Estupefacción, sorpresa y mucha indignación. Son las principales sensaciones que transmiten los alcaldes de los municipios confinados en la Comunidad de Madrid, todos gobernadas por el PSOE. Hasta el punto de que, según ha podido saber ElPlural.com, han planteado desobedecer las órdenes del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso y ceñirse a las recomendaciones del ministro de Sanidad, Salvador Illa, quien esta mañana ha sorprendido con una rueda de prensa, cinco minutos antes que el Ejecutivo regional, para echar por tierra las medidas planteadas. De hecho, el consejero de Sanidad, Enrique Ruíz Escudero, se ha negado a comparecer para anunciar las medidas porque estaba en desacuerdo con ellas y pedía seguir los mismos criterios que el ministro.

El esperpento ha llegado con la reunión con los alcaldes confinados, a los que se les ha convocado media hora antes, sin conocer ni datos de contagiados ni las zonas confinadas. Hasta tal punto ha sido la sorpresa que los alcaldes ya confinados han sabido que Alcorcón se unía a la lista al aparecer en las pantallas de sus ordenadores la cara de Natalia de Andrés, la alcaldesa socialista, incluida en la videollamada a última hora.

La incredulidad era máxima entre los alcaldes, que sienten que son castigados en función del color político de su gobierno. Con castigos en ambas direcciones. Por ejemplo, el alcalde de Parla, Ramón Jurado, lleva toda la semana pidiendo que se confine a todo su municipio, en lugar de zonas, con lo que supone la falta de comunicación entre sus propios barrios. No se le ha concedido. Mientras, municipios donde debería haber confinamiento, por superar la supuesta frontera de la tasa de incidencia de más de 1.000 casos por 100.000 habitantes, vuelven a ser perdonados.

El malestar ha llegado a tal punto que ya se habla entre ellos de “rebelión” y aseguran estar estudiando llevar las medidas de restricción más allá de lo que dicta la Comunidad de Madrid y empezar a obedecer los criterios que hoy ha marcado el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Es decir, mayores zonas restringidas de movilidad, prohibir el consumo en las barras de los bares en todas las zonas, limitar aforos al 50% en terrazas y hacer explícita la necesidad de “evitar cualquier movimiento innecesario”. Y fijarse como baremo la tasa de incidencia de 500 y no la supuesta de 1.000 de la Comunidad de Madrid.

El caso que más indigna a los alcaldes confinados es el de Torrejón de Ardoz, municipio del noreste de Madrid que es un feudo obrero de voto al PP. Allí, la zona básica de salud de Las Fronteras tiene una incidencia de 1.150 casos, pero vuelve a librarse de las medidas restrictivas. Lo mismo ocurre con Lavapiés, con una tasa de 1.037 casos por 100.000 habitantes.

En cambio, zonas nuevas que se unen a las restricciones están muy lejos de los datos de Torrejón de Ardoz. El caso más llamativo es el de Alcorcón, que tendrá que confinar la zona de Miguel Servet, con 1.006 de tasa, además de Doctor Trueta, con 1.184. Se suma otra zona de Fuenlabrada, Panaderas, con 1.078 casos de tasa. 

Además, la Comunidad de Madrid vuelve a cebarse con los barrios obreros de Madrid. Extiende el confinamiento a dos nuevas zonas de Vallecas, Rafael Alberti y Campos de la Paloma, con tasas de 987 y 989. También García Noblejas, en Ciudad Lineal, con 953 casos. Vicálvaro-Artilleros, otro barrio de entidad trabajadora, con 1.035 casos y Orcasitas, en Usera, con 1.046 de tasa.

Los alcaldes confinados también critican que no se les ofrecen los datos día a día para confirmar la evolución de sus zonas y manifiestan “dudas” sobre su veracidad. Y critican el “descontrol” sobre los test prometidos y cómo se van a realizar. “Esto no es serio”, señalaba a este periódico uno de los regidores confinados.