Denunciar que no para de aumentar el número de personas en riesgo de pobreza en la comunidad no es del agrado de nadie. Son cifras frustrantes para el Tercer Sector y la Administración Pública, y por supuesto, duras para la ciudadanía. Pero cuando nos sumergimos en el contexto de la infancia, el panorama resulta aún más doloroso. En esta ocasión, y según cifras recientes de UNICEF en Andalucía, de 1.632.962 niños andaluces, 834.000 están en riesgo de pobreza, aumentando en 91.000 desde este último año. Esto no es más que una realidad irritante, para el Tercer Sector que convive con ella, para la Administración, que intenta solventarla, a veces con cierto desconocimiento y egocentrismo, y para la familia con niños, que se sumerge en una constante incertidumbre y desolación. En este contexto, nos preguntamos ¿qué estamos haciendo mal? Primero: somos conscientes que las fórmulas mágicas no existen, pero sí conocemos el ingrediente básico: la participación de la familia. Segundo: sin invertir en infancia, no podemos esperar cambios. Es crucial la inversión en infancia. En Europa se destina un 2,2% del PIB a la infancia mientras que en España se invierte tan solo un 1,1%. Pero la situación económica en la que estamos inmersos no es excusa. Ejemplo de ello es Irlanda ─país intervenido─ que dedica un 2,4%, el doble que nuestro país. Tercero: la intención y la voluntad de producir un cambio real en infancia es lo que en estos momentos tiene que primar en las acciones políticas. Alejándonos de las diferencias que marcan cada país, la inversión en infancia tiene que estar precedida por algo tan simple como la intención. En el marco regional, tenemos que hacer flashback y situarnos en 2010 cuando todas las fuerzas parlamentarias se comprometieron con el Pacto Andaluz por la Infancia que pretendía situar a la infancia entre las prioridades de la agenda política, económica y social en la comunidad. De este pacto y sus resultados poco sabemos hoy. Cinco años después, 2015, se sube al escenario político una alianza. La Alianza para la Lucha contra la Pobreza Infantil en Andalucía, donde estamos implicados no solo el Tercer Sector, que trabaja con y para los niños, sino también los agentes sociales, las empresas y las entidades bancarias. Y en esta ocasión el panorama resulta distinto. La iniciativa de la Junta, esperada desde hace tiempo por las entidades sociales, plantea establecer una mesa de trabajo y de diálogo, por lo cual se empieza a fomentar la participación, pero aún nos quedan puntos clave por resolver: la inversión y la intención. Ahora nos planteamos hasta dónde llegarán los compromisos de la Alianza por la Infancia. Acciones en el ámbito de la vivienda, medidas extraordinarias de inserción sociolaboral y suministros básicos y ampliación de la cobertura de las ayudas económicas familiares, son algunas de las medidas que se abordan en la Alianza y que depende en gran medida de las intenciones del Gobierno andaluz. (*) EAPN Andalucía es una ONG que lucha contra la pobreza y la exclusión social desde 1994 en Andalucía. Promueve acciones a favor de la inclusión, procurando la sinergia de todos los actores sociales y está compuesta por cerca de 50 entidades sociales y asociada a la Red estatal (EAPN-España) y a la Red Europea (EAPN-Europa).