La ministra de Empleo, Fátima Báñez, durante su intervención en la sesión de control al Gobierno celebrada en el Congreso de los Diputados. EFE



¿Qué tiene que ver el Ministerio de Empleo con la Ley del aborto? ¿No es un asunto que sí compete a los Ministerios de Justicia por un lado y de Sanidad, Bienestar Social e Igualdad por otro? A falta de que el nuevo ministro de Justicia, Alberto Catalá, lo sea legalmente y pueda ejercer como tal y dado que la ministra de Justicia en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, tenía una reunión muy importante en Moncloa. ¿Lo lógico no hubiera sido que la ministra de Sanidad, Ana Mato, fuera la encargada de intervenir en la interpelación de IU sobre el aborto? Más preguntas: ¿Acaso la ministra de Sanidad no sabe nada sobre el aborto y leyes del aborto como no sabía quién paga sus viajes o las fiestas de cumpleaños de su casa? ¿El mismo discurso que le prepararon a Fátima Báñez no se lo pudieron pasar a ella para que lo leyera? La dimisión de Gallardón ha traído otros efectos colaterales también llamativos.

Rajoy no improvisó
Vayamos por partes. El presidente del Gobierno no improvisó, ni mucho menos, el momento en el que anunció la retirada de la reforma de la Ley del aborto: en un foro de comunicación, en un 'canutazo' a los periodistas y horas antes de irse a China. Mariano Rajoy sabía perfectamente que su anuncio provocaría la dimisión inmediata de Gallardón. En mi opinión hay un dato relevante, Rajoy hizo el anuncio justo el día antes de que la contrarreforma de la Ley del aborto fuera a monopolizar el debate en el Congreso de los Diputados, con pregunta del PSOE por un lado e interpelación parlamentaria de IU al ministro de Justicia por otro. Si se retiraba la contrarreforma ni la pregunta del PSOE ni la interpelación de IU tenían sentido y el PP ya no quedaría ante los ojos de millones de españoles como un partido ultraconservador que Gobierna guiado por una única confesión religiosa, la católica. Tampoco estaría Gallardón como ministro, pero eso es lo de menos.

Sustitutos: Catalá y Fátima
Cuando en agosto el Gobierno y el PP filtran que su Ley del aborto se retirará, Gallardón contraataca filtrando que dimitiría. Y si hay algo que Rajoy no soporta es que alguien le eche un pulso, y menos si es ministro gracias a él. Tampoco creo en absoluto que el sustituto de Gallardón se haya elegido a toda prisa y más que un 'sorayo' es un hombre de Rajoy. Probablemente, y para evitar filtraciones, la única que sabía ayer martes que el presidente iba a anunciar públicamente la retirada de Ley fue la vicepresidenta porque a ella le tocaba la tarea posterior, reorganizar la agenda del PP en el Congreso de los Diputados. Y si Rajoy elige como nuevo ministro de Justicia a un hombre 'suyo', Soraya eligió a una de sus mujeres para dar la réplica a Gaspar Llamazares en la interpelación sobre el aborto. Puede que la importante reunión sobre Presupuestos en Moncloa impidiera a la vicepresidenta y ministra de Justicia en funciones realizar ella la interpelación, pero también es cierto  que Soraya Sáenz de Santamaría no quiere, bajo ningún concepto, hablar de un tema 'feo' electoralmente como es el aborto y considera que Llamazares no está 'a la altura' de su hoja de ruta para ser la sucesora de Rajoy.

Ana Mato: medicamento para la hepatitis
La ministra de Sanidad, Ana Mato, no está imputada en el caso Gürtel pero no sabe explicar porque esa red corrupta le pagó lujosos viajes por el mundo, le hizo regalos de lujo, pago fiestas de cumpleaños y comuniones de sus hijos y nunca preguntó por los cochazos de lujo que aparecían en su garaje. Ella no sabe nada de eso. Pero está en el ojo del huracán porque al mismo tiempo que se desvelaban esas noticias ella imponía los copagos farmacéuticos, liquidaba la Ley de la Dependencia y ha protagonizado los mayores recortes a la Sanidad pública desde que ésta existe en España. Así que tiene orden de Moncloa de no dar entrevistas ni ruedas de prensa. Discursos institucionales y breves declaraciones programadas sobre temas no espinosos, como la repatriación de misioneros afectados por el ébola o el anuncio, largamente esperado, de que Sanidad sí dará el fármaco que combate la hepatitis C y que hasta ahora no dispensaba porque era muy caro. Cuando Sanidad negaba el tratamiento la ministra no daba la cara, el anuncio positivo si lo hace ella. Y el anuncio lo hace justamente hoy, para que nadie pueda decir que se oculta de la prensa el día que Fátima Báñez en vez de hablar de empleo habla del aborto.

Fátima Báñez, el lazarillo fiel
Es de sobra conocido que la vicepresidenta y Fátima Bañez son amigas desde hace muchos años y también es conocida la 'devoción' de la ministra de Empleo hacia Soraya Sáenz de Santamaría. Basta repasar algunas imágenes para constatarlo, como aquellas en las que en los pasillos del Congreso le pasa su móvil a la vicepresidenta y antes de dárselo se pone a limpiarlo con fruición. Este mismo miércoles, sin ir más lejos, cuando la vicepresidenta se para en el pasillo del Congreso para relatar lo mucho que ha aprendido de Gallardón y justo detrás de ella vemos a Fátima Báñez con una sonrisa de absoluto embeleso, hasta el punto de que es difícil saber a quién le tiene más devoción sí a la Virgen del Rocío o a Soraya Sáenz de Santamaría. La vicepresidenta ordena y Fátima Báñez obedece feliz y contenta, así que el discurso preparado para responder a Llamazares se lo pasan a ella porque ni Moncloa ni el PP quieren que Ana Mato tenga protagonismo alguno.