Ahora que terminó el concurso tendremos más tiempo para mordisquear y hasta degustar las coplas que nos han regalado las agrupaciones en este año tan raro, de un carnaval con chanclas (y no es un tipo). Yo, que siempre seré un neófito en esto del carnaval gaditano, siempre me acerco con la ingenuidad del que desea ser iluminado por el humor, la sátira y la denuncia. Y así he vivido algunas partes del concurso, como yo lo entiendo, con lágrimas de risa y otras de sentimiento de gran pena.

Que después de dos años del confinamiento y todavía con la pandemia coleteando en vez de olvidarse todo he podido comprobar que el tiempo no puede borrar lo que la pandemia ha dejado. Será olvidada, pero no se puede olvidar. Así lo ha demostrado el carnaval de Cádiz este año que no se han olvidado ni de los sanitarios, ni de las soledades ni de las muertes que nos ha dejado el bicho. Como tampoco se ha olvidado (ahí otra lágrima furtiva) de la lucha por la dignidad de la clase obrera, de esos Astilleros que cuantos más palos reciben más justa es su lucha. Pero curioso sin duda es que hay un tema de la turistificación ha atravesado todo el carnaval. Una ciudad globalizada que va sufriendo todo el daño que produce el turismo de masas, que no respeta ni la identidad ni la naturaleza de las poblaciones de las ciudades viejas.

La turistificación

Un camarero de Cádiz, Jesús Ruiz López, denuncia en su libro ‘Guía básica de supervivencia a la turistificación’ (Atrapasueños, 2021) un modelo invasivo que expulsa a los vecinos y acaba con las identidades locales. Este libro que se ha presentado en el Espacio Quiñones en Conil y otras localidades gaditanas no va en contra del turismo, si no en contra de este tipo de turismo invasor, que no deja tanto como se piensa en las ciudades, pues va todo girando en torno a firmas y empresas multinacionales, desde el barco hasta el café, desde la comida hasta el souvenir, de la garrapiñada al turrón de Alicante. Lo que se diría en otros términos, por poner un símil, es que la actividad extractiva del turismo de masas deja mucha mierda y chupa todo lo que puede. Pero no sólo mierda en forma de basura flotante en la Bahía, si no también mierda de contratos, de precariedad y temporalidad absolutas.

No hace falta para para conocer este fenómeno de la turistificación leer este libro, aunque es muy recomendable, porque podemos aprovechar ahora este carnaval y pegar la oreja y escuchar esas coplas que se han cantado contra la turistificación en casi todas las agrupaciones. Y por último, lo que sí me gustaría destacar y tiene que ver con este modelo de sociedad que estamos construyendo, es el tema dedicado a la heroína por parte de la Comparsa de la Cantera, con “Después de Cádiz, ni hablar”, todo un primer premio que tuvo que ser y no fue este año. No es una copla nostálgica, está llena de emoción pero tristemente también está llena de actualidad.

La influencia del carnaval de Cádiz

Y ya que hablamos de libros y de carnaval, de luz y de cantares, aprovecho esta columna para comentaros el descubrimiento que ha sido para mí el libro Carnaval Pop (Serie Gong, 2021) de Fernando Lobo. Un libro heterogéneo en sus protagonistas (autoras y autores que discurren en sus más de 400 páginas) pero que condensa una buena parte de lo subyace del subtítulo del mismo: huellas del Carnaval de Cádiz en otras músicas actuales.

Evidentemente uno ya se mueve por sus intereses cuando lee un libro y va a lo que le gusta. Hay muchos datos en esta exhaustiva obra, y hay datos de algunas biografías muy curiosas como que la familia del famoso cantante Luis Miguel provenía de San Fernando o el llamado por el autor Caso Canarias con la Chirimurga... dos que me vienen a la cabeza, pero que hay una gran cantidad de anécdotas, historietas y movidas lo suficientemente entretenidas para leerlo de forma amena, y todo con un hilo conductor bien fundamentado, la conexión pop y popular, del carnaval y las músicas populares. Vamos, que te puedes pegar una pechá de información que te va a alegrar la lectura. Le ha salido a Fernando Lobo un libro redondo, sin duda.

La lista de autoras y autores es larga, y cabe destacar la mirada abierta y generosa del propio Fernando, que quien lo conoce, sabe que peca de bonhomía. Así en este libro no podría faltar la FRAC que tantas risas nos han dado con su gaditanismo por bandera, su andalucismo y su coña marinera, sin perder ni el compás (bueno, a veces sí) ni el objetivo de la reivindicación política. O los geniales Antílopez que han inundado las ondas de buen rollo y sentimiento andaluz y carnaval popero genuino de verdad…Y la lista es larga y agárrense que les dejo buena parte de ella: Rocío Dúrcal, Rocío Jurado, Carlos Cano Veneno, Javier Ruibal, José Manuel Soto, Manu Carrasco, David de María, Goergie Dann, Los Mojinos Escocíos, Los Delincuentes, Andy y Lucas, Los Rebujitos, El Kanka (autor del prólogo) y la nómina sigue.

Sin duda el carnaval es luz frente a la oscuridad de estos tiempos; frente a la falsedad de una sociedad cada más egoísta y consumista. El carnaval cada año es luz que a los hombres y mujeres de Andalucía les reconforta y les ayuda a reír, a pensar y a discutir, que todo es preciso.

Yo que siempre seré un neófito en esto del carvanal, que estaré jugando cuarenta años en los juveniles, me rindo ante la evidencia de que, a la luz de sus cantares, nuestros pueblo, nuestra gente, crece. Y gracias a libros como el de Jesús y Fernando la luz se hace más grande.