Hay un pecado original del Partido Popular cometido en los primeros y más dramáticos compases de pandemia: fue su decisión de poner la ideología por encima de la epidemiología apoyando con muchos melindres y resistencias el primer estado de alarma y haciendo sudar tinta al Gobierno en cada una de las prórrogas del mismo, que rechazó con cínica jactancia mientras sus presidentes autonómicos las recibían como agua de mayo.

La derecha española sigue teniendo un problema congénito para aceptar con deportividad su salida del poder y jugar limpio cuando está en la oposición.

Ahora, presidentes como el andaluz Juan Manuel Moreno reprochan al Gobierno de Pedro Sánchez que no haya prorrogado el estado de alarma, pero no tienen la decencia política de pedirle a su partido que apoye en el Congreso de los Diputados esa prórroga que tanto dicen necesitar.

El último episodio de la vergonzosa cadena de incoherencias del Partido Popular en relación a la pandemia ha tenido lugar este miércoles en el Congreso cuando la portavoz conservadora Cuca Gamarra ha querido ponerse cuca a costa de la vicepresidenta del Gobierno, pero se ha encontrado con una Carmen Calvo ingeniosa en la forma y contundente en el fondo que ha desarbolado el ventajismo político y argumental de su oponente.

El momento más amargo para Gamarra ha debido ser cuando, glosando el denominado plan B del PP para combatir la pandemia, Calvo le ha recordado con retranca: “Nosotros en B no queremos nada”, mientras la bancada socialista se echaba unas risas en plan catarsis, que buena falta les hacía a los pobres para olvidarse, aunque fuera por unos segundos, del amargo trago del 4-M.

El Partido Popular no solo se ha financiado en B durante años, sino que, cada vez que pierde el poder, se convierte en una formación B: un partido que vuela por debajo del radar de la democracia y opera con estándares preconstitucionales, al modo de las empresas que vuelan por debajo de la radar de la Agencia Tributaria y operan con estándares prefiscales cuando trabajan en B. PP se escribe con B.