La oposición debería ir resignándose a unas sesiones de control al presidente de las que este acostumbra a salir sin un rasguño. No es fácil para los portavoces de la izquierda y de la ultraderecha poner contra las cuerdas a un Juan Manuel Moreno venido arriba que, ni aun poniendo su gesto más humilde, puede disimular que se siente en una nube después de haber logrado una mayoría absoluta, haber cortado las alas a Vox y haber sumido a la izquierda en un desconcierto del que tardará tiempo en salir.

El mensaje que la oposición vino a trasladarle este jueves a Moreno en la sesión plenaria podría resumirse aproximadamente en estos términos: “Presidente, por favor, deje de ponerse estupendo”. A lo que a su vez el presidente replicaba que la nueva Andalucía que él encarna necesita ser promocionada en todos los foros, ya sea en Bruselas, en La Toja o de la mano del rey del España. 

La portavoz de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, le recordó con sorna al presidente que también él “es mortal”. El líder socialista Juan Espadas le aconsejó “rebajar la euforia”, “poner los pies en el suelo” y dejar de proclamar que “somos líderes” cuando en verdad no lo somos, mientras que el portavoz de Vox Manuel Gavira le pidió: “Céntrese en Andalucía, que ya llegará el tiempo de Madrid y de Bruselas”.

Aun siendo tan distintos, los tres grupos parlamentarios parecen coincidir en que el presidente andaluz le ha tomado el gusto a su nuevo papel de ‘primus inter pares’ dentro de la estructura de poder territorial del Partido Popular, donde hasta hace muy pocas semanas brillaba en solitario la estrella madrileña Isabel Díaz Ayuso

Donde Moreno tenía la réplica más mano era con el socialista Juan Espadas, al que le recriminó que no se sumara a los elogios a Andalucía que habían hecho compañeros suyos de partido. En sentido estricto, el único compañero de partido de Espadas que ha elogiado la Andalucía de Moreno ha sido el presidente aragonés, Javier Lambán, que la semana repitió en rueda de prensa de uno de los mantras propagandísticos del Gobierno autonómico del PP: que en poco tiempo, Andalucía será la comunidad económicamente líder de España. “¡Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!”, debió pensar Espadas cuando escuchó al aragonés.

Aunque Moreno interpretara que eso era hablar mal de Andalucía, Espadas le recordó que “es falso que la comunidad esté liderando la creación de empleo”, que “cuatro de cada diez nuevos parados son andaluces”, que “el 86 por ciento de las empresas que han cerrado desde 2018 son andaluzas” y que hoy que hay en la comunidad “23.000 empresas menos que hace cuatro años”.

Desde las remotas alturas presidenciales donde mora últimamente, el presidente no se rebajó a rebatir los datos del socialista, sino que se limitó a recalcar que por fin Andalucía se había convertido en una comunidad “respetada” y con la ambición necesaria para convertirse en “una potencia”.

Y algo parecido ocurrió con la portavoz de Por Andalucía. Nieto aireó en la Cámara algunos datos estadísticos que contradicen la euforia gubernamental: que 1.100 enfermeras andaluzas "se han ido a otras comunidades por estar mejor remuneradas" o que 25 de los 30 municipios más pobres de toda España son andaluces. Tampoco aquí el presidente se tomó la molestia de rebatir a su opositora.