Tras la alegría y satisfacción por la aprobación por la Unesco de los enclaves del Parque del Retiro y el Paseo del Prado como Patrimonio Mundial, ahora, con más sosiego y reflexión, analizamos que la decisión adoptada este pasado domingo en China por el 44º Comité de Patrimonio Mundial, ha supuesto toda una sorpresa para el actual equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid pues ni creía en el proyecto, ni había hecho nada por obtenerlo sino que, más allá aun, el alcalde Martínez-Almeida puso en peligro esta, ya de por sí difícil, decisión. Como informábamos ayer desde este medio, fue la decisiva, continuada y eficazmente convincente del Embajador español ante la Unesco, Andrés Perelló, quien logró convencer a 15 países renuentes inicialmente a la aceptación de estos espacios como patrimonio mundial.

Las razones del rechazo inicial eran varias. Por un lado la dificultad de los delegados de la UNESCO a aceptar como relacionados y unidos dos espacios sin continuidad histórica. Por otro el ser una zona con 8 vías en avenida y con una alta tasa de contaminación.

Pero había otra potente razón para el rechazo y que flotaba enormemente en el ambiente del salón de la ciudad china de Fuzhou donde los delegados de 21 países escuchaban la convincente defensa de Andrés Perelló. Esta no era nada más ni menos que la escasa, por no decir nula, convicción del alcalde y de su gobierno local en traerse para España la designación. Y es que se percibía que sí por Almeida hubiera sido, una propuesta de construcción urbanística en forma de parking con mucho cemento y superficie y con una enormidad de movimientos de vehículos, se habría llevado a cabo en frente al Retiro. De haber prosperado esta iniciativa del alcalde, se hubiera dado al traste con la nominación de la Unesco y hoy, sin duda alguna, no estaríamos celebrando la aprobación de que Madrid esté en la lista de ciudades con enclaves declarados Patrimonio Mundial. Por eso ha sonado algo hipócrita y frívolo las lisonjas que Ayuso ha regalado a Almeida y las medallas que el alcalde se ha atribuido.

El parking que quería Almeida construir frente al Retiro iba a tener una capacidad de 1000 plazas y se iba a ubicar debajo de la calle Menéndez Pelayo. En concreto se situaba desde la calle O'Donell hasta la calle del 12 de Octubre. Pretendía ocupar cinco manzanas y. En la superficie se eliminará una fila de aparcamiento para ampliar la acera.

El polémico macroparking de El Retiro

En el momento de conocerse el proyecto del PP recibió críticas desde distintos sectores. Por un lado fueron los propios residentes en la zona que llegaron a recoger hasta más de 30.000 firmas. Los vecinos alertaban del peligro de que el parking atraería más tráfico del que ya es habitual en la zona, y, por ende, aumentaría la contaminación.  

En línea similar caminaban los ecologistas que recordaban al Ayuntamiento de que se trataba de un parking pegado al pulmón verde de la capital. Subrayaban como peligroso que en esa zona se hallaba precisamente el punto de contaminación más alto de la capital. Alertaban también del enorme ruido que ya se soportaba, superior a los recomendados por la OMS.

¿Y por qué el proyecto en el que estaba empeñado el alcalde Martínez-Almeida no prosperó? Pues no lo hizo porque en lo que se consideró una pequeña crisis de gobierno, su socio, Ciudadanos, se lo echó para atrás al considerar que "Un proyecto de estas características, de estas dimensiones y en un lugar céntrico y emblemático de esta ciudad es una anomalía en el ámbito europeo". Con ese argumento sumándose a los votos de PSOE y Más Madrid, los socios naranjas votaron en contra del parking primero en el pleno de distrito y posteriormente en el consistorial. El grupo municipal de Ciudadanos llegó a calificar el empeño constructor de Almeida como "discordante con las políticas que se impulsan en otras ciudades de nuestro continente".  

Los naranjas podrían ahora sacar pecho de la designación de la UNESCO pues entre los argumentos que barajaron y que obligaron al PP a retirar su propuesta, uno suena ahora a acertado: “El parking choca con los límites de la candidatura del Prado y el Buen Retiro como Patrimonio Mundial de la Unesco". Eso ocurría el 18 de febrero de 2020, el día en el que Martínez-Almeida, orgulloso alcalde ahora por la designación, pudo y quiso cargarse que el conjunto del Prado y del Buen Retiro fueran reconocidos Patrimonio Mundial.