Hay tiempo. En concreto, hasta el próximo miércoles 12 de junio en que tendrá lugar el Pleno del Parlamento andaluz.

Hasta entonces Vox podrá decidir si presenta y mantiene su anunciada enmienda a la totalidad del Presupuesto del Gobierno andaluz, conocido el viernes pasado, o si finalmente da marcha atrás.

El presidente de la Junta esta convencido de que será esto último lo que haga el partido al que hace solo unas semanas el líder nacional del PP situaba en la “extrema derecha”, aunque nadie en el partido ha vuelto a repetir esa adscripción que, llamativamente, Vox considera poco menos que ofensiva.

Juanma Moreno, en declaraciones hoy a los periodistas, ha mostrado su convencimiento de que Vox no cumplirá su amenaza, pues de hacerlo supondría “traicionar a sus propios votantes”, además de que el actual Gobierno apenas lleva “cuatro meses” y no tendría sentido ni hay motivo para desestabilizarlo.

Hay pocas dudas de que Vox no tumbará el Presupuesto. Lo interesante será ver cuál es el precio que pone y cómo camuflan el PP y Ciudadanos, pero sobre todo este último, el peaje ultra.

Ciertamente, a Vox no le faltan motivos para rechazar el proyecto presupuestario de la Junta, ya que no solo no ha incorporado ninguna de sus exigencias, sino que incluso varios consejeros presumen de mantener y hasta mejorar partidas como las destinadas a memoria histórica o violencia de género que el partido neofranquista considera radicalmente contrarios al espíritu del pacto firmado con el PP.

A ello se une la irritación que reina en Vox ante el evidente desdén con que ha venido tratándolo Ciudadanos, que todavía se comporta como si no fuera gracias a los votos ultras que el partido naranja está gobernando en Andalucía.

No obstante, Ciudadanos ya empieza a dar signos de un cierto viraje: si hasta hace poco tiempo alardeaban de no reunirse con Vox, ahora dicen estar dispuestos a hacerlo, aunque a continuación añaden que “al igual que con el resto de partidos”. Obviamente, Vox no es como el resto de partidos, dado que se trata de la ‘tercera pata’ del cambio andaluz, pero Ciudadanos hace todo lo posible por negar esa evidencia.

El portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, Iván Espinosa de los Monteros, ha ido hoy un poco más lejos de lo que fueron el lunes sus correligionarios andaluces: “O se cambian sustancialmente los Presupuestos o será muy difícil que se aprueben”.

Pero ni Espinosa ni la dirección andaluza del partido, muy supeditada a las órdenes de Madrid, han enseñado sus cartas revelando que modificaciones concretas del proyecto presupuestario exigirán a sus socios como condición para darle su aprobación.

Vox es consciente de que en enero pasado jugó mal las buenas cartas que los votantes andaluces le habían repartido el 2 de diciembre. Apoyó la investidura de Moreno a cambio de casi nada, pues algunas de las exigencias más llamativas, como la bajada de impuestos o la reducción de las listas de espera sanitaria, ya estaban incluidas en el pacto del PP con Ciudadanos y su cumplimiento no tenía, por tanto, un valor que Vox pudiera apuntarse como propio.