Dejé de escribir artículos a final de año porque estaba acabando de organizar  un viaje de tres semanas a Marruecos y al Sáhara Occidental ocupado; ha sido tan interesante que llevo un mes ordenando fotos y notas para escribir sobre lo que vi y la impresión que me he traído del nuevo Marruecos que he visto. Cuando me disponía a redactar el primero de una serie con esa temática, el aniversario del inicio de la guerra de Ucrania me tentó para cambiar de asunto y sobre todo tras la propuesta del plan de China para la paz que ha sido descalificado en tromba por los halcones de mi bando, cuando a mi me parece muy a tener en cuenta. Tras hacer un esquema  me dormí y tuve un sueño que no tengo más remedio que contar pues está protagonizado por Ramón Tamames.

La cosa tiene su lógica, pues se acababa de confirmar que finalmente será el candidato en la moción de censura que acaban de presentar los diputados de Vox. Me desagrada que un personaje como él se preste a una maniobra de esa derecha que añora el franquismo, pero no comparto los ataques trufados de edadismo  que está sufriendo por el hecho de tener 89 años, que no son pocos pero que si uno es objetivo y lo escucha se da cuenta que tiene una cabeza mucho más lucida que la mayoría  de los que lo critican o que por lo menos ha producido más conocimiento que casi todos,

Por muchos motivos sé de Tamames, que mi padre consideraba un sabio,  y de su capacidad de trabajo y me acosté precisamente tras una conversación un poco bronca sobre un defecto que al parecer tiene y que traté de refutar: la  avaricia con el tiempo y el dinero que al parecer aqueja a nuestro personaje, porque me parecía que mi interlocutor trataba de descalificar al hombre en sí, por su incapacidad de refutar las ideas que sostiene y claro  con eso en la cabeza, soñé con Tamames.

Para completar el cuadro debo reconocer que hace tres días acabé de leer TODO VA A MEJORAR, la última novela de Almudena Grandes,  que, aunque me parece floja me resultó interesante,  pues es una distopía sobre un empresario que harto de la política tradicional decide articular un cambio de régimen en España para que el gobierno funcione como una empresa, funda un movimiento político y gana las elecciones con una mayoría amplísima. Vamos al sueño en el que yo presencio,  sin ser visto, distintas escenas que trato de resumir.

Tamames está harto de que se desprecie la Transición y que se favorezca al nacionalismo y al separatismo y desea que haya un cambio de rumbo que no ve en los partidos  de izquierda, por supuesto, pero tampoco en los  de derecha. Le gustaría que hubiera una coalición capaz de enderezar las cosas y ofrecer a los españoles una salida al laberinto en el que, a su juicio, Pedro Sánchez ha metido al PSOE  con sus continuas cesiones a los populistas de izquierda y a los independentistas y filoetarras para mantenerse en el gobierno.

Habla con varios amigos entre los que identifico a Fernando Savater, que dispuestos  a firmar lo que él quiera tratan de  quitarle de la cabeza la idea de constituir otra organización política regeneracionista que partiendo de cero tuviera alguna posibilidad en el sistema electoral español. Ramón, casi deprimido, estaba a punto de dejar el asunto cuando  su amigo Sánchez-Dragó lo llama entusiasmado para decirle que Abascal va a anunciar su intención de  presentar una moción de censura y que anda a la busca de candidato. A partir de ahí todo va rodado y empieza a trabajarse en el discurso de la moción, que será  plenamente democrático acorde a la coherencia económica europea y  con guiños para que sea atractivo a los españoles de una cierta edad y a todos los que creen que Pedro Sánchez va a romper España, a sabiendas  de que todo ello está condenado al fracaso porque es obvio que la moción de censura no puede triunfar. Lo que no sabe nadie  es lo que de forma paralela Ramón anda trabajando con parte de su equipo,  que es la articulación de una alternativa política que se lanzaría tras el “fracaso” de la moción, sobre  la ola de popularidad que sin duda, ellos creen, que se producirá en torno a un viejo sabio profesor al que habrán tratado de humillar políticos que no están a su altura con el falaz argumento de estar chocheando por ser incapaces de  rebatir sus brillantes propuestas.

Cuando estaba entrando en la plaza de toros de Córdoba para asistir a un mitin de su movimiento nacional, casi patriótico, me despertó  mi mujer, como de costumbre,  y me ha dejado cavilando sobre si Ramón Tamames será capaz de ganar las próximas elecciones o  fracasará  haciendo aún más difícil la tarea de formar gobiernos en España. De todas formas cuidadito con los viejos.