Cada lector espera de una biografía una cosa diferente. Hay quien está más interesado en adentrarse en los rincones más secretos del biografiado, ya sea por curiosidad malsana o por simple deseo de conocer más de la persona. Hay quien apenas tiene interés por los datos más, diríamos, mundanos, y prefiere el relato vital que pueda lanzar algo más de luz sobre la obra –en caso de estar ante un escritor, cineasta, pintor…-. También quienes prefieren una mayor abstracción del tema vivencial y desean poder encontrarse una narración sobre la creación antes que sobre la vida, más cercanos al ensayo analítico que al género biográfico. O bien aquellos que buscan en la biografía que los contornos personales y artísticos del biografiado vayan más allá de su persona y, su vida y obra, sean también un elemento que ayude a entender los diferentes momentos de su proceso creativo, es decir, que su vida y su creación sirva como puente para acceder a una época, a unas ideas, a un momento.

Una de las grandes cualidades de Roth desencadenado, título que juega con la novela de Philip Roth Zuckerman desencadenado, escrito por la ensayista y crítica literaria Claudia Roth Pierpont, es que consigue aunar todo lo anterior con enorme agilidad, dando forma a la biografía de uno de los grandes nombres de la literatura norteamericana del siglo XX, y parte del XXI, pero a su vez, en su relato, hablar de la historia y la literatura norteamericana desde los años cincuenta del pasado siglo hasta prácticamente nuestros días. Pero por supuesto, sin olvidar que, en el fondo, estamos ante un retrato personal. Todo queda perfectamente equilibrado, y si bien es cierto que evita indagar en algunos aspectos más escabrosos, Roth Pierpont no rehúye ser crítica cuando es necesario, tanto en aspectos personales como creativos cuando analiza la obra de Roth. No obstante, no puede soslayar mirar la obra de Roth a la luz tanto de sus vivencias personales, mostrando que gran parte de sus novelas son respuestas a un momento determinado de su vida, como del contexto en el que nacen, lo cual resulta revelador a la hora de entender sus obras y su proceso creativo.

Sus primeros conflictos con la comunidad judía por sus relatos, su primer gran éxito con Goodbye, Columbus, la enorme controversia con El mal de Portnoy, obra que junto a Parejas de John Updike, publicadas con un año de diferencia, suponen sendas miradas a una sociedad cambiante, la búsqueda de un estilo con novelas como Nuestra pandilla, La gran novela americana o Mi vida como un hombre, su relación con los autores del bloque de la Europa comunista… representan las primeras dos décadas de una obra que va tomando forma poco a poco, con irregularidad creativa y enfrentando a Roth constantemente con la crítica; sobre todo con la feminista, un asunto presente en todo momento en la biografía. Novelas iniciales que van revelando a un escritor que va construyéndose en relación a sí mismo, a la tradición literaria de su país y a los escritores que admira, como Saul Bellow y Bernard Malmud a la cabeza; o, en otros aspecto, John Updike, con quien mantuvo una relación muy interesante y, en algunos aspectos, incluso divertida. Roth Pierpont también se detiene en la relación y en las polémicas surgidas de su matrimonio con Claire Bloom o con el resto de sus esposas, no hubo ninguna con la que no tuviera problemas y que, a su vez, influyera de una manera u otra en su obra. La realidad de la política norteamericana acaba estando presente en sus novelas: Roth Pierpont logra trazar un recorrido por ella a través de Roth, de su obra, lo cual amplía el sentido de la biografía más si cabe.

Después, aparecen los alter ego de Roth. Primero lo hará en 1972 David Kepesh en El pecho, a quien recupera en El profesor del deseo en 1977 y, muchos años después, en El animal moribundo, en 2001. Más importante es Nathan Zuckerman, cuya relación con el propio Roth bien podría ocupar realmente un análisis exclusivo, personaje que aparece en 1979 en La vista del Maestro, Zuckerman Unbound, La lección de anatomía y La orgía de Praga, esta última publicada como epílogo para Zuckerman encadenado, que reúne todos los títulos anteriores. Pero Zuckerman volverá a aparecer en La contravida, America Pastoral, Me casé con un comunista, La mancha humana y Sale el espectro. Roth Pierpont lleva a cabo un magnífico análisis sobre la relación de Roth con sus dos personajes, sobre el momento en el que recurre a ellos y, sobre todo, de cómo de una novela a otra sufren una evolución casi orgánica que no solo acompaña la vida de Roth, sino que en muchos casos son respuestas a las realidades sociales y políticas del país.

Roth desencadenado tiene, además, la gran virtud de ser una lectura tan recomendada para aquellos que conozcan la obra de Roth, ya sea total o parcialmente, como para quienes no se hayan acercado nunca a ninguna de sus novelas. También para poder revaluarla, para entenderla en su contexto, para saber de dónde proceden, a que responde. Y esto se debe a que Roth Pierpont demuestra gran conocimiento con la obra de Roth y a que sus análisis evitan el lenguaje académico más cerrado para acercarse a las novelas de una manera profunda y reflexiva pero sin resultar en momento alguno arduo de seguir para el lector. En definitiva, una excelente biografía-ensayo que alimenta las ganas de regresar a las novelas de Roth.