“Por estas calles la compasión ya no aparece/y la piedad hace rato que se fue de viaje/”. Los dos primeros versos de la canción “Por estas calles” del cantautor venezolano Yordano han acudido a mi mente al ver este fin de semana la película Joker y pensar en la ola de disturbios que recorre el planeta.

Manifestantes embozados y antidisturbios, que anticipan los futuros robots policías que están a punto de llegar, son los protagonista de una batalla campal que se repite casi como un espectáculo para el consumo mediático y que redunda en millones de clips de violencia enlatada rumiados una y otra vez en las redes sociales.

La violencia y el mal son más atractivos a la hora de construir un relato, una novela o una película que la empatía y el bien. Lo saben bien los estrategas que están detrás de Trump, Putin, Bolsonaro, Torra, Salvini, Johnson, Erdogan, Orban... que se benefician de la polarización social y del maniqueísmo que demoniza al que no piensa “como los nuestros.”

En estos tiempos inciertos y líquidos en los que la sensatez y la valentía parece que se han ido de viaje para siempre, los integristas de uno y otro signo reclaman liderazgos fuertes y diálogos en los que se imponga su monólogo. El discurso sosegado y reflexivo de los dirigentes más cabales queda anegado por oleadas y oleadas de tuits incendiarios que mantienen a las sociedades en un estado de cabreo permanente.

En el contexto descrito el pesimismo se expande y el optimismo se encoge, creando una atmósfera de miedo difuso a todos los argumentos que no refuerzan nuestras opiniones y nuestros prejuicios y erosionando gravemente las convicciones democráticas de la inmensa mayoría que quiere vivir en paz y sin violencias.

Los buenos se baten contra un ‘malismo’ sin complejos que resucita los peores fantasmas del pasado y los atavismos más perversos de la condición humana. Por eso hay que reivindicar el buenismo de Obama y Zapatero, las alianzas cívicas entre culturas, el pacifismo, el feminismo y todo lo que irrita a los fanáticos y a los integristas.