Lleva meses luchando para que la Junta de Moreno Bonilla no le deje a él y a otras 49 personas sin el asistente personal que les ha cambiado la vida en los últimos meses. 

En junio, Daniel, que fue diagnosticado con ELA con solo 41 años, ya avanzó a ELPLURAL.COM que seguiría luchando por mantener vivo un proyecto piloto gracias al cual puede vestirse, desplazarse y seguir dando clase. 

Y así ha sido. Este viernes ha registrado en la sede de de la Delegación Territorial de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta de Andalucía en Granada las 58.000 firmas que ha logrado reunir a través de Change.org 

Tras esto, ha mantenido una reunión con la secretaria general de Inclusión, Ana Vanessa García, de la que ha salido, en principio, el compromiso de mantener el programa. "Las expectativas son buenas", cuenta Daniel a ELPLURAL.COM. "Afirma que habría fondos europeos en remanente disponibles para prorrogarlo hasta uno año", explica. "Después la idea es que el informe de ELA Andalucía sobre el desarrollo del mismo se pueda utilizar para generar una normativa, a partir de la cual las ayudas pasarían a Dependencia", aclara, precisando que "a partir de ahí se perpetuaría el programa: primero como una prórroga y luego incluyéndose en el sistema".

El MInisterio de Derechos Sociales, ha trasladado García a este profesor de la Universidad de Granada, es el que ahora tiene que autorizar el movimiento de los fondos europeos.

Daniel confía en su palabra, aunque teme los tiempos, "la velocidad a la que san capaces de responder", pues el programa finaliza el próximo mes de octubre y si se rompe la continuidad, "se ponen en riesgo las relaciones con nuestros asistentes", asegura, relatando que el ELA presenta evoluciones muy distintas y estas personas "se han adaptado a las necesidades específicas de cada uno de nosotros". Del mismo modo, cuenta, "han entrado en nuestro entorno familiar y ya son parte de nuestra familia". Perderles, enfatiza, supondría para ellos, el "hundimiento emocional ", y "una carga extra para nuestras familias". 

"Recuperé la ilusión"

Su asistente personal le devolvió a Daniel la ganas de seguir adelante. "Volví a clase y a recuperar las ganas y la ilusión gracias a esta ayuda", contaba a este medio cuando inició la lucha para que la Junta de Andalucía mantuviese el programa. "Hasta que no empecé a darme cuenta de todas las cosas a las que había renunciado no fui consciente de la necesidad que tenía de este apoyo personal", narraba.

Se trataba de poner a prueba un proyecto y ahora, estas 50 personas beneficiarias de este serivicio, pueden dar fé de que "funciona". 

Sin él, este docente no podría continuar dando clase. "El problema no es dar la clase, que puedo, sino ducharme, afeitarme, desayunar y desplazarme a la universidad", aclara. 

Ahora que ha logrado recobrar la confianza en sí mismo "volver a la situación de desamparo me supone un trauma muy grande", confiesa, por lo que buena parte de sus esfuerzos están centrados en que no se les olvide.

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