El Boletín Oficial autonómico confirma que Andalucía se apoyará en la sanidad privada para salir adelante del cuello de botella que padece la atención primaria en la comunidad más poblada de España.

La orden señala que "La Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad, regula la posibilidad de colaboración (…) a través de una doble vía, el concierto y los convenios de vinculación". Así, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) oficializa la tarificación para concertar la Atención Primaria.

El Servicio Andaluza de Salud pagará hasta 150 euros por primeras consultas, 90 euros por consultas sucesivas y 65 euros por consultas sucesivas de atención primaria o 215 euros para procesos que impliquen mecanismos de "alta resolución". Los precios, según confiesan sanitarios de la privada, son una ganga para el sector privado.

La medida ya había sido denunciada por la agrupación de izquierdas Por Andalucía, que filtró el preacuerdo. Con la oficialización de la orden, las filas de sanitarios se revuelven en indignación y aseguran a ElPlural.com que seguirán manifestándose en próximas semanas.

Desde la Consejería de Salud andaluza afirman que es una medida legal y contemplada en otras comunidades autónomas; sin embargo, la tarificación andaluza y el hecho de que los médicos del sector privado puedan intervenir y trabajar en instalaciones de la sanidad pública no encuentra réplica en el mapa sanitario nacional.

“Somos los primeros en privatizar la sanidad pública”

“En algo teníamos que ser –los andaluces– los primeros”, alerta la portavoz socialista en la oposición, Ángeles Ferriz, apostillando en redes sociales que “nadie pone precio a su casa si no va a venderla”.

En la misma línea, los sindicatos señalan el “atropello del rodillo popular” contra las instituciones públicas. A la salida de una mesa sectorial que reunía este martes 2 de marzo a las principales entidades de representación y al gobierno andaluz, los trabajadores calificaron como “paripé” el encuentro.

El distanciamiento entre los sanitarios y el gobierno es manifiesto. “No hacen nada por mejorar las condiciones de trabajo, basan todo el sistema en la voluntad de trabajo y horas extras de los médicos de familia”, explica desde CCOO José-Pelayo Galindo. 

En Andalucía hay 4 provincias posicionadas entre los 11 peores registros para la Sociedad Española de Medicina de Familia y comunitaria (Semfyc) respecto a la media de tarjetas sanitarias por doctor. Sevilla, Huelva, Cádiz y Almería superan los 1400 pacientes de media. De hecho, la Semfyc viene alertando desde el final de la pandemia de la necesidad de unos 10.000 nuevos médicos en el Sistema Nacional de Salud.

“Este cuello de botella lo han originado desde el Gobierno por no invertir. La solución que proponen sin embargo es desviar dinero para la sanidad privada”, expone Galindo, que lamenta que esa inversión de fondos públicos nunca llegará para paliar las necesidades de inversión y formación a la sanidad pública, “como siempre, quieren llevarnos hacia el modelo estadounidense en el que se pagará por toda atención sanitaria”.

“Vuelves a casa derrotada, con la sensación de que algo has hecho mal"

Tras 39 años como médico de familia, la doctora I.M de Albolote (Granada) decidió colgar la bata en diciembre y jubilarse tan pronto como pudo. Su historia muestra como el sistema sanitario termina por matar la vocación sanitaria. “Llevo toda la vida en la pública, pero es que esto nunca había sido así, nunca había visto tal nivel de saturación. Vuelves a casa derrotada, con la sensación del trabajo mal hecho. Ni siquiera duermes porque temes que has hecho algo mal y a veces tienes la vida de la gente en tus manos”.

La degradación de la atención primaria la ha vivido en sus carnes, “entras a primera hora y tienes una lista de 70 personas para atender, pero el problema está en el colapso que provocan las urgencias”, explica sobre su rutina que acaba de dejar atrás. “Lo siento mucho, pero no puedo más, este sistema es inasumible”.

Recién jubilada, explica como las pagas extras o días de descanso que les prometieron durante las urgencias de la pandemia nunca han llegado. El enorme déficit estructural de la primaria evidencia el hecho de que plazas como la de la doctora IM en Albolote no son cubiertas tras la jubilación. Esa carga de trabajo recae en unos compañeros desbordados o, a partir de ahora, en la sanidad privada.

Sin novedad para pueblos y zonas rurales.

El apoyo en la privada y la polémica tarificación que recibirán las empresas sanitarias con dinero proveniente de los fondos públicos no tendrá beneficio en las zonas rurales, donde la presencia de la medicina privada es residual.

“Aquí no habrá cambio y seguiremos teniendo las urgencias colapsadas”, nos cuenta al tlf desde la puerta de urgencias de un centro sanitario de la Sierra de Sevilla, la doctora M.H.M. 

La realidad que comparten los médicos desde los pueblos es similar, “urgencias desbordadas, si tu centro de salud te da cita para dentro de dos semanas pues te vas a urgencias, aunque sea por un simple resfriado y con este modelo, me temo que todo acabe pasando por urgencias y el SAS en los pueblos sean meramente eso: urgencias”, razona M.H.M. que no espera grandes mejoras en su día a día.

Para Galindo, de CCOO, la nueva orden de la Junta de Andalucía abre un nuevo horizonte para la medicina de los pueblos y zonas rurales, allí donde faltan más médicos, “ahora esos médicos llegarán del sector privado a los pueblos”, sospecha, lo que hará que, a la larga, nunca haya un servicio estable en estos lugares.

Ante esta “privatización encubierta”, más de ocho millones de andaluces deberán resignarse con tonadilla carnavalera ante la nueva dinámica de la sanidad privada en el sur de España, a larga es posible que la nueva sintonía implique rascarse el bolsillo.