Dice el rico refranero español que rectificar es de sabios. José Manuel Soria dio un paso atrás, a petición del Gobierno, y rechazó el cargo que Luis de Guindos había reservado a dedo para él gracias a la presión mediática. El ministro de Economía podría haber aprovechado ese momento para lavar la cada vez más desaseada imagen del PP, sin embargo, optó por enturbiar aún más su reputación. El elegido para sustituir al panameño Soria ha sido Fernando Jiménez Latorre, cuyo oscuro pasado alteró al propio Tribunal de Cuentas.

Las gallinas que entran por las que van saliendo

Como si de un partido de fútbol se tratase, sale Soria y entra Latorre. Delantero por delantero, Nada cambia. Si uno figuraba en los Papeles de Panamá y mintió al respecto -con alevosía y asiduidad-, el otro ocupó un alto cargo de una empresa que opera desde un paraíso fiscal y otorgó un contrato público a su antigua empresa.

Economía otorgó una adjudicación a dedo cuando él era secretario de Estado de Economía y la compañía adjudicataria era su exempresa

Rescate bancario, Bankia, Latorre y un contrato público a dedo

Todo comenzó en el año 2012, en plena crisis económica y con el rescate bancario como telón de fondo. Jiménez Latorre trabajó para NERA Economic Consulting, filial del Grupo Oliver Wyman, entre diciembre de 2009 y febrero de 2012, desempeñando un alto cargo: era apoderado. En la primavera de 2012, tras la convulsión generalizada que provocó el rescate de Bankia, el Ministerio de Economía urgió al Banco de España (BE) a realizar un test a la banca española para determinar su verdadera salud. El BE aceptó. ¿Y quién era el secretario de Economía y número dos de Luis de Guindos en aquel momento? Efectivamente, Fernando Jiménez Latorre. Y claro, éste no dudo en conceder la adjudicación del contrato público para hacer la evaluación a su antigua empresa: Oliver Wyman.

No se vayan, que viene lo mejor: el Tribunal de Cuentas entra en escena

El contrato fue otorgado a Oliver Wyman y a otra compañía, Roland Berger. El Banco de España corría con todos los gastos. Y el problema viene cuando el Tribunal de Cuentas cuestiona la adjudicación y la transparencia del proceso.

Según publica El Español, el contrato alcanzó los 7,2 millones, y el Tribunal de Cuentas señaló que la factura se realizó a “tanto alzado” y sin desglosar qué cantidad del montante se destinaba y a qué.

Pero este organismo no se quedó ahí. Para otorgar un contrato de esta magnitud y naturaleza, la empresa adjudicataria debe contar con un certificado de la Agencia Tributaria que constata que está al corriente de pago con Hacienda. Y Oliver Wyman no lo tenía en ese momento: “En dicho expediente [el contrato] el certificado de la AEAT de encontrarse el adjudicatario al corriente del cumplimiento de sus obligaciones tributarias era de fecha 9 de octubre de 2012, cuando el contrato había sido formalizado el 20 de julio de dicho año”, según el Tribunal de Cuentas.

Un contrato en inglés

Otra de las irregularidades de la adjudicación es el idioma en el que está redactado el contrato. Según la legislación vigente, debía haberse redactado tanto en inglés como en español, pero únicamente se utilizó el inglés. Según el Tribunal de Cuentas, “incumplió la previsión contenida en el artículo 36 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común” lo que “daba lugar a restricciones tanto para la comprensión como para la interpretación de su contenido y, por tanto, para el control y verificación del cumplimiento de las prestaciones comprometidas”.

Y para más inri…

Como guinda de este pastel, se creó un comité para supervisar y coordinar la evaluación de ambas firmas (Oliver Wyman y Roland Berger). ¿Y quién fue nombrado presidente? Latorre.

Es decir, Fernando Jiménez Latorre fue el presidente del comité que controlaba la actividad de una empresa a la que su ministerio le adjudicó el contrato a dedo, con el añadido de que él había trabajado para aquella compañía.

Delaware

Fernando Jiménez Latorre no tiene el privilegio de aparecer en los famosos Papeles de Panamá, pero eso no quita que no tenga relación con algún paraíso fiscal. Y es que, según desveló Okdiario, el exsecretario de Estado de Economía fue apoderado de la empresa NERA, cuya sede radica en Delaware (EEUU).

Se podría decir que este estado es un pseudo paraíso fiscal, ya que no es considerado como tal en España, pero sí en otros países.

Todo queda en familia

Luis de Guindos, José Manuel Soria y Fernando Jiménez Latorre pertenecieron al cuerpo de técnicos comerciales del Estado. De hecho los tres son de la misma promoción

Con este nuevo nombramiento, hemos pasado del dimitido por aparecer en los Papeles de Panamá y mentir al respecto; a un hombre con un pasado desconocido hasta ahora, pero igualmente oscuro y cuestionable.