¿Acertarán las encuestas? La pregunta que todos los partidos se hacen obsesivamente en las semanas previas a cualquier cita electoral se la plantean hoy en Andalucía con unos niveles de ansiedad desconocidos desde hace años.

No es preciso, por cierto, agarrarse a los controvertidos cambios de estimación introducidos por el CIS en su últimos barómetros para encontrar diferencias en algunos casos desconcertantes en las proyecciones de las diferentes firmas demoscópicas privadas: hasta  ¡casi 10 puntos! de diferencia para un mismo partido han llegado a registrar unas u otras.

Una sola coincidencia

La única coincidencia de todos los sondeos es que el Partido Socialista ganará las elecciones. Pero hasta ahí llegan los parecidos: unos dan al PSOE una ventaja sobre el segundo –a veces el PP y a veces Cs– de hasta 13 puntos, mientras que otros rebajan esa distancia hasta poco más de cuatro.

Unos sondeos le dan a Cs la segunda plaza y otros lo llevan hasta la cuarta; unos salvan al PP y otros lo hunden por debajo incluso de Adelante Andalucía…

El repaso a los datos ofrecidos por los últimos sondeos sobre las andaluzas resulta poco menos que desconcertantes. Veámoslos.

Celeste-Tel

El sondeo de Celeste-Tel para Eldiario.es ofrecía el pasado día 4 el siguiente pronóstico: el PSOE quedaría muy por delante de sus competidores, con un 36,7 por ciento (1,3 puntos más que en 2015 pero entre tres y un escaño menos: 44-46); el PP sufriría un retroceso severo aunque no trágico ya que conservaría con holgura la segunda plaza (23,8 por ciento frente al 26,8 que tiene ahora y 28-30 escaños frente a los 33 actuales); la confluencia de izquierdas Adelante Andalucía (AA), con el 19,3 por ciento, se dejaría 2,5 puntos con respecto a la suma porcentual de IU y Podemos en 2015, pero mejoraría en escaños: 22-23 frente a los 20 de ahora; y Ciudadanos no vería cumplidas sus expectativas de adelantar al PP, ya que seguiría en última posición si bien mejorando 4,3 puntos sobre los 9,3 logrados hace tres años y pasando de 9 a 12-13 escaños.

SocioMétrica

La proyección de Celeste-Tel contrasta con la que hacía apenas mes y medio hacía SocioMétrica para El Español. Esta era su estimación: el PSOE conseguiría el 27,1% de los apoyos y entre 32 y 34 escaños, Ciudadanos le seguiría con el 22,9% de los votos y entre 25 y 27 escaños, Partido Popular con el 21,6% y el mismo número de escaños y AA sumaría un 21% y alcanzarían también de los 23 a los 25 escaños.

Es llamativo que haya una diferencia de nada menos que 9,3 puntos en la renta electoral que Celeste-Tel y SocioMétrica atribuyen a Ciudadanos: la primera le da a los naranjas un 13,6 por ciento y la segunda un 22,9. Y algo parecido sucede con respecto al PSOE: 9,6 puntos de diferencia entre un sondeo y otro.

Instituto IMOP Insights

La distancia en las previsiones no se refiere solo a esas dos encuestas. La de El Confidencial del pasado 20 de octubre también incluye la novedad de situar al PP en último lugar, por detrás de Adelante Andalucía.

Realizada por el Instituto IMOP Insights, entre el 15 y el 17 de octubre, el PSOE pasaría del 35,4% de votos de las andaluzas de 2015 a un más bien escuálido 29,8%; Ciudadanos ocuparía la segunda plaza con un 22,3% de los votos, le seguiría Adelante Andalucía con un 21,8 y se quedaría como farolillo rojo el PP con solo un 20,5 por ciento.

NC Report

Un día después, el 21 de octubre, La Razón publicaba la suya con datos muy alejados de los ofrecidos por El Confidencial. Elaborada por NC Report, según el sondeo del diario de Planeta el PSOE-A lograría un 36,6 %de los votos y 45 escaños, lo seguiría el PP-A con un 23,4 % de los votos y 28 escaños en la Cámara andaluza y a continuación iría Adelante Andalucía con un 18,6 por ciento y 22 diputados en el Parlamento. En esta ocasión el farillo rojo sería para Ciudadanos: 14 por ciento y 14 escaños.

Metroscopia

Y para complicarlo todavía un poco más he aquí los resultados que daba Metroscopia el pasado 24 de septiembre en una encuesta para el Grupo Joly aunque referida los resultados andaluces en unas elecciones generales, no en las autonómicas del 2 de diciembre.

El PSOE ganaría en Andalucía las elecciones legislativas con un 27,7 por ciento de los votos, el PP –que ganó las de 2016– se quedaría en un 22,8 por ciento, Ciudadanos le arrebataría a Podemos el tercer puesto con el 20,8 por ciento de los votos y los morados pasarían al cuarto puesto con el 15,1 por ciento de los votos.

Riesgo de contagio

Hay que remontarse a fechas políticamente tan comprometidas como junio de 1994, marzo de 1996 o, más recientemente, marzo de 2012 para identificar una cita con las urnas tan cargada, por una parte, de alicientes e incertidumbre y, por otra, con tal potencialidad de contagiar al cuerpo nacional de electores.

En el 94, el PP de Javier Arenas se quedó a solo cuatro escaños del PSOE de Chaves (41 frente a 44) y la Izquierda Unida de Luis Carlos Rejón se disparó hasta los 20 parlamentarios. Los socialistas no sentirían tan próximo el aliento del PP en su nuca hasta la primavera de 2012, cuando solo tres escaños los separaron del PP.

Las encuestas del 96

Pero antes de llegar al entonces remoto 2102 hay que detenerse en la fecha del 3 de marzo de 1996 para identificar incentivos electorales equiparables a los que ofrece la cita del próximo 2 de diciembre: en Andalucía, la gran sorpresa de aquella noche en que Felipe González era derrotado por José María Aznar fue que Javier Arenas no logró adelantar a Manuel Chaves.

Las encuestas de aquel año 96 fallaron estrepitosamente, aunque lo hicieron más en Andalucía que en el resto de España: aquí auguraban una victoria del PP sobre el PSOE –49 frente a 42 escaños– que no se produjo –la batalla quedó en 51 socialistas y 40 populares–, mientras que en España sí ganó el PP, si bien con una ventaja mucho menor de la que había previsto los sondeos.

Las encuestas de 2012

La historia de 2012, mucho más reciente, es bien conocida: de nuevo fallaron las encuestas: la mayoría absoluta que casi todas ellas atribuían al PP no llegaría a producirse. Sí acertaron bastante, en cambio, en sus pronósticos de 2015.

1996 y 2012 se parecen a 2018 en que también ahora las encuestas vaticinan cambios importantes en el mapa andaluz, no en el sentido de que el PSOE pueda perder el poder pero sí en el de que al PP le sería arrebatado el cetro conservador, un vuelco impensable hace solo un par de años.

Ahora bien, al estar como entonces en un momento político tan inusualmente volátil e incierto, si en 1994, 1996 y 2012 fallaron las encuestas, también pueden fallar ahora. Y podrían hacerlo, además, en cualquier sentido: tanto a favor del PP conservando una cómoda distancia sobre Cs como a favor de éste dejando atrás a los populares. E incluso podrían fallar en relación al PSOE: si los sondeos fallaron en el 96 y 2012 en contra del PP, ¿acaso no podría suceder ahora lo mismo pero en contra del PSOE?