Frigiliana es una localidad malagueña que de manera reiterada destaca por salir en distintos rankings que la señalan como uno de los pueblos más bonitos y bellos de España. En la parte más oriental de la comarca de la Axarquía, en el Parque Natural de las Sierras de Almijara, Tejeda y Alhama, como una especie de bellísimo balcón blanco que se asoma al Mediterráneo, aparece la Villa de Frigiliana, con una población aproximada de 3.000 habitantes.

Frente a Nerja, a trescientos metros sobre el nivel del mar y con un microclima subtropical, surge, como despertando del pasado, su elogiado y premiado Casco Histórico, de herencia morisca, donde las calles estrechas, sinuosas y empinadas, los pasadizos, adarves y revellines forman un singular entramado urbano de pequeñas casas que se encaraman unas sobre otras.

Tras obtener en 1982 el primer premio de embellecimiento de los pueblos de España, Frigiliana se expande meteóricamente como destino turístico. Se puso en valor su casco antiguo como reclamo turístico, pero no se quedó ahí, sino que se impulsaron otros elementos que han hecho de Frigiliana uno de los destinos más demandados en Andalucía.

Una procesión de participación exclusiva de las mujeres

Ahora, en Semana Santa, Frigiliana tiene otro aspecto digno de ser conocido. Se trata de la Semana Santa en su conjunto, pues atrae por su belleza serpenteante por las calles moriscas, entre aromas de mar y de geranios en todas y cada una de las cuestas, pero destacando especialmente por la procesión de la Soledad. El municipio tiene en esta procesión, la de la Niña Bonita, en la que solo salen mujeres de todas las edades, en riguroso luto y con velas en las manos, acompañando a la Virgen de los Dolores reconvertida en Virgen de la Soledad, un icono semanasantero y a la vez ligado a la mujer. La Virgen es acompañada por entre doscientas y doscientas cincuenta mujeres pudiendo ver niñas desde los cuatro años, mujeres de mediana edad e incluso de 90 años. Las mujeres más mayores se ubican más cerca del trono. En el transcurso y recorrido de la procesión se apagan las luces de las calles quedando solo la luz de la luna llena y la de las velas que guían a la imagen mariana y todo bajo un tremendo silencio roto solo por las voces femeninas de temas dedicados a La Soledad. Finalizada la procesión, tanto hombres como mujeres se unen para oír al párroco.

Se une el sentido trágico de la pasión y muerte y congrega en sus calles a miles de personas. Supone una exquisita muestra del espíritu barroco que aún envuelve la Semana Santa de Frigiliana y en la que pueden tomar parte solo y exclusivamente mujeres, sin distinción de raza, condición, nacionalidad o credo, pero, eso sí, su vestuario debe ceñirse estrictamente a la tradición inquebrantable del riguroso luto. 

Esta procesión, inconfundible por el fervor popular que provoca entre los vecinos y visitantes, desfila por las calles inmediatamente después de la conclusión del paso del Santo Sepulcro y Virgen de los Dolores (en la madrugada del viernes al Sábado de Gloria). Sume el Casco Antiguo en una total e inquietante oscuridad, quedando iluminados los rincones por donde transita por la tenue luz de los cirios que portan cientos de mujeres rigurosamente enlutadas.

En esta procesión se evidencia el antagonismo de la muerte y la pena compartida por las mujeres en sus cantos marianos que se muestran en las bellas y enigmáticas calles del barrio morisco.

Según la web municipal de turismo de Frigiliana, “Es la luz, solo la temblorosa luz de las velas y el silencio, un silencio fugazmente interrumpido por el lamento de una saeta y el canto de las mujeres, lo que convierte a la procesión de la Virgen de la Soledad en una manifestación autóctona, imitada en su forma en otros muchos lugares, pero nunca alcanzados su espíritu y esencia a los que solo se llega por el camino de la fe”.

Y es que la Semana Santa de Frigiliana es distinta y original incluso en la nomenclatura usual. A los nazarenos o penitentes se les denomina túnicos. A los capirotes o capuchones, faraona y al descendimiento se le conoce por el desprendimiento. Y, como hemos visto, a la procesión única en la que solo van mujeres, se la ha popularizado con el nombre de “La Niña Bonita”.

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