El coronavirus dejó una situación sin precedentes en las residencias de mayores de toda España. Esto es así, con escasez de material y de medidas de seguridad, y con condiciones totalmente desfasadas para los profesionales de estos centros, pero queda la sensación de que en ocasiones las administraciones y los responsables podrían haber hecho algo más.

A veces las deficiencias o, directamente, la mala praxis, fueron protagonistas en estos centros de la tercera edad. Seguramente el caso más palpable sea Madrid, cuyas actas publicaba hace poco ElPlural.com. Ahora, este medio ha podido acceder a un informe enviado por la Confederación Intersindical-Galega (CIG) a la Fiscalía Superior de Galiza el 26 de marzo de 2020.

En los registros que el sindicato expone queda claro la falta de material de protección, así como las condiciones, en ocasiones sobrehumanas, a las que se enfrentaba el personal que combatía el virus. El documento que ha podido leer este medio fue remitido por el sindicato al órgano jurídico después de que éste solicitara información sobre la actuación de la Xunta en determinadas residencias de la tercera edad.

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En él, la CIG refleja una situación totalmente desoladora en los centros de mayores. Página por página, y provincia y provincia. En Pontevedra, se repiten frases del tipo “no hay material de aislamiento, respiratorio y equipos especiales para todo el personal (…) tienen escasez de máscaras (una por trabajadora y cambio). No hay batas ni gafas”, “no cuentan con materiales”, “escasez de todo tipo de material autoprotección” o “les dan una mascarilla quirúrgica por día”.

En centros de A Coruña, exactamente lo mismo. El sindicato lamenta que no hay EPIS para atender a pacientes de residencias en las que estaban pendientes de test, o que proporcionan al personal “una mascarilla cada dos días”, pero no dotan de batas o gorros.

Requerimiento de personal “con urgencia” o pruebas “después de mucho reclamar e insistir”

En otro orden de cosas, la CIG pide “personal de refuerzo con urgencia” en centros en los que “hay bajas que tardan en cubrirse”. “Solo tienen guantes y las mascarillas para reutilizar hasta que aguanten, incluso una semana”, muestran los datos de otro centro de la tercera edad.

Dentro del documento hay ejemplos especialmente llamativos como el de la Residencia de Ferrol: “Facilitan mascarillas quirúrgicas al personal cada cuatro días para reutilizar, para las enfermeras y auxiliares dieron mascarillas FFP1 (hace 15 días) y quirúrgicas, todas ellas para reutilizar (…) Para casos sospechosos de Covid se facilitaron buzo no impermeable, bata plástica impermeable, guantes dobles de nitrilo, máscara FFP1 y quirúrgicas conjuntamente. Gafas y pantallas (no conforme a la normativa de prevención de riesgos. Para casos confirmados de Covid está salvado en coordinación con los equipos especiales para Covid, pero son escasos y no hay todo para todo el personal. No hay máscaras FFP3 para casos de aerosoles (…) Prueba para confirmar o descartar contagio a todo el personal residente el día 20, y a todo el personal trabajador de este centro el día 21; Después de mucho reclamar e insistir”.

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También destacan otros como el de la Residencia de Maiores Porta do Camiño Santiago de Compostela, donde 80 usuarios contagiados fueron trasladados al Hotel Congreso: “Están haciendo tres cuartos con los mismos guantes, no hay sábanas, no hay nada. 25 ingresos (…) horas y más horas seguidas con los mismos EPIS (de 8:00 a 15:00). Descanso para comer de 15 minutos y vuelta a empezar (…) turnos continuados de 12 horas”.

“Una auténtica esclavitud” que, lamenta el sindicato, “no parece la más adecuada para la salud psíquica del personal ni para mantener un correcto seguimiento”. “Están obligando a presentarse a trabajar personal dos Centros de Día do Consorcio sin información alguna, ni de medidas a tomar ni de instrucción a seguir, con el agravante de desconocer el centro, lo que pone en riesgo al personal y las personas que ingresen”, añade.

“Estoy harta de ti y de tus puñeteras camareras”

El sindicato se reconocía especialmente preocupado por la situación de la residencia de mayores Asistida Volta de Castro, donde relata un episodio cuanto menos alarmante.

La CIG lamenta que la directora del centro, en un primer momento, indica al gobernante que “no es necesario el uso de mascarilla quirúrgica y que éste debería reservarse para más adelante, ya que no había stock en la Xunta y el Gobierno Central no las mandaba”. Así, siempre según el testimonio recogido en el informe, la directora habría indicado al gobernante incluso que diera órdenes al personal de su departamento (camareras o limpiadoras) para no usar mascarillas en escenarios en los que ya existían normativas -antes del Covid-para emplearlas (manipulación de alimentos, por ejemplo).

Las líneas a las que ha tenido acceso este periódico también exponen que la directora “recorrió los pisos con los coordinadores de enfermería retirando cajas de mascarillas que siempre se han encontrado a disposición del personal”. En una de estas, cuando la persona responsable se plantó ante la decisión de la directora encontró como respuesta, por parte de la propia directora y de una de las coordinadoras, respectivamente: “Estoy harta de ti y de tus puñeteras camareras” o “Las camareras antes de usar las mascarillas deberían aprender a lavar las manos”. Así las cosas, no es hasta el día 19 de abril cuando la directora habría dado la orden a que el personal utilizara mascarilla quirúrgica.

Acta CIG

Informe CIG.

 

Y pasamos a Lugo, donde los episodios de repiten: “Problemas con los protocolos a seguir”, “una mascarilla por turno y persona”, material “escaso”, “no se están usando mascarillas”, “tienen que ir tirando con el material” o “están pendientes de que les realicen los test”, son máximas que se repiten una y otra vez.