La histórica movilización sanitaria que se desarrolló el pasado domingo en las ocho provincias andaluzas sembró una semilla que comienza a germinar. La presentación del nuevo libro del presidente andaluz, 'Manual de convivencia. La vía andaluza', en el Palacio de Congresos de Granada en la noche del pasado lunes estuvo marcada por un recibimiento nada halagüeño de un grupo de vecinos y vecinas al grito de: "Menos manual y más sanidad".

En concreto, fueron un grupo de vecinos y vecinas del patrimonial barrio del Albaicín los que se trasladaron hasta las puertas del Palacio de Congresos para recordarle a Moreno Bonilla que su gestión sanitaria está castigando a la ciudadanía andaluza. Pese a las pomposas declaraciones en defensa de la gestión de la sanidad pública que se realizaron en el Congreso del PP-A, donde incluso el propio presidente reclamó a los fieles populares allí congregados que defendieran "a capa y espada" su gestión, la realidad dista mucho de los deseos del presidente.

"Bonilla, escucha, Granada está en la lucha" o "sanidad pública y universal", fueron alguno de los vítores que las varias decenas de granadinos y granadinas allí reunidos espetaron a la llegada del presidente, entre pitos y abucheos. En los carteles, proclamas en defensa de una sanidad pública y contra la gestión del presidente andaluz: "Año 2025: 734 millones a la sanidad privada; Hospital Virgen de las Nieves: 16,3 millones de recorte en personal. Moreno Bonilla deja de mentir", rezaba uno de estos carteles.

Cartel protesta vía andaluza Moreno Bonilla

La movilización sanitaria del pasado domingo llevó a unos 11.000 granadinos y granadinas a las calles de la ciudad para protestar contra la gestión sanitaria del PP andaluz, con la crisis de los cribados como telón de fondo, acompañando al colapso sanitario y a las listas de espera. Estos vecinos y vecinas, reunidos en el Palacio de Congresos aguardando la llegada del diseñador de la 'vía andaluza', se reunieron para mostrar, de nuevo, su enfado ante el cierre del centro de salud de Fortuny-Velutti, que la consejería de Salud confirmó en pleno verano.

Desde que la exconsejera de Salud, Rocío Hernández, anunciara el pasado junio el cierre de este centro de salud, para trasladar el consultorio al centro de salud Gran Capitán, los casi 8.000 vecinos a los que prestaba asistencia el primero protagonizaron sonadas movilizaciones contra esta acción de la Junta.

Según Hernández, este cierre "no afecta a profesionales de referencia ni a la continuidad asistencia", y defendía que suponía una "mejora en la calidad, espacio y seguridad" tanto para pacientes como para el personal sanitario. No obstante, los vecinos y vecinas, agrupados bajo la plataforma Albayzín Habitable, denunciaron el cierre del centro de salud Fortuny-Velutti como "otro ataque más a la sanidad pública". Un cierre, además, que los vecinos aseguraron conocer por la prensa y que les obliga a desplazarse lejos de sus viviendas para ser atendidos en otros centros de salud, con especial afectación para las personas mayores que viven en el casco histórico y eran usuarias de este clausurado centro.