Primer encontronazo abierto entre los dos principales partidos de la derecha a cuenta de la negociación de la Mesa del Congreso de los Diputados. A los reproches lanzados por la dirección nacional de Vox al PP se sumaba ayer el portavoz del grupo parlamentario de extrema derecha en Andalucía, Alejandro Hernández.

El portavoz ultra se limitó a lanzar un mensaje de advertencia a la dirección andaluza del PP, de la espera que no se comporte como lo han hecho sus mayores de Génova, a quienes Hernández afeó su “estilo habitual, el estilo Gürtel, trilero y tramposo”.

Hernández recalcó que resultaba bastante llamativo que en la “brevísima legislatura anterior se dijera que Vox, con 24 diputados, no tenía ningún derecho a estar en la Mesa del Congreso y ahora, a Ciudadanos, con solo 10 diputados, se le quiera dar ese puesto en la Mesa”. El portavoz andaluz culpó al PP de haber provocado que Vox “casi se quedase fuera de la Mesa”.

Las hostiles declaraciones de Hernández, hechas ayer por la mañana, no han tenido respuesta por parte de la dirección andaluza del PP, cuyo estruendoso silencio solo cabe explicar por su dependencia parlamentaria de Vox, en cuyas manos está la estabilidad del Gobierno de PP y Ciudadanos. Juanma Moreno y los suyos están decididos a no correr riesgos con Vox, un partido singularmente picajoso con el que conviene guardar las distancias.

En Andalucía las relaciones entre las dos formaciones son fluidas. De hecho, desde que Vox prescindió meses atrás de Francisco Serrano como portavoz, la dirección regional del partido ultra no ha puesto en ningún aprieto serio al Gobierno andaluz, aunque sí lo hayan hecho dirigentes nacionales como Rocío Monasterio con su visita electoral a un centro de menores extranjeros en Sevilla.