Ella ya ocupa plaza en el hemiciclo de la carrera de San Jerónimo y él lo hará ahora en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas. Macario Valpuesta, marido de la diputada de Vox Reyes Romero, será el sustituto en el Parlamento andaluz del juez Francisco Serrano, que hoy ha renunciado a su escaño y ha dicho adiós a la política, “cansado de tanta persecución política y mediática”.

En realidad, Serrano ya era un cadáver político desde hace más de un año, mucho antes de que una reciente querella de la Fiscalía por un presunto delito de fraude en subvenciones lo obligara a abandonar el grupo parlamentario de Vox. Recaló en el grupo de diputados no adscritos, pero Vox seguía pidiéndole que entregara su acta. Es lo que ha acabado haciendo.

El perfil que se adivina de Macario Valpuesta revisando sus artículos en distintos medios parece tener menos aristas que el de Serrano, que acabaría de cavar su propia tumba cuando difundió en las redes sociales la opinión que le merecía sobre la sentencia de La Manada: "Se nota que es una sentencia dictada por la turba feminista supremacista (…) Hasta un gatillazo o no haber estado a la altura de lo esperado por la mujer, podría terminar con el impotente en prisión", escribió el juez. Sí, sí: juez.

Recién jubilado como profesor, Valpuesta es miembro de la Gestora del partido en Sevilla y en las últimas elecciones concurrió como candidato al Senado por Sevilla, aunque no resultó elegido. Antes había sido candidato al Parlamento en las elecciones autonómicas de diciembre de 2018, lo que le permite ahora entrar en la Cámara tras la renuncia de Serrano.

Valpuesta (Sevilla, 1969) es licenciado y doctor en Filología Clásica y en Derecho, ha sido profesor de Latín, Griego y Lengua Española en centros de enseñanza media y ha imparitdo clases en la Facultad de Derecho Romano de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, como profesor asociado. Es autor de varias publicaciones, entre ellas manuales académicos y el libro 'Jesús de 'Nazaret frente al Derecho’.

Las opiniones expresadas por Valpuesta en sus artículos de prensa son bastante más convencionales que las de su antecesor en el escaño. De hecho, se inscriben en un conservadurismo severo pero de corte más bien clásico, sin las estridencias ultras ni las obsesiones sexuales exhibidas por Serrano y otros altos cargos de Vox.

Con el título de ‘Blas Infante en su contexto histórico’, en agosto del año pasado publicaba en un medio digital un artículo sobre el denominado Padre de la Patria Andaluza en el que, si bien arremetía contra las ideas de Infante, lo encontraba “bastante sensato y moderado con respecto a algunas de las llamadas al odio contra lo español que protagonizaron otros “padres fundadores” como el ya mencionado Sabino Arana o Prat de la Riba”.

De Infante escribía Valpuesta que “optó por una absurda sublimación de al-Ándalus, conforme a sus ideas masónicas y sociales, buscando una identidad semi-árabe para el pueblo andaluz, y con estos motivos diseñó su bandera (y de rebote, también la de Extremadura)”, aunque añadía compasivamente que “no merecía la ignominiosa muerte que le dieron”.

En otro artículo, sobre el Día del Orgullo Gay, escribía el flamante diputado: “En una sociedad abierta, las personas partidarias de este movimiento “homosexualista” (en el sentido en que lo emplean Pío Moa y Fernando Paz) deberían ser capaces de encajar las críticas fundamentadas y respetuosas que los demás les podemos hacer. En una democracia se critican a los partidos, a los sindicatos, a las confesiones religiosas, a las ideologías e incluso a las personas, de manera que nos parece un tic totalitario pretender acallar cualquier crítica mediante el empleo del calificativo de “homófobo”, como estoy seguro que me llamarán a mí después de este artículo”.