Génova y San Fernando han tomado buena nota de los devastadores efectos que puede llegar a tener una batalla orgánica como la vivida semanas atrás en el PP Sevilla, donde el vengativo emblema ‘Solo puede quedar uno’,  exhibido con furia por ambos contendientes, marcó una pauta que Pablo Casado y Juan Manuel Moreno no quieren que vuelva a repetirse.

Equipos de ambos líderes cerraban ayer un acuerdo merced al cual los congresos provinciales de Jaén, Huelva y Cádiz (extraordinarios) y Almería (ordinario) se celebrarán con listas de unidad y a lo largo de los meses de mayo y junio. Tras una última reunión, ayer en Madrid, un comunicado conjunto de ambas direcciones nacionales certificaba el buen entendimiento.

Los que se van

El PP de Jaén celebrará su congreso el 15 de mayo; el PP de Huelva, el día 22; el de Cádiz, el 23 de mayo, y el PP de Almería desarrollará su cónclave los días 25 y 26 de junio.

En esta última provincia dejará la presidencia del partido el todopoderoso Gabriel Amat, de 77 años y a quien la justicia le sigue los pasos desde hace mucho tiempo intentando confirmar los indicios de corrupción reiteradamente denunciados por oposición y colectivos civiles.

En el PP de Cádiz Ana Mestre dejará de ser presidenta para así poder continuar como delegada de la Junta en la provincia, dado que los estatutos del partido prescriben la incompatibilidad de cargos orgánicos e institucionales o representativos, si bien el precepto es aplicado con bastante flexibilidad.

En Jaén, el también diputado en el Congreso Juan Diego Requena abandonará la presidencia, lograda en el congreso provincial de hace dos años, cuyo desarrollo también fue muy accidentado. De hecho, Requena se proclamó ganador por solo 45 votos a favor de los compromisarios, pero ello después de que su oponente Miguel Moreno lo derrotada en el voto de los afiliados.

En Huelva, donde al igual que en Sevilla y Jaén los resultados electorales han sido históricamente muy adversos para el PP, su presidente Manuel Andrés González lleva ya 13 años en el cargo, pero su intención en seguir en él. La decisión final no está tomada (o sí lo está, pero González aún no lo sabe).

Pelillos a la mar

La vicesecretaria de Organización del PP, Ana Beltrán, resumía así el acuerdo: "Con estos congresos, se refuerza el partido, se renuevan las direcciones provinciales y se pone a punto el tándem ganador Pablo Casado-Juanma Moreno".

En la misma línea, la secretaria general del PP andaluz y mano derecha de Moreno en el partido, Loles López, afirmaba: "Queremos tener en cada provincia el partido más fuerte y más unido, para consolidar el cambio en Andalucía, de la mano de Juanma Moreno, y lograr el objetivo de que Pablo Casado gobierne nuestro país".

Fuentes del PP andaluz confirmaron a Europa Press que el objetivo era "pactar" tanto la fecha de celebración de esos congresos provinciales y "las personas", y evitar que en algunas de esas provincias se repitiera lo ocurrido con el congreso de Sevilla.

Una victoria demasiado cara

En la capital andaluza, en efecto, el partido acudió fuertemente dividido: Génova apoyaba a la candidata finalmente ganadora Virginia Pérez y San Fernando optaba por el alcalde de Carmona, Juan Ávila, quien atribuyo su derrota al juego sucio de su adversaria y mantiene viva su amenaza de acudir a los tribunales para anular el congreso.

El propio presidente Juan Manuel Moreno dijo esta semana que entre las direcciones andaluza y nacional existía “un diálogo abierto para que no vuelva a ocurrir lo que nos ha ocurrido" en Sevilla.

Tanto Moreno como Casado son conscientes de que entrar en una escalada de enfrentamientos provinciales cuyo éxito ninguna de las partes tenía garantizado perjudicaba gravemente al partido, y más en un momento de plena pandemia en que la opinión pública es particularmente crítica con las divisiones internas.

Génova ganó, ciertamente, la batalla de Sevilla pero lo hizo a un coste tan elevado para vencedores y vencidos que ambas partes han acabado por entender que, dado que las fuerzas podrían estar más equilibradas de lo que una y otra pudieron pensar inicialmente, la paz era mejor opción que la guerra.

¿Quién manda aquí?

Recuérdese que Casado tiene a su favor una cultura de partido fuertemente jerárquica en la que la figura del líder no se discute; por su parte, Moreno siempre fue un líder débil pero ahora cuenta con la poderosa maquinaria –política y presupuestaria– de la Junta de Andalucía.

No obstante, es poco probable que la desconfianza entre Madrid y Sevilla desaparezca de un día para otro: a fin de cuentas, lo que se está dirimiendo es la respuesta a la pregunta de ‘quién manda aquí’, problemática en cualquier partido.

La confección de las listas electorales –pero para eso aún parecen faltar muchos meses– dirá si los recelos quedaron definitivamente atrás. A día de hoy sigue habiéndolos. Para muestra, un botón: en la galería gráfica de la página oficial del PP de Andalucía, que alberga decenas de fotos orgánicas e institucionales, Pablo Casado no aparece ni en una sola de ellas.