El mérito científico es de la Universidad de Málaga, pero al consejero de Presidencia y portavoz de la Junta, Elías Bendodo, le ha faltado tiempo para apuntarse el éxito político que supone que Andalucía pueda fabricar en breve y a bajo coste sus propios respiradores para auxiliar a los enfermos de coronavirus.

La web oficial de la Junta, que gestiona la Consejería de Presidencia, titula así la información sobre el respirador: "Salud y Familias diseña un prototipo de respirador para reforzar la asistencia sanitaria por COVID-19". Sin embargo, el comunicado oficial de la Universidad de Málaga (UMA), publicado en su web, no incluye mención alguna a la supuesta participación de la Consejeria de Salud y Familias.

"Volvemos a adelantarnos"

En su rueda de prensa de ayer, Bendodo dijo que “el Gobierno de Andalucía ha llegado a un acuerdo en colaboración con la Universidad de Málaga, hemos dado también un paso firme para fabricar nuestros propios respiradores, que es el material que ahora se hace más necesario”.

Tras informar de que ya se tenía "el OK del ministerio" para fabricar los respiradores, el portavoz se deslizó de nuveo hacia el autobombo que tanto suele recriminarla la oposición: "Andalucía se vuelve a anticipar, lo hizo ya al fabricar sus propios test para hacer las pruebas a los afectados y ahora fabricando nosotros mismos los respiradores que van a ser tan ncesarios”.

“Somos la primera comunidad autónoma que se está dotando por sí misma, fabricando ella misma test rápidos de la mano de la Administración andaluza junto con universidades y la Fundación Progreso y Salud, de los que ya ha puesto en marcha los 300 primeros en Córdoba y Jerez", decía el pasado fin de semana el portavoz autonómico.

Sin embargo, ayer mismo el propio Bendodo reclamaba al Gobierno central que no hubiera más retrasos en la llegada a Andalucía de test rápidos para la detección del coronavirus. Como se sabe, el Gobierno de España ha tenido que devolver, porque no son efectivos, un lote de 9.000 kits de test rápidos que fueron comprados, a través de una empresa española, a un proveedor chino.

Piezas industriales comunes

En realidad, los promotores y creadores son un grupo formado por profesores de Ingeniería de la Universidad de Málaga, profesionales sanitarios de los hospitales universitarios Regional de Málaga y Virgen de la Victoria y científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA).

Según explicaba el vicerrector de Investigación de la UMA, Teodomiro López Navarrete, se trataba de crear un respirador fácil de hacer, barato y, sobre todo, que satisficiera la necesidad de proporcionar más respiradores a las unidades de cuidados intensivos (UCI) de los hospitales que pueden verse sobrecargadas para atender a pacientes con patología respiratoria causada por el nuevo coronavirus.

Según explica la UMA en su web, “los profesionales han ideado un respirador basado en piezas industriales comunes, evitando específicamente las que están relacionadas con los respiradores para eludir un posible desabastecimiento de este tipo de materiales, teniendo en cuenta las circunstancias actuales a nivel mundial”.

Un coste de 600 euros

El dispositivo ya ha sido probado con éxito en modelo animal, con resultados satisfactorios tras más de 24 horas en funcionamiento. Según han explicado los expertos, este tipo de respirador consigue suministrar oxígeno al paciente mediante conducción (y no oxígeno de ambiente) como en otras iniciativas que se han llevado a cabo en los últimos días, “ofreciendo así una alternativa real a los actuales respiradores homologados que se encuentran en las unidades de cuidados intensivos para pacientes graves con la sintomatología de la enfermedad COVID-19”, aseguran.

Aclaran también, que el modelo planteado de fabricación de los respiradores tiene el objeto de ser usados en caso de extrema necesidad, actuando como respaldo a los existentes y que estuvieran en uso con otro paciente.

Según el catedrático y experto en Robótica Quirúrgica Víctor Muñoz, el precio aproximado de los materiales necesarios para su fabricación sería de 600 euros y el tiempo de tenerlos listos sería de apenas dos horas contando con el trabajo manual de dos personas.

Según han explicado los expertos, este tipo de respirador consigue suministrar oxígeno al paciente mediante conducción, y no oxígeno de ambiente, como en otras iniciativas que se han llevado a cabo en los últimos días, "ofreciendo así una alternativa real a los actuales respiradores homologados que se encuentran en las unidades de cuidados intensivos para pacientes graves con la sintomatología de la enfermedad COVID-19".

Los (verdaderos) diseñadores

En el equipo de investigación y diseño han participado Ignacio Díaz de Tuesta, cirujano cardiovascular; y Miguel Ángel Prieto, intensivista y coordinador clínico, ambos del Hospital Universitario Regional de Málaga; y José Luis Guerrero Orriach, anestesista e intensivista del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga. Este equipo médico ha contado con el asesoramiento de Gonzalo Varela Simó, cirujano torácico y asesor científico del Hospital Universitario de Salamanca.

También participan en el desarrollo de este prototipo científicos del IBIMA, con su director a la cabeza, Francisco J. Tinahones, así como Isabel Guerrero, responsable de la Unidad de Innovación de este instituto de investigación malagueño, y su gerente, José Miguel Guzmán.

Para poder trasladar el diseño original de la idea a la ingeniería aplicada a la salud, teniendo en cuenta los parámetros indicados por los profesionales sanitarios, han participado Víctor Muñoz y Carlos Pérez del Pulgar, profesores de Ingeniería de la Universidad de Málaga, responsables de la programación del automatismo. 

Asimismo, ha participado la profesora de la UMA Mª Victoria de la Torre y el veterinario de esta institución Ricardo González-Carrascosa, así como un buen número de empresas que de manera solidaria han contribuido a aportar material para poder producir este prototipo.