Aunque han sido varias las veces en que Vox ha amagado con levantarse de la mesa de juego y aun con poner ésta patas arribas, al final  siempre se echó atrás y permaneció en la partida, si bien sin dejar de quejarse de que los jugadores del PP y Cs hacían trampas. Esta vez, sin embargo, las apuestas se inclinan por que habrá ruptura.

Así ha vuelto a confirmarlo hoy el portavoz ultra Manuel Gavira en una nueva entrevista en Canal Sur Radio, donde ha dicho que “a día de hoy” Vox no apoyará el Presupuesto de Andalucía para 2022, lo que a su vez contribuirá a acelerar la convocatoria adelantada de elecciones, objetivo de partido desde hace meses.

En realidad, la negativa de Vox a respaldar las cuentas no es nueva. La extrema derecha no se ha movido de la posición marcada el pasado 22 de mayo por su líder nacional Santiago Abascal. Fue en un mitin en Sevilla a las puertas del palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta: “Si quieren apoyo, que de ahora en adelante cuenten con el PSOE para sacar sus Presupuestos”, dijo el líder ultra, muy enfadado con el Gobierno andaluz porque había aceptado dar cobijo en la comunidad a 13 menores marroquíes no acompañados llegados ilegalmente a Ceuta. El PP, añadió, “ha comprado el discurso del buenismo progre de la inmigración”.

Gavira ha resumido hoy en la entrevista el memorial de agravios infligidos por sus socios: “Moreno incumple los acuerdos relacionados con la okupación, inmigración, memoria democrática, ideología de género, Canal Sur, administración ilegal paralela...”.

En los despachos presidenciales de San Telmo está cada día más extendido el convencimiento de que esta vez no podrán contar con Vox. El propio consejero de Hacienda y Financiación Europea, Juan Bravo, así lo daba a entender ayer al admitir que el Gobierno andaluz se enfrenta a "una situación más complicada que nunca" para poder aprobar el Presupuesto de 2022.

El PSOE de Juan Espadas dice estar dispuesto a negociar las cuentas y aprobarlas llegado el caso, pero ni el PP ni Cs creen en la sinceridad del ofrecimiento; dan por hecho que los socialistas nunca respaldarían un Presupuesto que llevara la firma de la derecha.

Mientras, el presidente Moreno no cesa de repetir que su deseo es agotar la legislatura, que concluye a finales de 2022, pero ese propósito se antoja poco realista si no logra aprobar el Presupuesto, pues este fracaso evidenciaría una debilidad parlamentaria que difícilmente podria prolongarse durante un año.

En ese escenario ganaría enteros la opción de celebrar las elecciones autonómicas la próximas primavera. Ese parece, desde luego, el deseo de la dirección nacional del PP, donde se acaricia la idea de que Andalucía y Castilla y León abrieran simultáneamente las urnas a mitad de marzo. Un doble triunfo de las derechas metería presión a Pedro Sánchez para que adelantara elecciones y catapultaría al candidato Pablo Casado.

La llave, pues, está en manos de Vox, donde también debe de haber dudas sobre qué hacer. La razón de que quieran elecciones en Andalucía cuanto antes es conjurar el peligro de un efecto Ayuso, que en Madrid hizo perder a Vox muchos miles de votos que regresaron al PP.

Pero provocar un adelanto electoral también tiene sus riesgos: el PP les echaría la culpa de haber acortado irresponsablemente la primera legislatura conservadora en Andalucía.