¿Lo sabían? Pues hace más de un siglo, desde 1911, que existen los 'guardianes del cielo' —algo así como los “ángeles del tiempo”— que en Castilla y León son 311 personas voluntarias que, con su constante trabajo altruista, a diario, desde su pueblo o el patio de su casa, ayudan a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) a recoger datos que son claves para detectar y predecir fenómenos meteorológicos y realizar estudios climáticos.

Así que la AEMET de Castilla y León, aprovechando el Día Meteorológico Mundial, ha rendido homenaje a estas personas, repartidas por todo el territorio, reconociendo públicamente su labor, “indispensable” —así se califica desde la Delegación del Gobierno— en la elaboración de los datos que la Agencia recaba para sus investigaciones y estudios climáticos a nivel regional, provincial o local, así como informes sobre el cambio climático y sus consecuencias: virulencia de incendios forestales, inundaciones o sequías.

30 años recogiendo datos

Estos ‘Guardianes de los cielos’ llevan en la tarea, sólo por amor al arte, más de 30 años recogiendo datos de las estaciones pluviométricas instaladas en sus localidades de residencia, en muchos casos, en los patios de sus propias casas, una tarea que es “clave” para completar los datos recogidos por el personal de la Agencia y una contribución fundamental que aportan a los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales y, por tanto, a la seguridad y bienestar de toda la sociedad, afirmaba hace unos días durante el homenaje que se les ha dedicado en Valladolid el subdelegado del Gobierno, Jacinto Canales.

Las anotaciones diarias de las personas que componen esta red, añadía Manuel Mora, delegado territorial de la AEMET en Castilla y León, “permiten ampliar la información obtenida por los observatorios atendidos por el personal de la AEMET”.

Vocación de servicio público

Desde la Delegación del Gobierno en Castilla y León se alaba “la vocación de servicio público” de estos “apasionados por la meteorología y el clima”, de todas estas personas que “ponen su tiempo, su afición y sus conocimientos a disposición de la Agencia de forma altruista, desinteresada y sostenida en el tiempo”.

Se trata de un trabajo diario que contribuye a detectar y predecir fenómenos que, “como hemos podido comprobar este invierno sin ir más lejos, tienen consecuencias para nuestra vida diaria y, aún más importante, para nuestra seguridad".

Premio nacional a una voluntaria zamorana

Precisamente, este año el premio nacional de la AEMET ha recaído en Castilla y León. En concreto, en Isabel Áurea Barrio, que ha sido reconocida por la recogida de datos e información rigurosa y detallada que ofrece desde enero del año 1999 de la estación pluviométrica de la localidad zamorana de Asturianos, un observatorio que empezó a registrar datos de precipitaciones en octubre del año 1966 por el que fuera secretario del Ayuntamiento, Atilano Martín Contreras, hasta 1974, cuando le tomó el relevo la madre de la ahora homenajeada.

Colaboradores premiados en Castilla y León

ÁVILA. La estación pluviométrica de Navacepeda de Tormes comenzó a registrar datos en enero de 1931 hasta 1944. En 1965 se retoma el registro con Alfonso López Gutiérrez, maestro nacional, que cede el testigo en 1982 a Miguel Rubio Brieva. Francisco Javier Nieto Brieva, cartero de profesión, inició su colaboración con la AEMET en el año 1990, concediéndose en 2006 un diploma por sus años de colaboración.

BURGOS. José María del Hierro Villaescuelas, agricultor de profesión, fue el encargado de iniciar los registros en la estación pluviométrica de San Llorente de Losa en enero de 1992. Más de tres décadas después, mantiene su colaboración con la AEMET.

LEÓN. La estación de Carucedo comenzó su andadura como estación termo pluviométrica en el año 1983. Seis años más tarde, en 1986, Joel Fernández Palacios, un joven estudiante de 19 años, hoy convertido en agricultor, empezó a registrar datos manteniendo su actividad hasta hoy.

PALENCIA. José María Ibarlucea Merino es el encargado de estación pluviométrica de la localidad palentina de Villoldo desde el año 1990, 23 años después de que Raimundo Villa Gómez, alguacil del Ayuntamiento, iniciase la andadura de la estación.

SALAMANCA. Iluminada Holgado Vicente es la encargada de trasmitir los datos de la estación pluviométrica de Puebla de Yeltes que tiene instalada en el patio de su casa desde el año 1993. Una estación cuya andadura empezó en marzo de 1971 de la mano del párroco Luis Santiago Sánchez.

SEGOVIA. La estación pluviométrica de Hontalbilla comenzó a registrar datos de precipitación en 1955 de la mano del maestro Rafael Corral Sanmillán, que recogía los datos desde el patio de la escuela. Posteriormente, cogió el testigo Sara Merino Garrido, profesora de EGB, y distintos profesores que por traslado dejan la localidad. Desde el año 1998, Jacinto Miguel Garrido es el encargado de ofrecer los datos a la AEMET, labor por la que en 2012 ya se le hizo entrega de un diploma de reconocimiento.

SORIA. En la localidad de Morcuera se instaló la estación pluviométrica en el año 1968, concretamente en el atrio de la iglesia y con el párroco Antonio Juez Pastor como encargado de recoger los datos. Una labor que continúo Antonio Palomar Palomar. En 1989 se llevó a cabo el cambio de emplazamiento de la mano de Ricardo Crespo Montejo, que lleva registrando los datos de la estación hasta la actualidad.

VALLADOLID. En la localidad de Medina de Rioseco en 1931 se instaló una estación pluviométrica, que en 1943 comenzó a registrar también las temperaturas diarias, hasta 2008 que se instaló una estación automática THIES, que registra datos de precipitación, temperatura, viento y humedad. Es en esta estación donde José Luis Gil San Modesto inicia su colaboración con AEMET.

ZAMORA. María Soledad Río Álvarez inició su colaboración con la AEMET en 2001 a propuesta del maestro Francisco Crespo Pascual, el encargado de la estación pluviométrica de Fornillos de Aliste desde 1967. La labor de María Soledad ha sido premiada además en 2010 con un diploma de la AEMET.

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