[cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]1. Los jueves, ¿milagro?[/cita] El siguiente intento para investir a Susana Díaz presidenta es el próximo jueves 14 de mayo. Salvo una inesperada reedición de la película de Berlanga ‘Los viernes, milagro’ con el jueves sustituyendo al viernes, la candidata socialista tampoco obtendrá la confianza de la Cámara y habrá de esperar pacientemente hasta después de la cita electoral del 24 de mayo para renegociar la investidura. Tendrá de plazo hasta el 5 de julio, fecha tope antes de repetir las elecciones. Podemos y Ciudadanos no van a bajarse del ‘no’, de manera que por ese lado las opciones de milagro son cero. ¿Se avendrá el PP a la abstención? Solo si algún sondeo fiable certifica que el bloqueo les perjudica de cara al 24-M, podrían cambiar su posición. No es imposible, pero es poco probable, sobre todo sin tener garantía alguna de que el PSOE les dejaría gobernar en las ciudades donde se produjera un resultado homologable al del Parlamento andaluz. ¿Puede el PSOE garantizarles eso? Ni puede ni seguramente quiere. El milagro, pues, tendrá que esperar. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]2. Contra soberbia, humildad[/cita] En un principio, el PSOE simulaba no estar preocupado por la posibilidad de una repetición electoral. Decía estar seguro de que quienes lo pagarían en las urnas serían los otros. Sin embargo, nada garantiza que en unas nuevas elecciones, y dada la volatilidad extrema del panorama político, el propio Partido Socialista no sufriera un severo correctivo por no haber conseguido Díaz la estabilidad que decía no tener cuando dio por roto el acuerdo con IULV-CA. Hay consenso en los partidos de la oposición en interpretar aquella decisión de Susana Díaz como un acto de soberbia personal y codicia política. No hay más que oírlos: a cada momento, ya sea Teresa Rodríguez, Juanma Moreno o Antonio Maíllo, no cesan de aconsejar a la díscola hermana Susana un poco más de humildad, paciencia, templanza y todas las virtudes cardinales y no cardinales que se les ocurren. Díaz no pretendía provocarlos, pero lo hizo, y ellos ahora están le pasando la factura de aquella provocación. De aquí al 24 de mayo, pues, a Susana Díaz le toca pagar. Para ella es muy duro, sin duda, pero más duro es para ellos. No hay que olvidar que el 22-M Podemos salió trasquilado, el PP hundido e Izquierda Unida humillada. Muchas veces los partidos salen así de unas elecciones, pero casi nunca pueden tomarse el desquite por ello. Esta vez podían y lo han hecho. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]3. Sin perdón[/cita] El partido que dirige Antonio Maíllo tardará mucho tiempo en perdonarle al PSOE de Díaz el adelanto electoral. La presidenta encontró una buena percha –que IU jamás debió poner en su mano– en la decisión de la federación de izquierdas de convocar en junio de 2015 una consulta entre sus militantes para decidir su continuidad en el Gobierno andaluz. Se precipitó IU. Eso piensan también algunos de sus dirigentes: si en vez de tomar esa decisión en diciembre, como lo hizo, la hubiera pospuesto a abril, por ejemplo, Díaz no habría tenido margen legal para adelantar las autonómicas porque estas se habrían solapado con las municipales. IU todavía está conmocionada y no puede pensar con claridad. Si lo hiciera vería que Podemos todavía no la ha matado del todo, que todavía tiene una oportunidad en la política andaluza, pero si quiere aprovecharla tendrá que hacer algo más que quejarse de lo injusto que el mundo ha sido con ella. La gestión del resentimiento es, por definición, un ejercicio narcisista: psicológicamente es consolador, pero políticamente es letal. