Al consejero de Presidencia de la Junta, Elías Bendodo, no le gustaba que el Gobierno central acaparara mediante la declaración del estado de alarma la gestión de la lucha contra la pandemia, pero tampoco le gusta que ese mismo Gobierno delegue competencias en las comunidades autónomas, propiciando que vaya a haber "17 navidades distintas y dando 17 mensajes distintos, lo que no es positivo”.

Entrevistado hoy en la Cadena Ser, Bendodo se ha quejado de que el Gobierno de Pedro Sánchez deje en manos de las autonomías la decisión de endurecer o flexibilizar las medidas para frenar los contagios del Covid-19.

Al mismo tiempo, sin embargo, el consejero y portavoz de la Junta ha presumido de que los datos de contagio del virus son ahora en Andalucía “los mejores de la península”, de lo que, al menos en teoría, debería inducirse que la severidad de las medidas también debería ser distinta en unos territorios u otros, en función de sus tasas de hospitalización y contagio.

La opinión de Elías Bendodo en mayo pasado, cuando el Grupo Popular votó en el Congreso de los Diputados en contra de una nueva prórroga del estado de alarma, era bastante distinta.

En declaraciones a Onda Cero recogidas por Europa Press, Bendodo dijo el 4 de mayo que la Junta siempre había apoyado al Gobierno central para hacer frente a la crisis sanitaria, pero añadió que el estado del alarma –que daba todos los poderes al Ejecutivo– era una herramienta excepcional permitida por la Constitución solo en determinadas circunstancias y no podía “abusarse” de ella. Sobre todo, recalcaba, “cuando se ha iniciado una fase de desescalada”.

En la misma línea que el presidente de su partido, Pablo Casado, el consejero aseguraba que había mecanismos legales para sustituir al estado de alarma y que si Sánchez quería el apoyo de su partido tendría que convencer con razones de por qué hay que extender 15 días más ese estado.

La resistencia andaluza en mayo a que el Gobierno central mantuviera bajo su único mando la lucha contra la pandemia se ha trastocado en todo lo contrario en diciembre. La centralización de las decisiones que Bendodo veía con malos ojos hace siete meses, parece echarla en falta ahora.