Independientemente de que no haya elecciones autonómicas a la vista, el PP andaluz ha decidido ponerse en ‘modo electoral’. Con todas las consecuencias. Su presidente, Juanma Moreno, se ha comprometido a cerrar en este primer trimestre de 2018 las candidaturas de su partido para las autonómicas –todavía sin convocar– y también para las municipales de mayo del año que viene.

Y para que no queden dudas de esas urgencias electorales, este miércoles el líder del PP ha prometido, aunque no ha dicho cómo, crear en Andalucía nada menos que “600.000 empleos netos de calidad" durante la próxima legislatura si es presidente de la Junta.

Deprisa, deprisa

Lo cierto, sin embargo, es que nadie entiende muy bien por qué tiene tantas prisas Moreno para designar a unos candidatos que en el caso de las locales no tendrán competir hasta dentro de 17 meses y en el de las autonómicas nadie lo sabe.

Un fuente cercana a la dirección del partido conservador aventura que la urgencia de Moreno y su empeño en incluir el adelanto electoral en la agenda política obedecerían a razones de estricto consumo interno: “El partido está roto, con grandes enfrentamientos en varias provincias, donde unos están alineados con Soraya y otros con Cospedal, pero para quienes Juanma no es un referente, por eso quiere concluir cuanto antes el tema de las listas, que una vez cerradas con la bendición de Génova podrían contribuir a pacificar la situación interna”.

Un ex alto cargo del PP de Sevilla no ve, en cambio, riesgo alguno de rebelicón interna, pero sí diagnostica con crudeza que “Juanma no cuenta con nadie, tiene unos cuantos fieles, un grupo muy pequeñito que le es fiel y poco más; así no se puede dirigir un partido como este”.

Una dirección débil

Sí que está, en todo caso, bastante extendida en el partido la sensación de que Juanma Moreno no controla realmente lo que ocurre en las provincias, donde los liderazgos locales –en ocasiones fuertemente enfrentados– parecen movilizarse por razones bastante ajenas a la dirección regional.

Tal vez por ello, Moreno interpreta como un espaldarazo a su liderazgo que Mariano Rajoy haya decidido celebrar en Andalucía la convención nacional del partido, “el gran acto político del PP a lo largo del año y el segundo más importante después del Congreso".

Pero el problema de Moreno no es que el presidente Rajoy no lo apoye lo suficiente o que Javier Arenas siga haciendo la guerra por su cuenta, sobre todo en Sevilla; ni es tampoco que Cospedal no le perdone que ocupara finalmente la plaza de presidente regional que ella había reservado para José Luis Sanz. El problema tiene que ver más bien con las deficiencias del propio Moreno, reflejadas en unas encuestas que siguen siéndole adversas a pesar de los graves problemas internos que ha sufrido el Partido Socialista.

La promesa

El acto donde Moreno ha prometido esos 600.000 empleos que, al menos a los más veteranos, tanto recuerdan los 800.000 empleos prometidos por Felipe González en la campaña de 1982, ha tenido lugar en Sevilla con la presencia de dirigentes regionales y locales, además de diputados andaluces. El motivo era la presentación de la campaña del partido 'Andalucía con empleo ¡YA!'.

El presidente del PP no ha precisado cómo crearía esos 600.000 empleos, más allá de prometer que bajará los impuestos, eliminará trabas administrativas y pondrá en marcha planes de empleo en zonas deprimidas.

El paro registrado en las oficinas públicas de empleo de Andalucía bajó el año pasado en 57.713 personas, el mayor descenso absoluto de desempleados de España y que supone un recorte del 6,54 por ciento, si bien inferior al registrado a nivel nacional, que fue del 7,84 por ciento. La comunidad cerró 2017 con 825.364 desempleados registrados.