En pocos días estará a la venta en las librerías, se titula 'Cuando ya nada se espera' y su autor es José Antonio Griñán, que define su obra, aparecida bajo el prestigioso sello editorial de Galaxia Gutenberg, como “una defensa apasionada de la Transición”, que fue capaz de “crear un espacio común compartido donde todos los partidos políticos deberíamos entendernos".

Quienes busquen en sus páginas una autobiografía de Griñán, deben ser advertidos de que ‘Cuando ya nada se espera’ habla mucho de España y apenas de su autor, político de un bagaje intelectual poco común entre quienes se dedican a la cosa pública en nuestro país.

Grián está ahora en tareas de promoción de la obra, con la que rompe el silencio de los últimos años a raíz de su procesamiento y condena en el macrojuicio de los ERE. Esta mañana ha estado en Onda Cero y en los próximos días lo hará en distintos medios. 

Sobre su condena, pendiente de revisión por el Supremo, que el próximo mes de mayo celebrará vista oral para escuchar a las defensas que han presentado recurso, Griñán asegura: "No creo en mi inocencia, sé de inocencia, espero que el Tribunal Supremo haga justicia, por eso hemos recurrido”.

Griñán ha rehusado abundar en su reflexión sobre el caso ERE para explicar que "la argumentación está minuciosamente recogida, detallada y prefiero no pronunciarme, con el recurso haría mal si me pronunciara", aunque sí ha precisado que "de esas ayudas de prejubilación a 6.000 trabajadores a nadie se le ha reclamado que las devuelvan, aunque hubo intrusos que no se debieron producir".

En el caso de que el Supremo confirmara su sentencia, que incluye una severa pena de cárcel, procedería a "acatar la sentencia y mi vida habría terminado; voy a cumplir 76 años, con esa edad qué queda: las expectativas son ordenar las cosas y dar cariño a los que te lo dan".

"Ese futuro lo veo ganando esa sentencia", ha proclamado igualmente el expresidente de la Junta de Andalucía, quien fue condenado a seis años y dos días de prisión e inhabilitación de 15 años y dos días por la Audiencia de Sevilla en noviembre de 2019 dentro de la llamada pieza política del caso ERE.

Tras ser cuestionado por el hecho de que los ERE figuran a partir de la página 530 de su libro, de un total de 550, y de si en su momento fueron empujados a abandonar el PSOE, Griñán ha explicado que "no en mi caso, no", para apuntar entonces que "dimití como presidente de la Junta de Andalucía cuando todavía no había ni siquiera un auto, de senador, me fui del partido para no hacer daño", y proclamar entonces que "me siento socialista, creo profundamente en la socialdemocracia".

"No quería hacer daño", ha indicado el expresidente de la Junta de Andalucía, quien ha trasladado que "Felipe González, Alfonso Guerra me han estado apoyando incondicionalmente, dándome cariño".

Preguntado si el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se ha interesado en alguna ocasión por él, si le ha llamado, Griñán ha respondido que "sí, hemos cruzado algún mensaje" y detallar que en algún encuentro "ha sido cordial, atento, nada que puede considerar que tuviera resistencia a saludarme" y considerar seguidamente que "los dirigentes no se han portado nada mal" con el remache de que "las llamadas de Alfonso Guerra y Felipe González han sido una constante".

"No hacer daño a los demás", ha reiterado el expresidente del Gobierno andaluz y del PSOE sobre su intención al renunciar a su militancia socialista para apuntar que "el libro lo cierro en 2013", en su retrato de un periodo de España que ha situado entre 1945 y 2013.

En el caso de que fuera absuelto por el Tribunal Supremo, preguntado si recuperaría la militancia en el PSOE, ha explicado que "ni lo he pensado, no lo creo" para explicar a continuación su percepción de la militancia, de la que ha trasladado que "es un compromiso activo y no estoy para mucha actividad", antes de trasladar que su contribución se encamina a que "puedo estudiar, analizar, dar consejos, hay dirigentes que me preguntan", por lo que ha desechado el retorno a la militancia como un ejercicio intenso y activo porque "para ese tiempo el mío ha pasado".

Ya por la noche, Griñán era también entrevistado por Aimar Bretos en su programa Hora 25, de la Cadena SER. Sobre su dimisión en 2014 afirmaba: "Dimití como presidente de la Junta de Andalucía en el momento en el que me di cuenta de que el caso de los ERE no me permitía hacer política como debía. Lo dejé todo antes de que se abriera procedimiento penal. Una cosa a la que quiero es al PSOE y antes que hacerlo daño prefiero irme de la política".

Sobre la sentencia que lo condenó, Griñán recalcaba: “Sé que soy inocente y voy a ganar la sentencia. No contemplo el indulto. Para que exista delito de malversación debe existir la disponibilidad del dinero. Ya veremos qué hice mal, creo que efectivamente si se dice que algo hubo mal, algo debe haber”.

Para él, escuchar el fallo de la Audiencia de Sevilla fue uno de los peores momentos de su vida: "Cuando recibí la sentencia, recibí el dolor y la pena más dura. Ese sentimiento no era por mí, a mí lo que me dolía era mi familia y luego he visto que mi familia es la que más me ha apoyado. Cuando recibes una sentencia de ese tipo te das cuenta de que recibes muchas cosas que no mereces. Es una situación muy dura que hemos tenido que afrontar".

En la entrevista de Carlos Alsina en ONda Cero, cuestionado si considera al actual presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, un buen presidente, Griñán ha afirmado que "no tengo base suficiente" para afirmar "si es bueno o mal presidente", después de argumentar que Moreno ha sido "cariñoso" en algún momento con él, así como ha considerado que "la política andaluza no la conozco en profundidad, no emito juicio".

En una referencia a la actualidad, como es el pronunciamiento favorable de España al plan de autonomía del Reino de Marruecos para el Sáhara, Griñán ha sostenido que "aquello que dije lo repito ahora", en referencia a su calificación de "plan interesante" de una propuesta del entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero sobre la autonomía para el Sáhara, para considerar que "en el mundo de las relaciones internacionales no se tienen amigos, se mueven por intereses".

Tras apostar por tener "las relaciones de vecindad siempre engrasadas, con Francia, Portugal, y Marruecos" al argumentar que "no vivimos en una isla", se ha reafirmado para apuntar que "todos los esfuerzos por engrasar son bienvenidos, es una parte fundamental de la política, conviene tener buenas relaciones con Marruecos, Francia y Portugal".