¿Estuvo el pozo tapado con una piedra o con bloques de hormigón para evitar que alguien pudiera dañarse al no advertir el agujero? Si lo estuvo, ¿cuándo y por quién fue retirada tal protección, provisional pero suficientemente segura para impedir accidentes?

Son algunas de las principales preguntas que intenta esclarecer la titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga que investiga si hubo o no un delito de homicidio por imprudencia en la muerte accidental del pequeño Julen, rescatado sin vida el 26 de enero a los 13 días de caer en un pozo de apenas 25 centímetros de diámetro y unos 70 metros de profundidad, en las afueras de la localidad malagueña de Totalán.

Declaran los padres

Los padres de Julen han declarado este lunes como testigos, ratificando lo manifestado anteriormente y concretando aspectos del entorno en el que se produjo el accidente. El viernes de la semana pasada declaró como investigado el dueño de la parcela, que reiteró que el mismo día de la tragedia tapó el agujero con dos bloques de hormigón, siguiendo las indicaciones del profesional al que contrató la perforación.

Los padres del niño acudían ayer al juzgado acompañados del dueño de la finca, David Serrano, familiar y único investigado por ese presunto delito de homicidio imprudente y a quien acompañaba también su pareja. Los cuatro estaban el día del accidente en la parcela, adonde habían acudido para pasar un día de campo preparando una paella; por ahora no hay trascendido que sus declaraciones hayan incurrido en contradicciones o incompatibilidades manifiestas.

"De repente dejé de verlo"

Precisamente la pareja de Serrano, según fuentes judiciales citadas por Europa Press, ratificó a la juez que vio al niño que estaba corriendo y de repente dejó de verlo. Esta y otras declaraciones confirman que, en efecto, en ese momento el pozo no estaba tapado, pero la instrucción debe aclarar si lo estuvo alguna vez, como asegura el dueño de la finca.

También el padre del niño declaró lo mismo en su día ante la Guardia Civil: que vio al niño corriendo y de pronto desapareció de su vista, por lo que acudió a rescatarlo metiendo el brazo por el pozo pero ya era tarde.

La piedra y la zanja

El pocero declaró a la Guardia Civil que, como es habitual al no hallar agua, no enfundó o entubó el agujero, aunque colocó sobre él no los bloques de hormigón a los que aludió Serrano, sino una piedra de unos 15 kilos y la rodeó con la tierra extraída, formando una especie de cono truncado que alertaba de la prospección. Más tarde una máquina excavadora llevó a cabo trabajos de movimiento de tierras, en concreto una zanja en forma de L para levantar un muro de contención.

La madre de Julen declaró ayer que desconocía que en la parcela pudiera haber un pozo al descubierto, pues de haberlo sabido nunca habría ido allí con su hijo. Por su parte, el padre testificó que el dueño, Serrano, le advirtió que había tres pozos en la parcela, dos de ellos entubados y sellados herméticamente; el tercero no habría estado sellado, pero sí tapado con esos bloques de hormigón, si bien, al menos en el momento del accidente, no cubrían el agujero sino que habrían sido apartados y fueron hallados en las inmediaciones de la prospección.

"No mienten"

Tras la declaración judicial, la abogada de los padres –que están personados en la causa pero todavía no han decidido si formularán acusación formal– explicó a los periodistas que los padres "son personas que no mienten y no tienen por qué hacer una declaración distinta" a la realizada, apuntando que, a lla vista de un croquis elaborado por la Guardia Civil, concretaron ante la juez aspectos como dónde se encontraban las mesas "y sobre todo en cuanto a la ubicación del pozo, qué había o qué dejaba de haber" en la zona, informa Europa Press.

El miércoles que viene, informa la misma agencia, están citados como testigos tres senderistas que fueron los primeros en llegar al lugar el día de los hechos. Posteriormente, el 12 de marzo están llamados, también como testigos, el pocero y el hombre que hizo la zanja; mientras que el 13 irán guardias civiles y Ángel García Vidal, que coordinó las tareas de ingeniería en el rescate.