Para los colectivos LGTB este martes es un día agridulce. Dulce porque pueden celebrar que se cumplen 26 años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) abrió los ojos y dejó de considerarles como personas enfermas. Agrio, porque este día no tendría que celebrarse si nunca hubieran estado en esa lista junto a enfermedades y epidemias víricas. Pero también porque existe una parte del colectivo que sigue estando señalados e incorporados en dicho catálogo: los transexuales.

Si seguimos escarbando, pronto descubriremos que en este día puede que acabe ganando el mal sabor. Según ha denunciado la Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA) las personas no pueden hablar o mostrar libremente sus sentimeintos y orientación sexual en gran parte del mundo.

Y es que, en pleno 2016 es cierto que las leyes que favorecen a estos colectivos siguen avanzando, pero lo es aún más que la represión continúa o incluso crece. Esta es la realidad, un mundo en el que si eres homosexual puedes acabar en la cárcel en 75 países o enfrentarte a la pena de muerte en 13.

Mauritania, Irán, Iraq, Sudán, Arabia Saudi, Yemen, Afganistán o Pakistán son sólo algunos de los países en los que los homosexuales deben vivir de forma clandestina pues, de ser denunciados, los gobiernos de sus países consideran que deben morir para pagar por el crimen cometido..

Los frutos de la lucha por los derechos

Pese a ello, no todas las cifras son negativas. Aunque no siempre fue así, ya son 76 los países en los que se han aprobado leyes antidiscriminatorias que incluyen la protección legal o que han tipificado delitos concretos de odio u homofobia.

Además, cada vez son más los países en los que las personas del mismo sexo pueden unirse de manera legal. En España, Portugal, Francia, Noruega, Brasil, Argentina, Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica… y así hasta 34 países reconocen el matrimonio homosexual y 27 reconocen su derecho a adoptar.