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]4. Hagan juego[/cita] Sea como sea y tenga la culpa quien la tenga, Susana Díaz no puede ocultar el fracaso de su pretensión de ganar en estabilidad, aunque sí puede aspirar a que ese fracaso no dure mucho más allá del día 25 de mayo, cuando los resultados electorales desatasquen el –muy artificial– bloqueo andaluz. Susana Díaz puede proclamar indignada que no ha logrado la investidura por la intransigencia y el revanchismo tacticista de los partidos de la oposición, pero lo que no puede negar es que la decisión de adelantar las elecciones fue suya y solo suya. ¿Hay un cierto espíritu de trágala en la oposición al ponerle a su abstención ese precio tan disparatadamente elevado? Lo hay, pero así es la partida y no hay otra. No al menos hasta el día 25, en que empezará una nueva partida con nuevas cartas, nuevos jugadores, nuevas apuestas y, sobre todo, un nuevo espíritu, más posibilista y conciliador, en la mesa de juego. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]5. Ciudadanos de paja[/cita] La división andaluza de Ciudadanos ha salido malparada en el proceso de negociación con los socialistas para la finalmente frustrada investidura de Díaz. Su líder nacional Albert Rivera ha actuado sin consideración alguna hacia su cabeza de cartel, el sanluqueño Juan Marín, cuyo modesto pero digno papel inicial se ha convertido finalmente en un papelón. Al tratar, al menos en apariencia, a Marín como un hombre de paja, el daño ocasionado a la organización andaluza tal vez sea irreparable. O incluso algo peor: tal vez Rivera ni sea consciente del daño ni tenga, por tanto, interés alguno en repararlo. El líder de Ciudadanos corre el riesgo de cometer el mismo pecado de personalismo despótico que ha enterrado a la UPyD de la ciudadana Rosa Díez. La soberbia no acamparía, pues, únicamente en territorio socialista. Por lo demás, el obsesivo empeño de Rivera en alancear a un cadáver político pero hombre impecablemente honesto como Manuel Chaves ha rozado la obscenidad. Muchos socialistas andaluces no se lo perdonarán nunca. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]6. El resplandor de la hoguera[/cita] Y luego está Podemos. Nada va a ser igual en este Parlamento desde la irrupción de la formación morada con sus valiosos 15 escaños. Con ellos ha llegado al Hospital de las Cinco Llagas como un aire no viciado, el frescor de la calle y el viento de las alamedas, pero ha llegado también el Departamento de Expedición de Certificados de Pureza. Dentro de 15 días Podemos querrá gobernar o influir en gobiernos y tal vez no tenga más remedio que aceptar votos o tomarlos prestados de los pecadores de la casta, vendidos todos ellos a la banca. En su discurso de investidura Susana Díaz se movió en la dirección marcada por Podemos, pero a Teresa Rodríguez y los suyos no es que eso les pareciera insuficiente, es que interpretaron que las concesiones de Díaz eran insignificantes, inexistentes en realidad, meras tácticas maniobreras de la casta para hacerse con la investidura por cuatro gordas. En la dureza negociadora de Podemos también hay, cómo no, táctica electoral y cálculo pecador, pero parece que no los hubiera porque el público tiene la vista puesta en el resplandor de la hoguera donde Podemos, como un Savonarola de izquierdas, se propone acabar con las vanidades de este mundo: régimen, casta, bancos, cargos, cuentas, chóferes, sueldos, asesores... La pureza no negocia, exige: si se lo dan, bien; y si no, la hoguera. La España y la Andalucía de este incierto siglo XXI necesitaban urgentemente a alguien como Podemos, tanto tal vez como la Florencia del Quattrocento necesitaba a alguien como el célebre dominico, pero debe racionar el uso de las teas, cuyo abuso inmoderado acaba, ya lo sabemos, 'en humo, en polvo, en sombra, en nada'. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]7. El pronóstico[/cita] El 24 de mayo cambiarán las cosas. No pueden no cambiar, pues de lo contrario habría elecciones, aunque –ojo– con una Susana Díaz resentida por el fracaso de no haber sido investida, nunca se sabe. En principio, habrá investidura después de esa fecha, sí, pero las negociaciones estarán inspiradas por el mismo principio que hasta ahora: haya investidura, pero facilítenla los otros, no yo. Todos los partidos confían en hallar tras el 24-M la manera de sacarle partido al bloqueo propiciado hasta ahora. Y tienen, por cierto, toda la razón en confiar en ello: se lo sacarán.