder mis lágrimas.

En ningún momento quise jugármela e insultar, estaban claramente esperando un fallo mío para sacarme de ahí. Lo máximo que dije fue “necesitas gafas, esto no es sudor”. Se puso como loca diciéndome que le estaba faltando el respeto. Ni diciéndole que mi madre se estaba muriendo, reaccionó. Incluso me dijo que mi comportamiento era sospechoso porque estaba usando muchas toallitas. ¡Me grabó hasta sin mi consentimiento! Es cierto, usaba toallitas para limpiarme las lágrimas y refrescarme la cara. Empecé a llorar más fuerte por la impotencia, los otros pasajeros salieron a mi defensa. Ante la posición de ellos, el piloto personalmente vino a verme, a preguntarme “si estaba enferma” y como mi respuesta fue negativa, me dijo que “entendiera que todos estamos nerviosos por esta situación”, y me dejó embarcar.

Querida (ya no) Ryanair, si estuviera enferma no podría salir de la cama, y si pudiera, no pondría en peligro a nadie ni a mí misma. Es más, poniéndonos egoístas, jamás me iría enferma a mi país para perjudicar a mi gente. Llorar no es un síntoma. Habéis empeorado un día que ya era horrible de por sí. Habéis hecho que aún esté recordando esos momentos tan embarazosos para mí y no pare de llorar, aún me sigue entrando ansiedad.

No vengáis con mensajitos de todos unidos, los unos por los otros. Creasteis pánico donde no lo había, actuasteis sin preguntar, hicisteis más miserable a alguien que ya lo estaba de por sí.

Esta situación nos está desequilibrando, pero ahora más que nunca nos tenemos que asegurar de que la gente que esté al frente esté bien informada y sepa actuar. Vuestros empleados son la cara de vuestra marca y algunos no merecen estar ahí.

He estado en Twitter publicando esto sin respuesta alguna, a pesar del apoyo de la gente: https://twitter.com/marianriq/status/1239800712546193408?s=20. Sin respuesta oficial, incluso después de haber mandado mensajes directos. Podría pensar que es cosa de una persona, pero parece que a la compañía en general le da igual que se lleven a cabo este tipo de comportamientos entre sus filas.

Fue gracias a los otros pasajeros que pude llegar a tiempo y decirle adiós a la persona más importante de mi vida. Habéis perdido un cliente frecuente. Quizás deje de ahorrar volando con otras compañías, pero no me compensa vuestra falta de humanidad".

(*) María Riquelme vive en Londres y se dedica al periodismo y el marketing.