Aunque el alcalde del PP, Francisco Góngora, niega que Vox tenga nada que ver con ello, de llevarse a cabo el plan anunciado por el regidor quien se apuntaría el éxito político será el partido de ultraderecha, de cuyos concejales depende la estabilidad del gobierno local.

El plan es este: que el Ayuntamiento de El Ejido abandone el sistema de seguimiento de víctimas de violencia machista, activado por el Ministerio del Interior en 2007. ¿La razón? Que hay un 12 por ciento de bajas laborales y un elevado absentismo en la Policía Local porque sus representantes sindicales están negociando el convenio.

La población de El Ejido supera los 85.000 habitantes y fue uno de los municipios españoles donde el partido de extrema derecha logró sus mejores resultados: un 25 por ciento de apoyo popular y 7 concejales.

La noticia ha sido adelantada por el diario El País, en una información firmada por Javier Martín-Arroyo en la que resalta que, tras cinco años de colaboración con Interior, el Consistorio alega que “con las bajas de policías locales que sufre no puede supervisar el bienestar de las 36 víctimas de nivel bajo de alerta, del total de 238 vecinas que están en peligro en el lugar, y ha optado por denunciar el convenio con Interior para que la Policía y la Guardia Civil asuma sus funciones de manera temporal".

El alcalde Góngora asegura que Vox no ha influido en su decisión, pero lo cierto es que el portavoz ultra, Juan José Bonilla, está “totalmente de acuerdo” con ella porque asegurar conocer “muy bien las denuncias falsas”.

Tensiones internas

Vox llegó a abrir expediente de expulsión a sus concejales Juan José Bonilla y Rosa María Martín de Vox en junio, pero finalmente decidió dar marcha atrás. Ambos habían desobedecido las instrucciones del partido sobre la conformación de la Diputación provincial.

Tras los resultados electorales, a Vox le correspondían dos diputados provinciales, y la dirección del partido estimó que uno de ellos debía ser ocupado por Juan José Ibáñez, concejal por Adra, pero Bonilla y Martín "decidieron apropiarse del cargo", el primero como titular y la segunda como suplente.

La amenaza de expulsión quedó finalmente en nada y las “tensiones quedaron solventadas” tras regresar Bonilla a la disciplina interna renunciando a ser diputado provincial.